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Transferencia y propiedad intelectual Opinión Imagen de archivo

Transferencia y propiedad intelectual

Ignacio Sánchez
Por : Ignacio Sánchez Rector Pontificia Universidad Católica de Chile
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En los últimos años hemos observado un significativo incremento en el número de patentes, licencias y emprendimientos, gracias al permanente trabajo orientado a impulsar la innovación tecnológica y su transferencia a la sociedad.


Recientemente se celebró el Día Mundial de la Propiedad Intelectual. Junto al desarrollo de la investigación básica y la creación, la transferencia de conocimiento y su aplicación en la sociedad es una labor esencial de las universidades. Así lo hemos entendido y con esfuerzo y trabajo colaborativo en red, hemos logrado consolidar las políticas institucionales orientadas a la promoción de la innovación y transferencia tecnológica. En esta labor conjunta se han unido diferentes áreas de trabajo al interior de la universidad y en red con fundaciones, dentro de ellas destacan la Dirección de Transferencia y Desarrollo, el Centro de innovación UC, el DICTUC, la Fundación COPEC UC y diferentes unidades académicas y centros UC.

Se ha debido trabajar en impulsar la innovación y la transferencia al interior de nuestra universidad, lo que fortalece por cierto y contribuye a profundizar el rol público de la universidad. El necesario y permanente diálogo entre la academia y el sector productivo, el ámbito público y la sociedad civil, es coherente con la vinculación bidireccional con la sociedad. En estos años, podemos afirmar que hemos instalado una real cultura de innovación en la universidad. En esta nueva realidad, hoy académicos de diversas áreas del conocimiento participan en iniciativas de I+D y de transferencia.

Hace tan solo diez años, estos temas estaban presentes en un reducido número de unidades académicas y la tecnología era un sinónimo de ingeniería. Hoy cada vez son más las unidades de diferentes disciplinas que buscan transferir sus resultados de investigación, por lo que existe una mirada institucional que permea a nuevos ámbitos del conocimiento.

Los ejemplos de innovación y desarrollo son variados, por nombrar algunos, tecnologías como el atrapanieblas desarrollado en nuestra estación regional de Alto Patache; las siete variedades de frambuesas, gran innovación desarrollada en la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales; la alianza de I+D representada por el Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud, entre otros, lo confirman. Lo mismo ocurre con innovaciones de destacados(as) investigadores(as) de larga trayectoria, como Zippedi, GeneproxDX (que desarrolla Thyroid Print) y el Sello APF de Mieles, todas nuevas propuestas y tecnologías nacidas al alero del ecosistema de innovación, transferencia y emprendimiento que se ha logrado instalar en la UC, el que ciertamente ha rendido sus frutos.

Sin embargo, a pesar de los avances persisten desafíos por enfrentar, dentro de estos, se hace necesario continuar haciendo esfuerzos por involucrar tempranamente a los estudiantes de pregrado en este espíritu del emprendimiento, innovación y transferencia del conocimiento. Hay también algunas áreas dentro de las Humanidades, las Artes y las Ciencias Sociales, en las que se puede potenciar este espíritu y hacer aún más, a través de la instalación de fondos concursables y promover e impulsar una mayor participación de profesores y equipos de investigación de estas áreas en la transferencia de sus resultados de investigación.

Al interior de las universidades necesitamos –y desde hace años en el país estamos avanzando en ese camino– que nuestros investigadores y profesionales se impregnen de una cultura en favor de la innovación. En los últimos años hemos observado un significativo incremento en el número de patentes, licencias y emprendimientos, gracias al permanente trabajo orientado a impulsar la innovación tecnológica y su transferencia a la sociedad. Es muestra de que, desde las universidades, nos esforzamos a diario para que el nuevo conocimiento que generamos sea transferido de manera innovadora y con impacto en la calidad de vida de las personas. Estos resultados demuestran que el país, para su desarrollo, requiere que esta generación de conocimiento se articule con el sector productivo, público y privado. Un entorno y una articulación muy proclives para que sean coordinados por nuestras universidades.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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