Publicidad

Una particular y aguda visión reflexiva de la sociedad norteamericana

A su singular y retorcida manera, Joel y Ethan Coen realizan una fenomenal oda, y a la vez parodia, a las clásicas comedias románticas hollywoodenses, sobreexagerando las situaciones e interpretaciones. Dinámica, entretenida y crítica, la nueva obra de estos realizadores pretende hacer reír a carcajadas, no sin plasmar algo de su visión reflexiva sobre sociedad norteamericana.


Inasequibles e imprevisibles, los Coen han creado al margen de las grandes producciones de Hollywood, una filmografía asombrosa, desequilibrante y llena de símbolos. Sinónimo de cine independiente, Joel y Ethan han conformado un universo singular lleno de imaginación y calidad fílmica. Detrás de la seudo felicidad impregnada en el "sueño americano", estos talentosos cineastas ponen de manifiesto una realidad sociológica más bien deprimente y agónica, contando historias simples y comunes pero tratadas con una sensibilidad característica que hace de su cine algo único.



Filmes como Fargo, Barton Fink, El Gran Lewoskwi, El hombre que nunca estuvo o Arizona Baby, son algunas de sus joyas cinematográficas que tantas satisfacciones han dada a los amantes del séptimo arte. Su propuesta artística se basa en una nueva forma de distanciamiento que, programada de la forma más rigurosa posible, establece entre el espectador y el espectáculo una alternancia entre la clásica estructura proyectiva de la identificación y al mismo tiempo su distanciamiento estético.



Su nuevo trabajo, El amor cuesta caro, viene a revitalizar el género de las comedias románticas, utilizando un humor inteligente y bien construido sobre la base de situaciones comunes. Intuitivos y agudos, Los Coen discurren su discurso cinematográfico por senderos un tanto difíciles pero salen airosos gracias a la agilidad de un guión generoso en diálogos y situaciones entretenidas y bien pensadas.



Tal vez los fanáticos más acérrimos de Los Hermanos Coen sean más estrictos con esta nueva producción. Es indudable que el filme se aleja de lo que venían realizando hace algún tiempo, con cintas más oscuras, menos pomposas y con un humor no tan exagerado y ostentoso. Sin embargo, y como un despliegue de conocimientos cinematográficos, este largometraje es un rollo de celuloide único, refrescante y ligero (en el buen sentido de la palabra).



En El amor cuesta caro, George Clooney interpreta a Miles Massey, un famoso abogado de Los Angeles especializado en casos de divorcio que lo tiene todo. A pesar de una lista de clientes que dejaría impresionado a cualquiera y de su increíble historial profesional, ha llegado a una encrucijada en su vida. Saciado de éxito, el aburrimiento se ha apoderado de él y busca nuevos retos. Todo cambia cuando Miles conoce a su igual, la devastadora
Marylin Rexroth (Catherine Zeta-Jones). Marylin se convertirá pronto en la ex mujer del cliente de Miles, Rex Rexroth (Edward Herrmann), rico constructor y donjuán empedernido.



Marylin tiene a Rex entre la espada y la pared gracias al trabajo realizado por Gus Petch (Cedric The Entertainer), un investigador privado nada barato. Ahora tiene ganas de disfrutar de la independencia económica que obtendrá con el divorcio, pero gracias a la habilidad de Miles, se quedará sin nada. Marylin no se rinde y decide pagarle con la misma moneda. Parte de su planes casarse con Howard Doyle (Billy Bob Thornton), un multimillonario del petróleo. Miles y Wrigley (Paul Adelstein), su socio, se hunden cada vez más al enfrentarse directamente con Marylin. Las tácticas sucias, los engaños y una atracción innegable van en aumento en esa clásica batalla de los sexos protagonizada por Marylin y Miles.



Es casi seguro que cuando un producto de Los Coen llega a las carteleras, tenemos dos horas de buen cine aseguradas. Como era de esperarse, El amor cuesta caro cumple con las expectativas y se trasforma en una de las comedias más interesantes de los últimos años. Hilarante, bien filmada, con un guión de excepción, acertadamente interpretada y dirigida con maestría, la décima película de Joel y Ethan Coen logra crear una genial e interesante visión de la particular y cuestionada sociedad norteamericana.

Publicidad

Tendencias