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La estrategia de los productores avícolas para silenciar el marinado

Los recursos invertidos por los industriales para reivindicar la intervención en los pollos no sólo se limitan a lo comunicacional. Tras la detección que hicieron el SAG y el Sesma del uso de sustancias prohibidas y peligrosas para la salud en la producción avícola, los productores encargaron un estudio al INTA de la Universidad de Chile para legitimar el proceso.


La Asociación de Productores Avícolas (APA) lanzó una fuerte contraofensiva para acallar las duras críticas que han realizado expertos por el proceso del "marinado" de los pollos. Los métodos han ido desde «producir» notas y reportajes en canales de televisión hasta muñequear para frenar una conferencia de prensa sobre el tema.



Los recursos invertidos por los industriales para legitimar el proceso alimenticio no sólo se limitan a lo comunicacional. Tras la detección que realizaron el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el Servicio de Salud Metropolitano del Ambiente (Sesma) respecto al uso de sustancias prohibidas y peligrosas para la salud en el marinado, la APA encargó un estudio al Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile.



Pero, ¿por qué la APA defiende a toda prueba el procedimiento? El "marinado" le permite aumentar ostensiblemente el peso de la carne de ave con sólo la inoculación de una mezcla de agua, sal, fosfatos y proteínas en la musculatura de los animales con el pretexto de mejorar el sabor y textura de la carne. El hecho no es menor si se considera que se consumen anualmente 356.779 toneladas de pollo. Además, la arremetida de la agrupación sale al paso del anuncio que realizó el Ministerio de Salud de investigar con estudio en mano las consecuencias del proceso desde el punto de vista microbiológico y químico.



"El Minsal dio instrucciones hace pocos días atrás a los servicios O’Higgins, Valparaíso y al Sesma para que coordinen con el Instituto de Salud Pública (ISP) las muestras de carne de pollos marinados en las plantas faenadoras. También se le harán muestras al producto que se inyecta", señaló un experto.



Pero la preocupación de los industriales no sólo queda ahí. En Colombia, a fines de 2001, los funcionarios del Instituto de Vigilancia de Alimentos y Medicamentos (Invima) ordenó la clausura de todos los equipos que realizaban el marinado. Pese a los argumentos técnicos que se dieron las fuertes presiones políticas terminaron por imponer la aplicación de la técnica.



La industria avícola en el país ha invertido en los últimos años más de 300 millones de dólares y representa a un sector que genera un alto nivel de empleo para más de 20 mil personas, sin considerar el efecto sobre el comercio y pequeños agricultores. Además, invierte grandes montos por concepto de publicidad en diversos medios.



Entre las defensas de los productores para aplicar la cuestionada técnica, señalan que están aplicando la cantidad de agua pasiva o no constitucional bajo el índice del 12 por ciento como exige la norma. «El problema es que con el marinado se incluye forzadamente agua que va a las células o tejidos como agua constitucional, y esto permite que en el laboratorio no se pueda diferenciar la agua propia de los tejidos con la que se aplicó. Esto les permite no transgredir ninguna regla, pero obtiene millones de pesos en ganacias», señaló un experto.



Presiones y asesorías



Tras la denuncia que realizó este medio y que dejó en evidencia soterrados cuestionamientos de las autoridades a la industria, la APA reaccionó a través de una nota en el noticiero central de un canal de televisión. Los productores avícolas cuentan con la asesoría de Extend Comunicaciones.



Pero el lavado de imagen diseñado para televisión iba más allá de una sola nota. Dos días más tarde el mismo canal realizó un reportaje de 3 minutos 40′ para demostrar el «boom» exportador de pollos, la crónica fue gestionada por los industriales del sector como quedó en evidencia en una comunicación institucional al interior del SAG.



"Esta nota fue gestionada por la Asociación de Productores Avícolas. En ese sentido fue reactiva, pero respondimos prontamante a la solicitud de entrevista de Teletrece, logrando acrecentar nuestra imagen pública como servicio de calidad técnica de excelencia y clave en el proceso exportador pecuario", señala la información que círculo al interior del SAG.



Las influencias del APA también rindieron efectos para frenar la conferencia de prensa que había fijado el Colegio Médico Veterinario para referirse sobre el cuestionado procedimiento el sábado pasado. "Los dirigentes del colegio sostuvieron dos reuniones, el miércoles pasado, con representantes de la Asociación de Médicos Veterinarios Especialistas en Aves (Amevea). Plantearon que los temas estaban resuelto e invitaron a visitar cualquier planta para conocer el proceso", señaló un miembro del Colegio Médico Veterinario.



Sin embargo, las dudas continúan rondando al gremio. "La repuesta que nos dieron fueron muy generales y no iban al trasfondo del asunto. Se les envió un segundo cuestionario con preguntas y hasta el momento no las contestan, en el fondo sabemos que la conferencia se suspendió por presiones de la APA", señala la misma fuente.



Otro miembro del gremio fue más duro con sus "colegas" de la Amevea. "Ellos son subordinados de la APA, trabajan en las empresas avícolas. No piensan científica ni éticamente".



Para demostrar sus dichos, la fuente sacó a colación un caso que marcó al Colegio Médico Veterinario. "Cuando detonó la Salmonella enteritidis y provocó la muerte de dos menores, uno en Conchalí y el otro en Arica, la asociación de los especialistas no dijo nada, pese a que los productores defendían sin argumentos sus productos", acusó.



Contactado Pablo Campino, dirigente de la Amevea, para consultarle por el proceso de marinado que aplican en las plantas faenadoras, este contestó que "se encontraba súper ocupado para abordar el tema", y replicó calificando la denuncia como "una serie de cosas bien descabelladas de su diario".



Informado que el reportaje pasado recoge informes oficiales del Ministerio de Salud y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Campino indagó si los "documentos son oficiales o se los dio alguna persona en particular; por qué el SAG no los hace público o no toma medidas y en cambio recurre a ustedes".



El estudio del INTA



Tras la decisión de las autoridades sanitarias y agrícolas de pedir la suspensión de aditivos como el dióxido de cloro que aplicaban las empresas Súper Pollo y Don Pollo, la APA encargó de inmediato un estudio al INTA para que analizara los aspectos sanitarios y químicos del pollo "marinado", estudio que tuvo un costo superior a las 300 Unidades de Fomento, es decir más de 5 millones de pesos.



A pesar de que el análisis no mostró diferencias sanitarias entre los pollos marinados y los no marinados dejó serias dudas por la forma en que se hizo. "Nos llamaban de las plantas y nos pasaban los pollos que se analizaban. No se obtuvieron aleatoriamente de diversos supermercados como habría sido lo ideal", señaló un experto.



Sin embargo, a pesar de estas condiciones el estudio arrojó que no existe una estandarización del marinado, dependerá de la empresa que lo aplique. Esto quedó demostrado en los contenido de sal. "Se detectaron niveles que iban entre los niveles 300 a 500 miligramos por ciento. Lo normal en los pollos es que fluctúe entre en torno a los 200", señaló una fuente que tuvo acceso al estudio.



Consultado por el alto porcentaje de sal detectado en los pollos marinados, el presidente de la sociedad de cardiología, Jorge Meruane, sostuvo que la cantidad de cloruro de sodio detectada en los productos "puede afectar a las personas que tienen problemas de presión". No obstante, le pareció curioso que las empresas no rotulen la cantidad de sal que tiene el producto. "Están engañando al consumidor", concluyó.



Lea además:



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