Cuatro son los líderes que aspiran a dirigir el socialismo chileno desde la oposición al Gobierno. Ellos son los diputados Osvaldo Andrade (ex ministro del Trabajo de Michelle Bachelet) y Marcelo Díaz; el senador Fulvio Rossi y Álvaro Elizalde, ex funcionario de gobierno.
Los miembros del Partido Socialista están convocados este domingo a las urnas para renovar su directiva en unas disputadas elecciones internas, marcadas por la derrota electoral que a comienzos de año los sacó del Gobierno tras 20 años en el poder.
El desgaste de sus años como fuerza oficialista significaron para el PS un desgaste constante de militantes y cuadros dirigentes, al punto que en las pasadas elecciones presidenciales hubo tres candidaturas vinculadas a socialistas desencantados que prefirieron dar un paso al costado.
El diputado Marco Enríquez Ominami se marginó para levantar una candidatura independiente que obtuvo en diciembre casi un 20 por ciento de los votos y Jorge Arrate, un dirigente histórico, terminó con un 5,86% de la votación, como candidato de la izquierda extraparlamentaria.
El tercero fue el senador Alejandro Navarro, considerado cercano al presidente venezolano Hugo Chávez, que se retiró antes de las elecciones.
La derrota de la Concertación por la Democracia, coalición de centroizquierda que gobernó Chile desde 1990 a manos de un conglomerado derechista encabezado por el inversionista Sebastián Piñera, ha marcado el debate entre las listas que se disputan la conducción del socialismo chileno, fundado en 1933.
Según datos del Servicio Electoral, el Partido Socialista tiene 109.561 militantes registrados, pero fuentes de la colectividad calculan, de acuerdo con la experiencia histórica, que sólo una tercera parte o poco más acudirán a las urnas.
Cuatro son los líderes que aspiran a dirigir el socialismo chileno desde la oposición al Gobierno. Ellos son los diputados Osvaldo Andrade (ex ministro del Trabajo de Michelle Bachelet) y Marcelo Díaz; el senador Fulvio Rossi y Álvaro Elizalde, ex funcionario de gobierno.
La elección es indirecta y los militantes eligen en realidad a unos 130 miembros del Comité Central, que después eligen al presidente y demás cargos directivos, por lo que los esfuerzos se encaminan a lograr la mayoría en el Comité Central.
La colectividad está acéfala desde que el anterior presidente, el senador Camilo Escalona, renunció tras la derrota electoral.
Las cinco listas en disputa se denominan «Convergencia Allendista», «Nuestra Revolución», «Frente Allendista», «Por Chile: Unidad Socialista» y «Recuperación-Participación-Socialismo».
El diputado Marcelo Díaz, uno de los aspirantes a la presidencia del movimiento político, consideró que el partido se debilitó en los últimos años al poner todos sus esfuerzos en la administración del Estado, lo que se tradujo «en una suerte de anemia institucional».
Su objetivo, sobre la base de lo anterior, es recuperar la institucionalidad partidaria, aseguró.
Para Osvaldo Andrade, el PS debe tomar un papel protagonista en la tarea de reconstituir la Concertación, y de paso, servir de eje hacia los nuevos conglomerados de izquierda.
«Tenemos que ser el partido que sea capaz de configurar una mayoría, que pueda retomar esa vieja relación entre el centro y la izquierda que fue constitutiva de la Concertación, para configurar una fuerza que desplace a la derecha del Gobierno», declaró.
Álvaro Elizalde dijo que buscará reconocer los errores que se cometieron en las pasadas elecciones y plantear una nueva línea de conducción que «desde la humildad reconozca dichos errores y rectifique el rumbo para recuperar la confianza de la ciudadanía».
El senador Rossi, que inicialmente apoyó a Díaz, se distanció de éste y optó por competir «para que los intentos de renovación del partido tengan éxito».
«Marcelo (Díaz) es un tremendo líder, pero todos tenemos un espacio para renovar el PS», afirmó.
