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El costo de las defensas corporativas

La Cámara de Diputados está viviendo su peor momento. Pésimamente mal evaluada por la opinión pública y desgastada por episodios que en otros tiempos hubieran quedado relegados a la tan vilipendiada farándula ahora son pan de cada día en los pasillos de la Cámara Baja. Como corolario para este alicaído panorama, los diputados lejos de abrirse a transparentar lo episodios más dudosos, se encierran en las defensas corporativas, tal como ocurrió con el deceso de uno de ellos esta semana.


Restaurar la imagen de cualquier institución no es fácil, pero mejorar la de los parlamentarios se ha convertido en una empresa casi imposible. Existe conciencia de ello a tal punto que durante la presidencia del fallecido Juan Bustos, la Cámara de Diputados contrató la asesoría de Tironi y Asociados con el fin de concretar un "rediseño estratégico y comunicacional" que le cambie el rostro a la Corporación. Pero: cuánto depende de los propios legisladores la mala percepción que la ciudadanía tiene de ellos.



Tal como lo admitió un diputado de derecha, la semana en que un grupo de legisladores jugaba alegremente una pichanga en los jardines de la Corporación en hora de sesión, "este ha sido el peor año de la Cámara". Mal evaluada por la gente, la institución ha ido de tumbo en tumbo. Y algunos de los contratiempos protagonizados por sus representantes han pasado a constituir un verdadero anecdotario.



Y no sólo por lo extraordinario de los sucesos en sí, sino también por la actitud asumida por sus protagonistas que, la mayor parte de las veces, lejos de admitir su responsabilidad, asumen una defensa corporativa y transversal.



De mal en peor



Así quedó de manifiesto cuando un restringido grupo de diputados, protegidos en el secreto de la Comisión de Régimen Interno, resolvió aumentar la asignación para bencina. Pese a que el escándalo provocado los obligó a revertir la medida, muchos de ellos siguen defendiéndola. Algo parecido ocurrió con la mediática pichanga. Pero este proceso viene de mucho antes, ya que a principios de año la opinión pública quedó atónita al ver la Cámara de Diputados transformada prácticamente en un apéndice de "Morandé con Compañía" y a algunos de sus representantes felices bailando el "koala".



Por último, mucho más contingente, es la especie de pacto de silencio en el que han incurrido los diputados, particularmente de RN, respecto de los pormenores del deceso de su compañero de labores y amigo, Pedro Pablo Álvarez-Salamanca Büchi. Aunque el parte de Carabineros precisa que "al entrevistar al señor Riveros, éste habría manifestado que mientras se encontraba en su departamento habría llegado a pedir ayuda la Srta. Marcela Andrea Pacheco Díaz (…), quien anteriormente se encontraba en el interior del dormitorio con el occiso".



La defensa corporativa asumida por los legisladores, pese a que la información ya circulaba en manos de la prensa, lejos de cerrar el polémico capítulo, sólo contribuyó a generar una ola de rumores acerca de las circunstancias en que falleció el diputado. Datos sueltos obtenidos en los pasillos de la Cámara fueron armando una historia que fue adoptando ribetes de hecho pasional. Que siendo casado estaba con otra mujer, que había consumido viagra, que se extendió un certificado de defunción para evitar una investigación; en fin, suma y sigue. Una bola de nieve que no hubiera crecido si la información se hubiera transparentado desde un primer momento.



Otro elemento que se agregó a la ya complicada situación, es que trascendió que los diputados que llegaron al Hotel Montecarlo, de Reñaca, sostuvieron una disputa con el fiscal Claudio Rebeco, que por estar de turno debió tomar el caso. Al ser consultado, el subjefe de la bancada, Joaquín Godoy, acerca de qué había sucedido, señaló que su único problema con Rebeco era que no actuó con "diligencia", ya que se presentó en el lugar un par de horas después de que se le avisó del deceso y que en el intertanto se le comunicó a la prensa de la situación. Al preguntársele sobre la mujer que acompañaba al diputado, se limitó a responder que para cualquier otro antecedente "remítase al parte de Carabineros".



La investidura de hierro



Un alto dirigente de RN justifica la actuación de los diputados argumentando lo "delicado" de la situación y esgrime que mucho más grave que la actuación de los legisladores en este caso, fue la forma en que intentaron aumentarse la asignación para bencina. "Eso sí que fue grave", sostiene la fuente. Otro ironiza diciendo que "si andas con la del bandido, siempre te van a pillar".



El decano de Ciencias Políticas de la Universidad Central, Aldo Cassinelli, plantea que el desprestigio al que ha llegado la Cámara de Diputados y el Congreso en general, se debe a que "la investidura del cargo conlleva ciertas responsabilidades y si las personas no son capaces de comportarse al nivel que las instituciones precisan, estas pierden prestigio".



A su juicio, en el último tiempo "se ha distorsionado el tema de la figuración pública y la farandulización de la política ha contribuido al desprestigio" de la misma. Por otra parte, se olvida -dice- que la investidura otorgada a los parlamentarios por la ciudadanía que los elige para que los represente "es total, las 24 horas del día, los siete días de la semana y no sólo ocho horas".



"La gente espera que ellos (los políticos) se comporten de cierta manera. Lo mínimo que se le pide a un Presidente, un senador o un diputado es que sea responsable con la investidura que tienen", concluye Cassinelli.



El antropólogo de la Universidad Central, Osvaldo Torres, estima que los parlamentarios han ido perdiendo coherencia entre lo que piensan, dicen y, finalmente, hacen, lo que los lleva a perder legitimidad ante la opinión pública, por lo que "no hay campaña de mejoramiento de imagen que resulte si no se llega a la coherencia entre el pensar, decir y hacer".



Por su parte el analista político del Instituto Libertad, José Miguel Izquierdo, postula que "en política nada se puede hacer de espaldas a los medios de comunicación. Y esto se debe, en parte, a que uno de los recursos de poder tradicionales que entró en cuestión es el secreto, que está debilitado como recurso de poder".
Mientras que Eugenio Tironi, fundador de Tironi y Asociados, consultora que asesora a la Cámara declinó pronunciarse acerca del fenómeno que afecta a esta institución, señalando que "lamentablemente no me gusta opinar sobre esas cuestiones. Así es que paso".


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