«Somos gente honesta», dijo Alejandro Bohn, antes de asegurar que siguieron todos los pasos que exigió el Sernageomin.
El dueño de la mina San José, Alejandro Bohn, descartó ante los miembros de la comisión de Minería de la Cámara de Diputados, constituida como especial investigadora por el accidente en el yacimiento, que hubieran «presiones indebidas» para conseguir la reapertura de la faena tras su cierre definitivo el año 2008.
«Somos gente honesta», dijo Bohn, antes de asegurar que siguieron todos los pasos que exigió el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) como el fortalecimiento de las galerías y la elaboración, mediante una empresa externa, de un informe geomecánico.
Lo que sí admitió, es que ante la paralización total del yacimiento San José, acudieron a las autoridades de la región como el gobierno regional, legisladores, seremis, y otros para resolver el problema y buscar una contraparte técnica para la reapertura.
El empresario también relató que en julio de 2010, tras el accidente en el que a un trabajador le fue amputada parte de su pierna se dieron distintas fallas operativas, que no tenían que ver con las condiciones de seguridad del lugar.
Manifestó que tras este incidente, donde no se cerró el pique, se contrataron a todos los expertos en el tema para asegurar trabajo en las galerías, y que se solicitó una medida administrativa por responsabilidades en la cadena de producción y también recapacitar masivamente al personal de mina, para esclarecer que trabajo de fortificación era correcta porque incluía todos los elementos.
Posterior a las declaraciones de Bohn, se dio paso a las preguntas de los diputados miembros de la comisión.
