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Encargado de la Unicef para operación en Irak relata los preparativos

Calladamente y sin pompa, como siempre lo ha hecho en circunstancias como éstas, el organismo ya tiene preparado un plan de contingencia para toda la región. La entidad deberá acudir a toda su experiencia de más de 50 años en desastres de todo tipo para proteger las vidas de los niños.


Una popular canción pacifista de los años 50 y 60, Where have all the flowers goneDónde se han ido las flores– en su segunda estrofa dice "dónde están enterrados los soldados". Aunque los selectos miembros de esta confusa parodia de la defensa de los derechos, la libertad y la democracia que es la segura guerra entre Irak y Estados Unidos y sus aliados no se han preguntado qué piensan los niños, al menos una agencia del sistema de las Naciones Unidas escapa a esta sensación de complicidad: la Unicef, que se ha especializado en encuestas elaboradas para que los niños se sientan participando en las decisiones que afectan sus derechos.



Calladamente y sin pompa, como siempre lo ha hecho en circunstancias como éstas, Unicef ya tiene preparado un plan de contingencia para toda la región. Sin descartar que deben actuar en forma coordinada con el encargado general de la ONU en la región e Irak en particular, Unicef acude a toda su experiencia de más de 50 años en desastres de todo tipo para proteger las vidas de los niños.



Hoy, la agencia encargada de impulsar desde hace trece años los Derechos de los Niños como la una pieza clave para erradicar las desigualdades y promover la paz, se ve enfrentada a una de las situaciones mas cruciales de su existencia.



El funcionario que está a cargo de esta operación se sienta en una amplia y sobria oficina en un sector semiperiférico de Amán, la capital de Jordania. Es la Oficina de Unicef para el Medio Oriente y el Norte del Africa. Se llama Tom Mac Dermott y aunque su nombre suena a vaquero del oeste, es de la más urbanas ciudades de los Estados Unidos.



A pesar de que su agencia privilegia la contratación de mujeres y jóvenes en aras de la renovación y el dinamismo que eso conlleva, Tom -que tiene 57 años- será el encargado de manejar una operación focalizada en Irak con planes mixtos de emergencia y regulares que Unicef tiene desde que se inició la oficina en Bagdad, en 1983.



"En general nosotros hemos operado en una permanente emergencia y estamos siempre provistos de módulos operativos para responder ante cualquier contingencia. Tenemos nuestro centro de aprovisionamiento y distribución de medicamentos y enseres de emergencia en Copenhague que pueden actuar en menos de 12 ó 24 horas dependiendo de la ubicación de la emergencia", dice Mac Dermott.



La operación de emergencia en lo que se refiere a Unicef estará a cargo del representante del organismo en la capital del Irak, en coordinación con la Dirección Regional que está en Amán.



Los refugiados



Respecto al tema de los refugiados se pronuncia con cautela en cuanto al número. "Nunca se sabe como actúa la gente y no sabemos como será en el desbande. Pero Unicef está encargada de coordinarse estrechamente con el organismo encargado que es el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) y con la Oficina del enviado especial del Secretario General de la ONU" .



El enjambre organizativo de la ONU en la zona es complejo. Intervienen más de quince agencias y a esto se le debe agregar el programa de Alimento por Petróleo que le da la vida a Irak, pues en el fondo le provee el abastecimiento básico hace diez años.



En efecto, el 3 de enero de 2003 el Secretario General aprobó el Plan de Distribución de la Fase XIII (S2003/6) presentado por el Gobierno de Irak, donde se estima un presupuesto de ayuda humanitaria bajo este programa del orden de 4 mil 930 millones de dólares para 25 sectores socioeconómicos repartidos en todo Irak. Este debe ser uno de los programas más potentes financieramente hablando que son manejados por una estructura especial combinada entre el gobierno de Irak y las Naciones Unidas.



Es el programa que hace que Irak exista sin calamidades mayores, aunque Unicef informa que la salud de los niños se ha deteriorado porque el programa no alcanza a mitigar las zonas que han sido más afectadas por el bloqueo. Esta situación es desigual dependiendo de la zona y Unicef está empeñado en una serie de investigaciones con el uso de indicadores múltiples para aseverar el estado de situación de los niños.



Como en el mejor de los escenarios dominados por el culto a la personalidad, del cual dudo algún país se haya desprendido, la ONU no escapa a la práctica de colgar cuadros de las autoridades. A las espaldas de Tom Mac Dermott están colgadas sendas fotos de sus dos máximas autoridades: la Directora Ejecutiva de Unicef, Carol Bellamy, y la de Kofi Annan. Uno se pregunta si el vehículo de la reforma pasará algún día por muchas paredes.



"Nosotros como Unicef nos focalizamos en las necesidades de los niños a través de nuestros programas regulares que están adaptados para responder a las contingencias de emergencia en forma permanente", explica Mac Dermott.



Agrega que "los niños constituyen una emergencia permanente. El que no lo sienta así no sabe en qué mundo estamos. Nuestra preocupación esencial es que a los niños no les falten las vacunas, el agua y los medicamentos. Esa es nuestra prioridad y para eso estamos preparados", declara con una tranquila autoridad y una auténtica modestia, porque ha estado en este tipo de operaciones innumerables veces.



El hombre correcto en el lugar adecuado



Tom tiene una trayectoria encomiable. Ha pasado los casi 30 años de su carrera en países como Sudán, de donde proviene su esposa, que lo ha acompañado en su periplo agitado con bazookas, morteros, epidemias y evacuaciones. Biafra, Bangladesh, Somalía, Arabia Saudita, Indonesia, y un breve paso por la oficina de Nueva York enriquecen su vasta experiencia. Todos países curiosamente en conflicto y de devoción islámica. Ahora, en Jordania, deberá acudir a lo mejor de esa experiencia



Es el hombre para la ocasión. "The right man in the right place". Y no lo parece a simple vista, con su cara redonda de niño bueno que lo ha visto casi todo. Con su mirada y una sonrisa de resignación no responde a mi pregunta de si la suerte está echada y la guerra es inevitable. Me dice simplemente: "Estamos preparándonos para lo peor que esperemos que no sea".



Y deja caer un aviso: "Hay que operar con tranquilidad. Suena fácil, pero ese es el secreto. Sólo estamos esperando que nos lleguen más fondos de la comunidad internacional, porque los sistemas y la capacidad la tenemos. Estamos preparados".



Después de la conversación, me dio la impresión que era el mismo Tom que conocí hace 27 años en Bangladesh: con esa doble capacidad de ser analítico y operativo al mismo tiempo. Una mezcla difícil de encontrar.



Pregunta si su visa para entrar a Irak está lista, curiosamente se la han demorado más de la cuenta. Me despido y le pido autorización para hacer un perfil suyo. Sonríe y deja caer un sí vacilante, el de aquel que no desea aparecer en primer plano. Es uno de los pocos que va quedando de la vieja guardia de Unicef, una agencia que no falla en las duras ni en las maduras y que esta vez está también preparada.



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