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Convención Ramsar en Valdivia: el reconocimiento oficial como Ciudad Humedal del sur de Chile Opinión

Convención Ramsar en Valdivia: el reconocimiento oficial como Ciudad Humedal del sur de Chile

Esperamos que esta nominación pueda ayudar a que el aparato público, en coordinación con las comunidades, la academia y las organizaciones ambientales, pueda tomar un protagonismo efectivo mayor para que la protección de la calidad ambiental de los humedales sea una realidad.


Hace unos días, funcionarios de la División de Medio Ambiente del Ministerio de Relaciones Exteriores se reunieron en la ciudad de Valdivia con personas, instituciones y organizaciones vinculadas a humedales, para entablar un trabajo conjunto con la intención de nominar a Valdivia al reconocimiento internacional de Ciudad Humedal entregado por la Convención Ramsar, por el valor con que la comunidad e instituciones locales están visibilizando estos ecosistemas urbanos y periurbanos. 

La Convención Ramsar es un organismo internacional que reúne a 172 naciones y tiene como misión la conservación y uso racional de humedales mediante acciones locales y nacionales. Con el reconocimiento de Ciudad Humedal buscan animar a las ciudades situadas muy cerca de humedales y dependientes de ellos, a resaltar y reforzar una relación positiva con estos valiosos ecosistemas

La propuesta de la Cancillería, busca que la capital de la Región de Los Ríos sea reconocida con esta categoría internacional, lo que es resultado de la unión de voluntades políticas locales y nacionales, para concretar la presentación y lograr el reconocimiento que actualmente ostentan 43 ciudades en todo el mundo, siendo solo una de ellas del continente americano, específicamente Sackville en Canadá.

Esta postulación se realiza de forma voluntaria, y fue presentada este 29 de febrero por la Cancillería ante la Convención. Ahora lo que queda es esperar la decisión sobre la acreditación de Valdivia como “Ciudad Humedal” que se tomará en los primeros meses de 2025, previo a la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención de Ramsar, programada para julio de 2025.

El reconocimiento de Valdivia como ciudad humedal podría ser muy beneficioso, nos presentaría el desafío de ser un ejemplo en cuanto a la relación de las actividades humanas con la conservación de los humedales, integrando una planificación territorial consciente de su valor y vulnerabilidad, e implementando políticas y recursos públicos que apunten a disminuir las brechas de gestión y les brinden protección efectiva frente a las amenazas que hoy enfrentan estos ecosistemas.

Según el inventario nacional de humedales, Valdivia cuenta con 17 mil hectáreas de humedales a nivel comunal, donde el 84% corresponde a humedales urbanos (MMA, 2020). En esta línea, un logro a reconocer, que permite que la ciudad sea candidata para este reconocimiento internacional, es que el 54% de esta superficie de humedal se encuentra protegido como Santuario de la Naturaleza, o reconocido oficialmente como humedal urbano (Plantae, 2024). Esta red de humedales protegidos como santuarios está compuesta por el Humedal de Cutipay, Humedales de Angachilla, Llancahue, y Río Cruces y Chorocamayo, este último reconocido también como uno de los 16 Sitios Ramsar de importancia internacional para la conservación de aves con los que cuenta nuestro país.

En la actualidad, son varias las personas y organizaciones que reconocen las brechas en esta buena relación de la que debiéramos hacer gala. Las comunidades locales protegen sus territorios, pero muchas veces con escasos recursos que provienen en su mayoría de la autogestión y, lamentablemente, han sido testigos, durante los últimos 25 años, de la pérdida de más de 500 hectáreas de humedales urbanos, equivalentes por lo menos a 25 hectáreas por año. 

Hoy también la ciudad está en una situación que no nos enorgullece, pues uno de los humedales protegidos de la comuna aparece en “la lista negra” de la Convención Ramsar, que es el Registro de Montreaux, que incluye humedales amenazados por la actividad humana a nivel mundial. Y este humedal no es nada más y nada menos que el Sitio Ramsar Carlos Andwandter, o Santuario de la Naturaleza Río Cruces y Chorocamayo, esto por el trágico episodio de contaminación ambiental que ocurrió durante el año 2004, del cual no se ha podido recuperar en totalidad, pese al arduo y significativo trabajo que han realizado las comunidades.

En paralelo, por estos días, el Estado está impulsando la dictación de una Norma Secundaria de Calidad Ambiental, para mantener y recuperar la calidad de las aguas del río Valdivia, también con categoría de humedal. Este instrumento ha sufrido varias “zancadillas jurídicas”, que hasta la fecha han impedido contar con esta elemental regulación, que justamente busca promover el equilibrio entre las actividades humanas y la conservación de humedales. Según las últimas gestiones del Ministerio del Medio Ambiente, esta normativa debiera ser aprobada durante el año en curso, pero, por otro lado, hemos visto un fuerte lobby por parte de la industria local para que no ocurra esta aprobación, indicando que la normativa sería demasiado restrictiva para la mantención de las operaciones industriales y económicas en la zona.

Finalmente, las organizaciones que hoy están a cargo de la protección de los humedales no cuentan con una subvención mínima que les permita una correcta ejecución de programas y actividades, que logren concretar los objetivos de protección y conservación de los espacios que resguardan con mucho esfuerzo y dedicación voluntaria. 

Todas estas realidades son urgentes de abordar para mantener el equilibrio de esos ecosistemas de los que dependen la calidad de vida de las personas y la biodiversidad que nos rodea. 

Esperamos que esta nominación pueda ayudar a que el aparato público, en coordinación con las comunidades, la academia y las organizaciones ambientales, pueda tomar un protagonismo efectivo mayor en esta materia, garantizando que las normativas específicas para la protección de la calidad ambiental de los humedales sea una realidad. Es necesario proponer trabajos bien planificados para frenar por completo la pérdida y eliminación de estos ecosistemas, y apoyando de manera proactiva a las personas y organizaciones que hoy, bajo un gran esfuerzo colectivo y autogestionado, lideran y hacen realidad la protección de humedales de Valdivia. 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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