Ejecutivo consiguió respaldo de sus diputados para las iniciativas tendientes a mejorar el sistema de transportes, pese a que no quiere cantar victoria hasta que no sean aprobadas. Mientras, en RN hubo molestia por la arremetida unilateral de la UDI en el tema, al punto que debieron acordar una serie de exigencias que fueron desestimadas por La Moneda.
Una jornada de múltiples reuniones se registró este miércoles en el Congreso tras lo cual el Gobierno consiguió alinear a sus huestes para tener la certeza de que contará con los votos para aprobar el proyecto que permite inyectar los 290 millones de dólares al Transantiago, a fin de mantener la tarifa en 380 pesos.
La principal figura en la consecución del acuerdo con el sector colorín de la Democracia Cristiana, que terminó por ceder, fue el ministro del Interior, Belisario Velasco, con lo que el Ejecutivo tendría asegurados los votos para aprobar la polémica iniciativa.
De esta manera, el protocolo de acuerdo que la Alianza le había entregado al titular de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo, con las exigencias del sector para aprobar la iniciativa en la comisión de Transportes, se vino estruendosamente al suelo. En este escenario, la derecha optó por abstenerse en la votación en esa instancia, aunque presentó más de una veintena de indicaciones al proyecto las que fueron rechazadas por la mayoría oficialista.
Tras el acuerdo con los colorines anunciado por el diputado Jaime Mulet, el ministro del Interior señaló que «he conversado con parlamentarios de todos los partidos de la Concertación, afortunadamente he tenido bastante éxito» y se mostró optimista, pese a que no quiso darse por triunfador hasta que se cuenten los votos.
En todo caso, respecto de los siete puntos exigidos por la derecha, Velasco señaló que «yo no estoy de acuerdo con los puntos de la Alianza», aunque aclaró que se estudiarían en el comité político que se realizó a partir de las 19:30 horas en la Sala de Ministros del Senado. Al término de dicho encuentro, el portavoz de La Moneda, Ricardo LAgos Weber, reiteró que «hay unanimidad en que la propuesta que ha hecho la Alianza hoy día no nos satisface en absoluto».
Aunque el sector colorín comprometió sus votos, en una misiva que le entregó a Velasco, en la misma insistieron en que cuatro puntos que le parece indispensable que se acepten por parte del Gobierno: Que en el menor plazo posible se restablezcan los recorridos vigentes a enero del 2007; que se persigan todas las responsabilidades de este «desastroso» plan; que jugarán un rol activo en la comisión investigadora; y que por medio del Consejo de Defensa del Estado se persigan las responsabilidades civiles de los actores privados que entraron al sistema.
Al respecto, el ministro Lagos Weber manifestó que «estamos optimistas que vamos a contar con un gran apoyo de la Concertación. En todo caso si usted me pregunta ¿Qué si están asegurados? Eso se sabe cuando se cuentan los votos. En ese sentido, yo soy muy respetuoso de las atribuciones de los parlamentarios de la Concertación, sin embargo, hasta ahora tenemos un gran apoyo y creo que no va a haber dificultades».
Se mueven las aguas en la Alianza
Mientras el oficialismo lograba lo impensable con sus parlamentarios, gracias al lobby desplegado durante toda la jornada por los ministros del Interior, la Presidencia y Gobierno, Ricardo Lagos Weber, en la Alianza el panorama no era menos complejo. Ello debido a la molestia que generó en el presidente de RN, Carlos Larraín, el hecho de que la UDI presentara una propuesta alternativa sin coordinarse con su partido.
Por eso al mediodía llegó al Congreso, donde se reunió con los senadores del partido y posteriormente con su par de la UDI, senador Hernán Larraín. En la cita le hizo presente su molestia por lo que había sucedido y le planteó que no aceptaría que en los temas trascendentales para el Gobierno, la UDI tratara de sacar ventajas sin coordinarse antes con Renovación y que en adelante ambos partidos tenían que estar juntos en esas materias.
Así, después de múltiples reuniones entre las respectivas bancadas de diputados con los jefes partidarios y entre éstos con los equipos encargados de llevar el tema en ambas tiendas, se concluyó en protocolo de acuerdo común para presentar al Gobierno.
El protocolo contenía siete puntos a fin de aprobar el proyecto, primero en la Comisión de Transportes y luego en la de Hacienda. Las exigencias iban en la línea de fijar metas de mejoramiento que le garanticen a la gente un mejor servicio; que los recursos se entreguen en forma parcializada; que un porcentaje de los recursos vayan como aporte directo a los usuarios; recursos equivalente a las regiones; transparencia y rendición de cuentas clara y oportuna; la presidencia de la comisión investigadora del Transantiago; y, que se cambien los equipos que diseñarían las nuevas medidas.
En lo grueso, estas propuestas son las mismas planteadas por el senador de la UDI Pablo Longueira, pero en RN quedaron conformes pues aseguran que en su elaboración también participaron sus equipos. Fuentes de la tienda, molestas con las gestiones realizadas por el parlamentario gremialista, señalaron que lo que se pretende es «dejar en claro que esto (el protocolo) no es un acuerdo político, que las reuniones en las casas valen cero, y que los acuerdos legislativos se hacen en el Congreso y en torno a un proyecto de ley. No más 2003». Ello en directa alusión a las gestiones del legislador por Santiago Oriente.
No obstante, la molestia de Carlos Larraín y de su directiva no sólo apuntaba a sus aliados, sino también a los parlamentarios del partido que, sin consultar con la mesa se sumaron el martes a la UDI -el senador José García y el diputado Cristián Monckeberg-, alineándose detrás de la iniciativa de Longueira. De hecho, el viaje al Congreso del timonel RN no sólo fue para tomar las riendas de la negociación con el Gobierno y la coordinación con sus socios, sino también para aclararle a sus parlamentarios que los acuerdos deben pasar por al menos consultar a la directiva.
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