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Ley de Bosque Nativo es ‘primera herramienta seria’ contra cambio climático

Académico de la UACH considera un logro que el proyecto, aprobado esta semana en el Senado represente los acuerdos logrados por todos los actores. Según su opinión, esta iniciativa sería el primer paso real para combatir el calentamiento global a través del aumento de caudales de agua y captura de CO2 que genera el manejo de bosques nativos.


Dos raleos a un bosque de eucaliptos habría podido realizar el científico Antonio Lara mientras aguardaba la tramitación del proyecto de ley de Bosque Nativo. Pero para el investigador del Núcleo Milenio Forecos de la Universidad Austral (UACH), la espera valió la pena.



Finalmente, la larga travesía que sufrió esta iniciativa que impulsó desde sus inicios en 1992, fue aprobada por unanimidad por la sala del Senado el martes pasado. Ahora, sólo le queda ir a tercer trámite a la Cámara de Diputados. "La ley es todo lo buena que puede ser, y personalmente no le haría ninguna critica porque he estado 15 años persiguiéndola", comenta.



Para Lara, lo más destacable es que se haya logrado un texto que realmente representa los acuerdos entre los distintos actores interesados y que contempla resolver los puntos más conflictivos a través de leyes complementarias. Y, sobre todo, que "es la primera herramienta seria para mitigar el cambio climático", asegura Lara.



Calentamiento global



Según diversos estudios las precipitaciones en los últimos 100 años han disminuido entre 30% y 40%.



Un bosque manejado, que es uno de los puntos que promueve esta ley, permite disminuir la pérdida de evotranspiración -transpiración vegetal- y aumentar la contención que los árboles pueden hacer del agua, actuando como una especie de cantimplora. "Si no hay bosque el agua se va de una vez y simplemente se pierde", explica el científico.



De esta forma, el manejo de los bosques nativos puede provocar un aumento de los caudales disponibles hasta en 30%. Y no sólo incide en la cantidad, sino también en su calidad. "Los caudales que tienen bosques en sus orillas tienen un agua más cristalina, sin arrastre de contaminantes ni sedimentos", asegura el experto.



Paralelamente, los bosques nativos también ayudan en el secuestro y la captura de carbono. "Los bosques viejos son importantes porque tienen secuestrado el carbono y si se destruyen, es liberado a la atmósfera. Por eso, en muchos países, como Costa Rica o México, se paga el servicio de captura de carbono porque lo disminuye en la atmósfera y esto mitiga el calentamiento global", recalca.



Temas pendientes



A pesar de que está conforme con el proyecto de ley, sabe que hay temas pendientes, como el monto de US $8 millones que Hacienda definió entregar para las bonificaciones que incentivan el manejo del bosque nativo. "Está bien para empezar, pero si comparamos con los US $50 millones que el año pasado se entregaron a las plantaciones, cabe preguntarse qué vale más para la sociedad", se pregunta.



Paralelamente, considera que se debe desarrollar el pago "por servicios ambientales", es decir, que cuando un propietario realice acciones que lo hagan cuidar su bosque y no se dedique sólo a su explotación, tenga algún tipo de compensación. "Lo más interesante es que no es una competencia: no es madera por agua. Por ejemplo, un bosque joven que se ralea producirá madera de mejor calidad, pero a la vez aumentará la producción de agua 30% en comparación a bosques que no se manejan", asegura.



Por otra parte, opina que hace falta una legislación sólida del sistema de áreas protegidas y que defina bien las funciones de CONAF, fortaleciendo su capacidad institucional y entregando las herramientas legales apropiadas para poder llevar a cabo las fiscalizaciones.



Otro aspecto que considera fundamental, pero que está al margen del proyecto de ley, es la revisión del ordenamiento territorial, que es necesario para compatibilizar distintos aprovechamientos de la naturaleza con la conservación.



Según el científico, esto evitaría que se tropezara el desarrollo hidroeléctrico con el turístico, por ejemplo. "El ordenamiento no es una cosa esotérica, es concreto. Hay que satisfacer, buscar uso del territorio que compatibilice los distintos usos del suelo, y así satisfacer demanda por madera y agua y a la vez cuidar la naturaleza. Eso se logra manteniendo una proporción adecuada de los recursos".

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