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Crucero hundido deja mancha de diesel de 40 kilómetros cuadrados

Gobierno argentino analiza realizar una demanda contra la empresa canadiense dueña del barco y exigirle que se haga cargo de la limpieza del derrame en aguas antárticas.


El crucero turístico de lujo Explorer yace hundido a 1.000 metros de profundidad en las aguas de la Antártica, después de su naufragio el viernes pasado, mientras en la superficie marina aflora una mancha de diesel, de 40 kilómetros cuadrados, proveniente de los 185 mil litros de combustible que hay en sus tanques.



El impacto ambiental ataca a una de las zonas del planeta declarada por el Tratado Antártico como «reserva natural» de la humanidad, con una rica biodiversidad que incluye las mayores reservas de pingüinos, lobos de mar y focas, entre otras especies, informa este lunes la corresponsalía en Argentina de El Mundo.



«El derrame tiene alrededor de ocho kilómetros por cinco kilómetros y es de diesel, un combustible liviano que se dispersa y se diluye más rápidamente que el petróleo crudo», declaró la secretaria argentina de Medio Ambiente, Romina Picolotti, luego de sobrevolar la zona.



Para la funcionaria, sin embargo, la situación no es dramática: «Siempre hay impacto ambiental, porque no tiene por qué haber diesel en la Antártica, pero aunque todavía estamos monitoreando, podemos decir que la situación no es preocupante».



Picolotti consideró que con el enorme aumento del turismo de lujo que visita la Antártica «esto inevitablemente iba a suceder». «En los últimos años cada temporada duplicó a la anterior -explicó-. Para esta, por ejemplo, se calculan 30 mil turistas cuando la población estable de la Antártica es de un millar de personas. Y navegar estas aguas no es lo mismo que hacerlo por el Caribe».



La funcionaria confió que el gobierno argentino analiza realizar una demanda contra la empresa canadiense dueña del barco y exigirle que se haga cargo de la limpieza del derrame. «La actividad turística en la Antártica debe ser especialmente regulada y controlada. Y tal vez haya que limitar el número de turistas», advirtió.



«Si bien los estados partes del Tratado Antártico han hecho esfuerzos considerables para minimizar el impacto ambiental en la zona, hechos como éste demuestran que hay que hacer mayores esfuerzos aún. Convocamos a una mesa intergubernamental para tomar medidas».



En tanto, resta saber si el Explorer aguanta la presión a 1.000 metros de profundidad y suelta o no más del combustible que hay en sus bodegas. Para monitorear el impacto, la Armada de Argentina envió un buque a la base antártica «Jubany» donde se centralizarán las mediciones científicas.

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