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X-Men 2: la nueva batalla por la supervivencia

El éxito de la primera cinta garantizó esta secuela que llega nuevamente a cargo del excelente realizador Brian Singer para llenar la pantalla de efectos especiales, grandes secuencias de acción y la incorporación de nuevos personajes que avalan el atractivo para miles de seguidores de estos populares superhéroes.


Los X-Men fueron creados hace más de 30 años por Stan Lee, y el rey de los comics, Jack Kirby. Las personalidades conflictivas que dieron a estos personajes, sumado a su naturaleza mutante que los hizo blanco fácil de grupos raciales (y con ello la imagen de marginados y oprimidos por la sociedad), hicieron de los X-Men uno de los comics más populares en Estados Unidos. Tanto es así, que durante muchos años han ocupado el primer lugar en ventas en ese país, por encima del Hombre Araña y el mismísimo Superman.



Estos superhéroes se convirtieron en una familia de personajes claramente definidos, con motivaciones reales, que pasaban su tiempo tanto resolviendo conflictos internos o personales, como luchando contra villanos igualmente complejos y humanizados.



En otras palabras, con los X-Men se elevaron los típicos argumentos del comic a un nivel mucho más emocional, donde la violencia tenía consecuencias reales y en el que se prestaba más atención al lado humano de los superhéroes. Unos años más tarde, sin embargo, los directivos de Marvel decidieron que podrían incrementar sus utilidades si el contenido se orientaba con mayor fuerza al público infantil, por lo que evidentemente, bajó en su seudo profundidad.



Matizando entre ambos aspectos, el pulcro director Brian Singer tuvo que lidiar al momento de llevar al celuloide la primera versión de la historieta. Su máxima responsabilidad era entregar una película entretenida, que le reportara buenas ganancias al estudio cinematográfico y que funcionara como el pilar de futuras secuelas. Y por otro lado, debía hacer algo que resultara satisfactorio para el amplio y a veces estricto público aficionado a los comics y los espectadores en general.



Con la experiencia de haber realizado cintas tan certeras como Los Sospechosos de Siempre y El Aprendiz, Singer logra el balance perfecto entre la historia del comic y los argumentos cinematográficos -además de una gran conexión con sus actores- para lograr con mucha sutileza, un producto que cumplió con muchas expectativas.



Una esperada secuela



Las adaptaciones de comics al celuloide nunca han tenido muy buenos resultados. Salvo excepciones –Batman de Tim Burton por ejemplo-, las historietas llevadas al cine se transforman tan solo en productos comerciales desechables, pretenciosos y mal construidos, generalmente realizados por directores inexpertos, o con experiencia pero que ceden en sus términos en pos de los deseos de las grandes productoras que buscan el éxito a toda costa.



Sin embargo y al igual -incluso mejor- que en la primera versión, los X-Men 2 vuelven a impactar con una interesante y particular propuesta estética, grandes y bien logrados efectos especiales, un guión un tanto superior al de la primera parte y un buen y trabajado desarrollo interpretativo, aparentemente sencillo pero lleno de detalles. La expresión de emociones se da en forma natural, nunca forzada, y las motivaciones y reacciones de los personajes no se manifiestan como hechos arbitrarios, sino como parte de sus personalidades.



En el argumento de esta secuela los mutantes continúan con su lucha en contra de la sociedad, que les teme y desconfía de ellos. Su causa se torna incluso más desesperada después de sufrir un increíble ataque a manos de un agresor todavía no identificado que posee habilidades extraordinarias. El aterrador ataque reaviva la protesta política y pública por imponer un Acta se Registro de Mutantes y un movimiento anti-mutante, que en esta ocasión es encabezado por William Stryker, un acaudalado ex comandante del ejército de quien se dice ha experimentado con ellos.



El trabajo de Stryker con los mutantes se encuentra de algún modo vinculado con el misterioso y olvidado pasado de Logan. Mientras Guepardo busca pistas para conocer su origen, Stryker pone en marcha su programa anti-mutante atacando la mansión de Xabier. Magneto, recién escapado de su prisión de plástico, le propone una sociedad a los X-Men para combatir a su enemigo común y temible: Stryker. Con el destino de Xabier, la humanidad y la especie mutante en sus manos, los superhéroes se enfrentan a la misión más peligrosa que hayan tenido en su vida.



Con un texto aparentemente sencillo, Brian Singer logra crear la atmósfera apropiada para ir introduciendo nuevos personajes y conceptos y a la vez no decaer al contar una historia ágil y dinámica pero bastante débil en sus contenidos. Así, como una gran cadena, las acciones se suceden como consecuencia natural de acciones previas y no como hechos casuales en un interesante trabajo de linealidad argumental.



Pese a ser una cinta bastante convencional en cuanto a comics se refiere, con una trama bien enlazada pero fácil de predecir y con demasiados personajes, muchos de los cuales no quedan claramente desarrollados, X-Men aparece como un filme bastante divertido, con efectos especiales de primera clase, una puesta en escena brillante y algunas secuencias de acción muy bien concebidas por un director que derrocha talento en cada producción en la que participa, pese a que las garras de Hollywood parecen tentarlo.

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