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«Me siento como una persona de centro, que no entiende los extremos»

Lejos de sentirse obligado con Renovación Nacional por el hecho de compartir el comité de ese partido en el Congreso, el representante de Magallanes defiende con respeto, pero de manera inflexible, su independencia. Lleva el regionalismo en la sangre y sostiene que los partidos políticos van a comenzar a desaparecer si no comienzan a tener un espíritu menos centralista.


El senador independiente por Magallanes, Carlos Bianchi Chelech, provocó un verdadero terremoto político cuando tonó la difícil decisión de alinearse con la Concertación para aprobar el proyecto de ley que le entregó al Gobierno 290 millones de dólares para mantener vivo el Transantiago, pese a integrar el comité de Renovación Nacional. Su decisión cayó como un balde de agua fría sobre la tienda que lo acoge en el Senado; sin embargo, ningún parlamentario fue capaz de enrostrarle abiertamente su "traición", porque tienen la convicción de que habrá otras votaciones importantes en las que esperan que esté de su lado.



Bianchi, por su parte, siente que fue comprendido por sus pares y que estos se mostraron respetuosos con su independencia, la misma que defiende por sobre todo. Este regionalista a concho siente que la gente evaluará si hizo lo correcto o no y tiene la conciencia tranquila sobre lo que ha sido su actuación desde que llegó al Congreso. En conversación con El Mostrador.cl, plantea que es bueno tener una mirada que no esté intencionada políticamente, que no está dispuesto a caer en una troglodependencia política y al ser consultado sobre si piensa ingresar a Renovación advierte que es "de pololeos largos".



-¿Cómo está su relación con el comité de RN luego de votar con la Concertación en el proyecto que le entregó al Gobierno 290 millones de dólares para el Transantiago?
– Es una relación agradable y no he tenido ningún problema con los demás senadores de la bancada, salvo algunos comentarios públicos -que son de público conocimiento- y yo respeto absolutamente que alguien pueda pensar distinto a mí. Lo que no puedo aceptar es que alguien falte a la verdad y al respeto con respecto a la visión que yo tenga desde las regiones. Estas son igual de importantes que Santiago y, por lo tanto, el tener una visión regionalista no es tener un grado menor en la calidad de senador, sino al revés. Es tener un compromiso hacia las regiones que yo valoro y que a algunas personas no les pareció. Sin embargo, no fue así con los senadores, que en su mayoría son todos regionales y que han valorado mi postura.



-Cuando habla de quienes lo criticaron ¿Se refiere al vicepresidente de RN, el alcalde Manuel José Ossandón?
– Claro. Yo no lo conozco, sólo sé que es un alcalde que entiendo ha hecho una buena gestión, lo que es bueno por la gente que él representa. Creo que él tiene mi mismo interés en que el Transantiago funcione, porque si no tendría un serio problema con los electores de su comuna y no quiero pensar que pretenda que la gente tenga los problemas que tenía con la conectividad en Santiago. Pero la verdad es que como no lo conozco y no me interesa conocerlo, me da exactamente lo mismo lo que él piense. Hubo una columna en un diario, donde aparece también un señor que es cientista político y que pertenece al Instituto (Libertad). Él tuvo sí una visión más destemplada respecto de mi posición y puedo respetarlo, pero no tengo por qué aceptarle ni a él ni a nadie que llegue incluso a faltar el respeto frente a una posición regionalista. Eso me parece imprudente, me parece que es una persona que no tiene objetividad. Pero me quiero quedar con lo positivo y es que la bancada de senadores, más allá de la incomodidad que deben haber pasado probablemente, tienen que entender que yo estoy con mi grado de total independencia, que eso no es transable y menos cuando se trata del aspecto regional.



-¿Después del episodio de su voto con la Concertación la directiva de RN no lo invitó a conversar?
– No, no lo hicieron. Puede ser una estrategia que hay que respetarles.



-Siguiendo su línea independentista el miércoles pasado se reunió con la Presidenta Michelle Bachelet ¿Cuál era el objetivo de la cita?
– No me reuní ese día miércoles solamente, he tenido la suerte de reunirme con ella en varias oportunidades, en privado, donde le he planteado una visión de descentralización, regionalización, también la necesidad urgente de tener una visión Patagónica de país, desde una perspectiva geopolítica. Cuando uno mira al vecino, ve como ha poblado de forma extraordinaria la Patagonia argentina, como hay incentivos extraordinarios para que la gente se radique allí. Lugares donde había iguales habitantes que los nuestros, hoy día tiene más de 100 mil habitantes y nosotros seguimos siendo cinco o seis mil personas. Y eso tiene que llamarle la atención al Gobierno, a las autoridades, referente a una política Patagónica urgente, desde una perspectiva geopolítica.
Le he hecho ver eso, hemos conversado de los temas de conectividad, de leyes de excepción, hemos hablado aspectos solamente de regiones. A mí me da la impresión que la Presidenta recoge lo que yo le voy a manifestar, entendiendo que mi interés no es político partidista, en eso soy muy respetuoso, sino que mi interés es que la cosa funcione, que las regiones tengan más opciones y que existan indicadores regionales para establecer la diferenciación de los costos de vida de las regiones que no es el mismo que en Santiago. Para establecer que haya canastas regionales y que no sigamos siendo medidos, cada diez años, por indicadores que se hacen sólo en la capital y que luego se aplican a las regiones. Eso no beneficia a la realidad de quienes vivimos en regiones y en eso yo creo que estamos todos de acuerdo. Esa es la visión que le entrego a la Presidenta, ella la acoge porque es bueno tener una mirada que no esté intencionada políticamente.



-¿Esta cita no tuvo como objetivo cobrarle a la Presidenta el compromiso asumido con usted por su votación en el proyecto sobre Transantiago?
– No tengo nada que cobrarle, ni ella que pagarme. Creo que nobleza obliga y a poquitas palabras, buen entendedor.



Pololeos largos



-Usted es un bicho raro en el Senado porque logró lo impensable, resultar electo como independiente. Ya que integra el comité de RN y que en el partido guardan la esperanza de que usted se integre a sus filas ¿Es eso probable?
– Creo que en la vida no tenemos un solo camino y a mí me gusta tomar los que son un poquito más complejos y lograr avanzar por esos caminos que no son los normales, que son los más complicados. Creo que algunos partidos, en general, y veo que Renovación Nacional, en particular, tiene un marcado acento regionalista, por eso me llamó la atención la indisposición que hubo en un comienzo y creo que luego la entendieron absolutamente. Porque una de las cosas que es necesario establecer hoy día es que los partidos simplemente van a desaparecer si no comienzan a tener un espíritu de orden regionalista, a respetar las fuerzas independientes, a establecer que desde las regiones también se puede hacer un partido muy fuerte a nivel central. Obligadamente se tiene que llegar a la comunidad que no está vinculada a sectores políticos, que es la gran mayoría de este país. Si un partido quiere ser gobierno y quiere desarrollarse, lo primero que tiene que hacer es abrirse a hacia criterios distintos, a formas diferentes de ver las cosas y yo represento al mundo independiente, regionalista, al mundo que no nos hemos vinculado a un partido. Trabajamos con ellos, lo hacemos con mucho agrado, pero en la medida que se nos respete y se nos valore. Si no se nos respeta y valora no hay nada que hacer, nada.



-¿Eso quiere decir que ingresaría a las filas del partido o que prefiere mantenerse independiente?
– Yo ingresé en calidad de independiente acogido por el comité de RN para trabajar en conjunto con ellos, porque podemos tener, sin lugar a dudas, visiones comunes en algunos aspectos. Me siento como una persona de centro, que no entiende los extremos, que los respeta mucho y puede trabajar con ellos, pero prefiero tener una corriente mucho más de centro. Si eso se representa el día de mañana donde yo estoy, qué bueno, pero tiene que haber también respeto total y absoluto hacia los que pensamos que las regiones son importantes, que la independencia política también lo es. Esto es igual que un matrimonio. Uno no saca nada con contraer matrimonio por todas las leyes si al final se lleva pésimo. A veces convivir basta y sobra para tener una buena convivencia y para llegar al matrimonio hay que pololear y si el pololeo no es bueno, uno no se casa, y si es bueno se llega al matrimonio.



-¿Y cuánto tiempo pretende pololear con RN?

– Yo soy de pololeos largos.



-Usted no es de una larga trayectoria política. En este contexto ¿fue impactante o decepcionante ver el Congreso desde dentro?
– Ambas cosas. Yo represento a personas exactamente igual a mí. A la clase media, la clase trabajadora, a la gente que muchas veces veíamos que no éramos representados por nadie, que el mundo político discutía por cosas que no nos interesaban y no por las cosas de la gente de carne y hueso ¡si a eso tenemos que abocarnos! Yo no tengo trayectoria, me la voy ganando de a poco, siendo muy respetuoso de la diversidad, muy tolerante con el resto. Creo que eso se termina valorando más, anteponiendo a como dé lugar el aspecto regional. Yo me autodeclaro absolutamente regionalista. Como lo que estoy haciendo hoy día, mi única labor es hacerlo bien hasta donde dure. Estas cosas no se viven toda la vida, yo no pretendo apernarme en el cargo toda la vida, lo que dure este cargo va a ser lo que voy a estar. Si lo hago bien tendré mi compensación, si lo hago mal lo que tendré que hacer es volver a trabajar en lo que hacía antes, mis actividades empresariales y punto. Por lo tanto, hoy estoy en una etapa de mi vida en la que pienso desarrollarme y crecer como persona y aportar lo mucho o nada que yo sepa.



-¿Qué es lo que más lo impactó y decepcionó del Congreso?
– Llega un momento en que las cosas te van impactando cada vez menos. Estando dentro uno va colocando sus puntos de vista, por lo tanto, acepta lo que vaya ocurriendo. Las luchas por el poder son interesantes de apreciar, pero son desgastantes, en todo el sentido de la palabra. Pero tiene que ser así, por lo tanto, hay que aceptarlas. Pero es una cosa que me llama poderosamente la atención. Esas luchas de poder son las que me cuesta entender, pero las acepto y las asumo. Lo que me agrada es que yo tengo una súper buena relación con los funcionarios del Congreso, en general. Me llevo súper bien con la gente que hace el aseo, con los que cocinan, con la gente de los pisos, los ascensores… trato de tener un ambiente grato.



-Aunque tal vez es muy luego para saberlo, ¿tiene interés en continuar en la vida parlamentaria, piensa en repostular cuando le corresponda?
– No podría adelantar nada de eso. Primero, porque no soy yo el que decide, es la gente. Y aunque eso parezca una postura muy manoseada, es así y no de otra manera. No tengo ningún interés en tener una troglodependencia política, no quiero ser adicto a la política. Prefiero ser adicto al tema familiar, a pasarlo bien, a vivir lo que me quede de vida de la mejor manera. Por lo tanto, mi única meta -si me pregunta ahora, súper en serio- es tratar de ser feliz como persona y tratar de ser feliz es muy complejo, es casi inalcanzable, y trato de que mi vida tenga más instantes de felicidad. A veces los tengo con la política, a veces no, por eso busco una forma distinta de hacer las cosas, probablemente no entendida en el mundo político, porque ahí se vive de otra manera, pero yo intentaré dejar mi granito de arena en eso y capaz que, a lo mejor, sea bueno.

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