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El efecto Cameron que remece a las filas gremialistas

En la búsqueda por «reencantar» la política el jefe de la bancada gremialista optó sin proponérselo por seguir los pasos del líder del Partido Conservador británico. Pero aunque sus partidarios admiten que podría no triunfar en su cruzada, apuestan a que después de esta batalla la UDI no será la misma.


En diciembre del 2005 un "joven" diputado británico se convertía en el líder del Partido Conservador tras una dura campaña interna. David Cameron, de 39 años, venció a su homónimo, David Davis, de 56 años, que pintaba como favorito. A muchos kilómetros de distancia y con casi tres años de retraso, José Antonio Kast pretende reproducir la audaz arremetida con que el dirigente inglés rompió la anquilosada política de los tories.



La oficialización de las candidaturas de Juan Antonio Coloma y José Antonio Kast abre de hecho una nueva etapa en la historia de la UDI. Y deja en evidencia el pánico que provoca en los líderes históricos la sola posibilidad de perder el poder. La mano de hierro con que se ha manejado la tienda, impidiendo el tan ansiado recambio generacional amenaza con terminar. Lo que obligó a los coroneles a dejar de lado las rencillas personales para abocarse a un objetivo común: detener a Kast.



De allí que la más importante fortaleza de Coloma podría terminar convirtiéndose en una "debilidad". Si bien en el entorno del senador estiman que el respaldo de los históricos transforma la candidatura del ex secretario general en carrera ganada, lo cierto es que también deja en evidencia el interés de este círculo de continuar "apernado en el poder", según lo advierten en el entorno del diputado.



Y tal como le sucedió a Cameron, en su momento Kast deberá sufrir las consecuencias de enfrentarse a los poderosos de la UDI. Todo, para concretar la aspiración de que la tienda fundada por Jaime Guzmán sea pionera en hacer suya la idea de imprimir savia nueva a la política nacional. De renovar los cuadros y generar un cambio al interior del partido, una reacción "audaz" que sirva de ejemplo tanto a su propio sector como a la Concertación.



Aunque todos los cálculos indican que, tal como se están dando las cosas, es muy difícil que el jefe de la bancada gremialista siga la misma suerte del diputado británico, sí es muy posible que -como aspiran los partidarios del representante de Buin en la Cámara- la UDI no sea la misma después del Consejo General de Julio. Esto también está claro en el entorno del jefe de bancada, pero uno de los partidarios de Kast advierte que si Coloma gana "va a tener el poder, pero se le va a hacer muy difícil gobernar". Frase que grafica la dureza con que unos y otros enfrentan este proceso de cambio en la UDI.



Y mientras Coloma apela a la unidad como eje central de su candidatura, nada de lo que se ha visto hasta ahora retrata este concepto. Lejos de ello han quedado más visibles que nunca las diferencias que se vienen arrastrando soterradamente entre los líderes fundadores y la nueva hornada. Las mismas diferencias que no tienen que ver con los principios fundamentales del partido, sino más bien con quién ostenta el poder.



En este contexto resulta particularmente interesante que ambos candidatos hayan planteado que están dispuestos a llegar a un consenso con su adversario, siempre que sea este quien ocupe la secretaría general.



Un debate sin Lavín



Y mientras Estela León de Lavín manifiesta su respaldo a la candidatura de Kast a través de la causa que partidarios del diputado abrieron en Facebook, lo mismo que dos de los hijos del ex abanderado gremialista, Joaquín Lavín ha mantenido un llamativo silencio.



Muy cercano a Miguel Kast, pero también con fuertes lazos que lo ligan a los dirigentes históricos de la UDI, Lavín aún no se ha manifestado públicamente sobre la crisis que atraviesa el partido y que condujo a la coyuntura de tener que enfrentar, por primera vez desde su fundación, una carrera por la presidencia.



Para algunos que intentan mantenerse al margen de la disputa interna "no puede" ser casual que Lavín no haya intervenido hasta ahora. Uno de los argumentos que suscriben es que el ex edil tiene "afectos" en ambos lados de la contienda por lo que no debe ser fácil para él tomar partido. E incluso no faltan los que no pierden la esperanza de que esta incipiente disputa por la presidencia de la UDI termine con una lista de consenso, "tal como ha decidido siempre quién encabeza el partido", lo que no haría necesaria la intervención de Lavín.








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