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Innovación social y migración Opinión

Innovación social y migración

Álvaro Badilla
Por : Álvaro Badilla Director de Migración de la plataforma 2811.
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La migración, la crisis climática y la desconfianza en la institucionalidad política deben ser vistas como desafíos globales, que se repiten, resuenan, y se propagan, como parte de una sociedad global. Para lo cual debemos situarnos desde una ciudadanía global, que más allá de lo filantrópico que pueda sonar, nos remite a una responsabilidad como especie, como miembros de una comunidad global, donde compartimos una responsabilidad común en la creación de un mundo más justo y sostenible.


Pareciera ser descabellado pensar en escribir sobre migración y no hacer referencia al clima de inseguridad que rodea el ambiente al respecto. Mucho menos dejar de lado la carga negativa de las diversas coberturas, dado el sobreflujo de personas ingresando por el norte del país y los casos policiales que se han hecho conocidos en los últimos meses.

Ahora bien, si queremos entender este fenómeno, altamente complejo y con causas multifactoriales, no solo desde la dinámica de lo “urgente” y toda la maquinación comunicacional y política que eso conlleva, sino desde una mirada sostenible, entendiendo que más que un fenómeno es una realidad, podemos echar mano a la innovación social como herramienta alternativa de entendimiento de lo que implica la migración.

La innovación social nos invita a usar la creatividad como herramienta de colaboración para pensar en los desafíos globales, pero buscando soluciones locales. En este sentido, la migración, la crisis climática y la desconfianza en la institucionalidad política deben ser vistas como desafíos globales, que se repiten, resuenan, y se propagan, como parte de una sociedad global. Para lo cual debemos situarnos desde una ciudadanía global, que más allá de lo filantrópico que pueda sonar, nos remite a una responsabilidad como especie, como miembros de una comunidad global, donde compartimos una responsabilidad común en la creación de un mundo más justo y sostenible.

Además, esto tiene la implicancia de mirar a largo plazo, pensando desde una perspectiva más sostenible, donde la innovación nos permita conectarnos con el estado futuro de las cosas. En un ejercicio de abstracción de las causas remitidas a la migración, de manera de poder proyectar a futuro procesos que se están cimentando. De esta manera, actualmente cobra relevancia poner el énfasis en la sociedad que seremos, donde la heterogeneidad e interculturalidad son procesos que ya se encuentran en tránsito desde hace algunos años, con primeras o segundas generaciones de chilenos con ascendencia extranjera. Así se diluye la dicotomía de la discusión de “nosotros y ellos”, y comienza a ser relevante pensar, desde un enfoque a futuro, los desafíos de cohesión social.

También debemos considerar dos componentes clave a la hora de innovar: tener un liderazgo comprometido con una visión a largo plazo sobre la materia y saber dar pie a la toma de riesgos, a través de soluciones que combinen elementos que no sean las soluciones tradicionales.

Por esto, es fundamental que generemos procesos de innovación social desde la participación social, fomentando la ciudadanía global, para dar pie a propuestas locales, atingentes a las realidades personales de las comunidades. De manera que se puedan construir espacios de colaboración que nos permitan transformarnos en sociedades de acogida que tengan un sentido transversal de bienestar y bien común.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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