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“El asesinato de Jaime Guzmán pudo ser digitado”

Miguel Paz
Por : Miguel Paz Subdirector de El Mostrador
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El ex miembro de la Dirección Nacional del FPMR niega haber estado enterado del crimen del senador de la UDI, perpetrado por un grupo liderado por Mauricio Hernández Norambuena, y rechaza las acusaciones de este, quien lo sindicó como colaborador de “La Oficina”. A 19 años del magnicidio del fundador del gremialismo, el “comandante Eduardo” da su versión. Dice que la jefatura del FPMR «no tenía idea» del crimen y que Hernández y su grupo actuaron como “bandoleros”. Además asevera que el homicidio pudo ser “inducido”, se refiere al secuestro de Cristián Edwards, y al asesinato y desaparición de dos comandantes del Frente por parte de sus compañeros.


“Antes de contestarte todo lo que tu quieras, quiero descartar de plano, no negarlo, descartar de plano, las acusaciones que de manera irresponsable me hace “Ramiro” en el video que publicó Chilevisión. Yo nunca fui agente, ni conocí ni tuve contacto con gente de “La Oficina”, no tuve relación con ellos de ningún tipo, no fui agente ni traidor. No participé ni en la decisión, ni en la planificación de lo que yo califiqué siempre como el asesinato del senador Guzmán. Tercero quiero manifestar la sorpresa, el malestar que significa la forma en que Mauricio Hernández Norambuena, el «comandante Ramiro», se refirió al Frente Patriótico Manuel Rodríguez, al jefe del Frente y de la forma y el desparpajo con la que habla de una situación que yo nunca vi en la dirección del Frente desde su fundación: eso de rifarse la muerte o la vida de las personas. Además, en la misma entrevista que da “Ramiro”, dice que yo fui sancionado y esa sanción fue en los años ’89, ’90 por lo tanto yo no estaba en la Dirección (del FPMR) en la época en que eso se hizo”, dice de entrada Enrique Villanueva Molina, en la primera entrevista que concede en más de una década.

Conocido por haber sido el vocero histórico de la dirección nacional del FPMR durante los años 80 bajo la chapa de «comandante Eduardo» y «Roberto Torres», Enrique Villanueva Molina tuvo participación en el secuestro del coronel de Ejército Carlos Carreño y luego del asesinato de Jaime Guzmán, el 1 de abril de 1991, concedió una entrevista en su calidad de vocero del Frente donde fue citado diciendo que «Guzmán bien ajusticiado está».

A 19 años del crimen perpetrado por un grupo de frentistas liderado por Mauricio Hernández Norambuena (quien se encuentra recluido en una prisión brasileña por el secuestro del publicista Washington Olivetto), el «comandante Eduardo» deberá prestar testimonio ante el juez Mario Carroza. Pero antes decide romper el silencio y dar su versión a El Mostrador sobre las declaraciones de Hernández Norambuena: este aseveró que la decisión de matar a Guzmán fue tomada por la dirección del FPMR y reiteró las acusaciones contra Villanueva, de haber sido colaborador de la Dirección de Seguridad Pública, organismo más conocido como “La Oficina”, que fue creado por el gobierno de Patricio Aylwin para desbaratar al Frente y el Lautaro.

El siguiente es un extracto de una extensa entrevista que usted puede escuchar acá:

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Saque sus propias conclusiones.

-¿Dónde estaba usted cuando ocurrió el asesinato de Jaime Guzmán, en abril de 1991?

-En Santiago. Estábamos en una discusión interna. Habíamos movilizado gran parte de la organización. Un grupo minoritario de dirigentes históricos del Frente teníamos una lectura de la situación que estaba pasando el año 90, 91, y era que irremediablemente la salida iba por una vía negociada, una salida democrática. El Frente tenía la oportunidad y el deber de transformarse en partido para recoger esa historia y seguir manteniendo vigente su propuesta.

-¿Eso suponía renunciar a la tesis del enfrentamiento armado?

-Nosotros hace rato que estábamos en esa tesis. En democracia no se podía seguir repitiendo lo que habíamos hecho en dictadura, habían condiciones totalmente distintas. Yo fui muy cercano a Raúl Pellegrin y su visión era que había que transformarse en partido en algún momento, ir más allá de la lucha contra la dictadura.

«Sospechamos que había sido gente del Frente»

-Una cosa que no me cabe en su relato. Luego del asesinato de Jaime Guzmán usted dio una entrevista en México donde dijo, cito textual: “Guzmán bien ajusticiado está” ¿Por qué lo hizo?

-Bueno, aquí apelo a cosas que tu puedes conocer mejor que yo. Muchas veces a uno lo sacan de contexto. Por qué se dio esa entrevista creo que es fundamental. Recuerdo perfectamente cuando fue. Fue en Santiago, con un periodista mexicano. Se usaba la táctica de decir que estábamos fuera, pero fue en Santiago. Fue producto de estas tensiones que se produjeron luego del asesinato de Guzmán. Porque el Frente no tenía idea, yo no tenía idea y la mayoría de la gente que estaba a nivel medio de la organización tampoco tenía idea. Empezamos a sospechar que había sido gente del Frente pero no teníamos idea.

Esa situación me lleva a una conversación con otro dirigente del Frente y como yo era el personaje, desde su fundación hasta el 89, 90, que daba las conferencias de prensa, era quien tenía la credibilidad y cercanía con los periodistas -aunque se actuara con capuchas por razones de clandestinidad-, en esa conversación dijimos si no somos nosotros, hay que dar una conferencia y decir no fuimos. Se accede a que yo de esa conferencia de prensa y aparte de ese epíteto que se me adosa, yo dije que el Frente no había sido.

[cita]»En ningún caso, ni por convicción personal ni porque fuera un adversario político voy a justificar el asesinato de Guzmán bajo ningún punto de vista».[/cita]

-Es una frase súper concreta.

-No recuerdo ahora porque sería mentirte pero fue una conversación creo que off the record con el periodista donde conversamos quienes podrían haber sido. Y yo dije que Guzmán era una persona que había sido el ideólogo de la dictadura y que había mucha gente que estaba con deseos, no de asesinarlo pero por lo menos de hacerle oposición. Pero en ningún caso, ni por convicción personal ni porque fuera un adversario político voy a justificar el asesinato de Guzmán bajo ningún punto de vista.

-¿O sea, usted no estaba de acuerdo?

-En absoluto, desde el primer día  y no sólo yo, la mayoría y eso te lo pueden ratificar.

Fotos: Miguel Paz

Fotos: Miguel Paz

-¿Por qué Galvarino Apablaza, el “comandante Salvador”, el número uno del FPMR en ese minuto, reconoció la autoría del crimen?

-Yo ya no estaba en el Frente. Porque me alejé totalmente el ’91. Por lo que leí en la prensa y por lo que conozco a “Salvador”, no sé, yo  dudaría que estuvo de acuerdo. Tendrías que preguntárselo a él.

-¿Qué efectos tuvo al interior del FPMR este asesinato?

-Un desconcierto absoluto y para mí le puso el punto intermedio al final que liquidó al Frente. Aceleró su descomposición porque una acción como ésta es parte de su proceso de descomposición.

«Esto fue gatillado de afuera»

-Mauricio Hernández Norambuena, Humberto López Candia, y otros entrevistados afirman que usted fue agente de “La Oficina” y colaboró con el gobierno para desbaratar al Frente. López Candia en una larga entrevista con un periodista para un libro que no salió dice que usted oficiaba con la chapa de “Pablo Andrés Lira”.

-Nunca fui agente, colaborador, amigo o cercano a lo que se denominó “La Oficina”. Nunca en mi vida conocí al señor López Candia. Y miro con asombro cuando una persona habla con tanta certeza de mí. Todo lo que pueda emanar de él en función de culparme, son falsedades que rechazo de manera terminante.

Yo además pretendo en estos días presentar una demanda judicial para que este señor sea llamado a la Justicia y aclare de dónde me conoció, si yo no lo conozco. Hasta donde tengo entendido, nunca fue del Frente por lo demás. Provenía del MIR pero además por lo que conocí después de todo este proceso, indagando en función de preparar mi propia defensa, entiendo que este señor es señalado como informante del Ejército o por lo menos vinculado a ciertos sectores del Ejército.

[cita] «Con un grupo de dirigentes históricos del Frente llegamos a la conclusión de que por la magnitud del hecho de Guzmán pudo haber tenido una inducción desde afuera (… Fue inducido. Quién, cómo, no sé. Ahí tendrá la Justicia que investigar y por eso estoy muy contento de que se abran todas las aristas de investigación».[/cita]

Lo que también genera otra arista  y te lo voy a decir responsablemente no solamente yo, sino un grupo de dirigentes históricos del Frente llegamos a la conclusión de que por la magnitud del hecho de Guzmán pudo haber tenido una inducción desde afuera.

-¿Usted dice que el asesinato de Jaime Guzmán pudo haber sido digitado por organismos del Ejército?

-No sé de quién pero externos, porque una acción de esa envergadura, gatillada de la forma como se gatilló, cómo se realizó sin siquiera proteger a la organización, a los combatientes, que para nosotros eran lo más sagrado que teníamos… La única explicación razonable es que esto fue gatillado de afuera. Fue inducido. Quién, cómo, no sé. Ahí tendrá la Justicia que investigar y por eso estoy muy contento de que se abran todas las aristas de investigación porque espero que con la misma fuerza con que he sido acusado después se diga: oiga este fulano no tiene nada que ver en esto, y se me exculpe de estas culpas que las llevo arrastrando ya hace doce años, con el impacto familiar, laboral, etcétera.

-¿Esas conclusiones de ese grupo histórico están basadas en qué hechos o datos concretos?

-No quiero caer en la misma irresponsabilidad que cayó “Ramiro” de apuntar a personas. Pero las características de esa acción nos llevaron a pensar de que era posible. Eso tiene que investigarlo la Justicia.

«Llegaron a ser una banda»

-¿Por qué Hernández Norambuena, miembro de la misma dirección del FPMR en la que usted estaba, dice que había una red de protección para usted y gente como Juan Gutiérrez Fischmann, el “comandante Chele?

-Hay mucho de mito. En la historia de los movimientos revolucionarios hay muchos casos como estos. Yo tengo en mi memoria grabado un hecho en Nicaragua de un dirigente importantísimo del FMLN, Salvador Cayetano Carpio, que manda a asesinar a la segunda jefe del Frente Salvadoreño y de forma cínica incluso después va a los funerales. Pero él la mando a asesinar por rencillas internas, por egoísmos internos, ni siquiera por visiones internas.

Que es lo que te quiero graficar: aquí no se trata de diferencias políticas, se trata de camuflar en visiones seudo revolucionarias, intereses personales. Esa es la única forma que me puedo explicar la irresponsabilidad de «Ramiro» que raya en la delación con la que habla de lo que hicieron otras personas para mover intereses políticos para él venirse a Chile. Eso no tiene nada que ver con el Frente.

-Apenas seis meses después del asesinato de Guzmán el comandante “Ramiro”, Hernández Norambuena, y el grupo con el que atentaron contra el senador UDI, secuestra a Cristián Edwards. ¿Tampoco estuvo al tanto de esto?

-O sea, nos informábamos de oídas, cuando las cosas pasaban. Te repito:  por eso es tan distinto el Frente hasta el 89.

-Pero eso ¿quiere decir que el grupo de Hernández Norambuena se mandaba sólo, era una banda que corría sola por la vida y no reportaba a nadie?

-Yo creo que en un momento llegaron a eso, te lo digo responsablemente porque te repito cuando se planifica algo de esta envergadura lo primero que hay que hacer es proteger a la organización y nada de eso se hizo

¿Nadie de la dirección nacional del FPMR decidió o aprobó el secuestro de Cristian Edwards?

-Yo no estaba en la dirección a esa altura así que no sé que decisiones se tomaron ni como se planificaron las cosas.

-Según López Candia usted en 1992 tenia como informante a Agdalín Valenzuela que fue ajusticiado por militantes del FPMR después de una investigación interna que concluyó  que era informante de “La Oficina”.

-Tendrá que investigar la Justicia por qué dice eso, te repito que a este señor no lo conozco.

-¿Usted lo niega?

-Absolutamente si a este señor no lo conozco. A Agdalín Valenzuela lo vi dos veces y todos los que lo conocíamos lo identificamos como la persona de mayor confianza de “Ramiro”. Todo lo que dice este señor López Candia es absolutamente falso.

Según declaraciones de Hernández Norambuena en el proceso por el asesinato de Guzmán, cuando fue detenido, él dice que la decisión de secuestrar a Edwards fue tomada por la Dirección Nacional del FPMR.

-Yo no estaba en la Dirección en esa época, no le puedo decir nada al respecto.

-¿A dónde fue a parar el dinero del secuestro?

-No sé, no sé, desconozco eso.

Comandantes desaparecidos

Usted participó en la toma del poblado Los Queñes y en esa toma también está Luis Arriagada Toro, «Aureliano» o “Bigote”. En esa toma fueron asesinados por efectivos policiales Raúl Pellegrin, en ese minuto el líder del FPMR, y Cecilia Magni. Un año después, tras una investigación sobre los sucesos de Los Queñes, el Frente habría concluido que “Bigote” había dado información a las fuerzas policiales y fue ajusticiado y desaparecido.

-En primer lugar yo no estuve en Los Queñes y yo no era partícipe de la decisión de Raúl Pellegrin de estar en Los Queñes por la calidad de jefe del Frente y el riesgo que corría. Yo estaba a cargo en Santiago de informar a los medios y a la red de contactos políticos de la acción que se estaba empezando a realizar.

-¿Qué pasa con la situación de este comandante ajusticiado y desaparecido igual que los desaparecidos de la dictadura militar?

-En la historia del Frente hay casos, ese no es el único, el otro es Iván Figueroa también

-También le quiero preguntar por eso…

-Sí, efectivamente se hizo un sumario, yo participé en el sumario y cuando estábamos en la conclusión del sumario, desapareció Arriagada… Pero sí, entiendo, entiendo que fue ajusticiado. No me cabe la certeza. Tampoco participé en eso. Pero sí yo era parte del proceso investigativo, era parte de la comisión de investigación que llevó a cabo eso.

Algo similar sucedió con Iván Figueroa, el «comandante Gregorio», que fue suboficial de la FACH y que usted conocía de esa época. Hasta ahora una de las versiones más repetidas que murió en 1995 bajo el gatillo de sus compañeros de armas en Buenos Aires, Punta del Este o Ciudad del Este y su familia todavía quiere saber qué pasó con él.

-Lamentablemente, la mamá de Iván acaba de morir hace un mes y yo tenía el compromiso con ella de averiguar esto. Ella murió esperando que se aclarara el por qué compañeros de armas de él, compañeros de la Dirección (del FPMR) lo mataron. Porque esa era la certeza que ella tenía. Pienso que eso también gatilla toda esta locura, parafernalia que ha desatado «Ramiro» (porque) empecé desde el año 97 a buscar antecedentes de qué es lo que había pasado con Iván Figueroa. Lo que logré averiguar es que Iván es contactado en Argentina y que es asesinado. Ahora no tengo la certeza para decirte quiénes fueron. Pero este mismo grupo reivindicó en algún «Rodriguista» que yo leí, que habían ajusticiado a un agente de la CIA.

«Temí que me mataran»

-¿Usted temió que lo mataran?

-Por eso salí (de Chile) el 97 y tenía evidencia cierta. Me estaban haciendo seguimientos, por lo menos de un mes antes. No le di la importancia que debí darle. Porque una colega de la Universidad me dice: cuidado que mañana va a salir de ti tal cosa en los periódicos y me enteré el día que iba a la universidad y veo en La Tercera la tremenda foto. Hay cosas que hay que investigar. Es decir, aparece mi nombre como supuesto traidor, ese nombre lo toman personas en un periódico nacional, que después se sabe son gentes vinculadas a servicios de Inteligencia de Carabineros; aparece López Candia que es un fulano vinculado al Ejército… hay una trama, que no sé como desmenuzarla pero son antecedentes que tengo que entregar a la Justicia para que se investigue.

-¿Y por qué gente que era compañera suya de armas y militancia termina creyendo estas cosas? ¿Nunca le preguntaron directamente de este tema, nunca lo llamaron a una reunión?

-Los dirigentes históricos que conozco, desde el primer día, me entregaron su solidaridad y nunca perdí contacto con ellos.

-Resumiendo lo que usted me ha dicho en esta entrevista ¿al final son una suma de coincidencias y situaciones que hacen que usted haya estado en el lugar equivocado en el momento equivocado? ¿Nada de esto puede ser verdad?

-¿De las acusaciones que se me hacen? Es que no son verdad. No tengo nada que ver con «La Oficina». Yo no participé en el asesinato de Guzmán. Estas acusaciones son irracionales y para mi son motivadas por objetivos políticos como es el de traer a Hernández Norambuena a Chile. ¿Por qué él no lo dijo hace cuatro años, cinco años atrás?

-Usted cree que lo dice esperando que lo traigan a Chile…

-No se me ocurre otra explicación a estas incoherencias. Además me llama tremendamente la atención que un personaje como Hernández Norambuena diga esto y todo el mundo lo asuma como que es verdad. Es algo demencial tratar de culpar al gobierno…

-Nunca había hablado.

-Pero es que es algo demencial tratar de inculpar al gobierno de Aylwin como que esté en conocimiento de una barbaridad como la que se cometió de matar a Guzmán. Eso no cabe dentro de una mentalidad política con ciertas coherencias.

«El asesinato de Guzmán y el secuestro de Edwards nunca debieron ocurrir»

-¿Qué motivaciones tendría «Ramiro» en relación a usted, cómo era su relación con él?

-Todavía no acabo de entender. Porque mi relación con «Ramiro» nunca fue buena ni mala. Lo conozco por los años 89, 90, pero fue una relación de jefe y subordinado. Él era subordinado mío.

-¿Lo conoció por el secuestro de Carreño?

-Por eso te digo. El era subordinado mío. Esa fue la relación con él, nunca fue una relación afectuosa ni mucho menos. Además, las características de «Ramiro» no eran las que yo conocía como los combatientes y dirigentes del Frente. Eso lo manifestaba todo el mundo.

-¿A qué se refiere con eso?

-Una persona que tenía una visión distinta a la nuestra en el sentido de justificar acciones armadas sin un sustento político. El Frente era una organización político militar, no era una comisión de bandoleros.

-¿Por qué no se hizo nada al respecto, de decir: «este señor no está capacitado para dirigir»?

-Es que esa es mi apreciación personal. En las organizaciones como las nuestras se daba un desprecio por el trabajo político y él tenía un desprecio por mi trabajo porque era trabajo político. Se da un desprecio en el sentido de que se vive en una burbuja. Al paso de los años uno que está las 24 horas metido para proteger su vida, la de sus combatientes, hacer un análisis interesado para justificar eso, por loable o razonable que sea es una visión que surge de una burbuja y dentro de esa visión de burbuja los cálculos y las aprehensiones pueden terminar en distintas cosas. De esa visión surgen personajes que tratan de justificar lo que hacen.

-¿Mauricio Hernández Norambuena tenía una estructura paralela de funcionamiento en el FPMR?

-Yo creo que siempre, eso sí, es conocido en el Frente. Yo creo que siempre.

-¿Al realizar acciones, como le llaman, buscaba descabezar la dirección del Frente y ponerse él sobre los demás?

-Ahí sería entrar a….

-Porque si me estaba diciendo que el FPMR estaba en un proceso de discusión interna para abandonar las armas y viene el asesinato de Guzmán…

-Obviamente. En ese caso particular sí. Saquemos las conclusiones: a quién favoreció la acción de Guzmán y a quién daño. Favoreció a todos aquellos que querían crucificar al Frente calificarlo como una organización terrorista, que nunca fue, y terminan con la destrucción del Frente.

-Eso querría decir que pese a que ustedes reconocieron la autoría del asesinato del senador Guzmán, no fue llevado a cabo por ustedes. ¿A quién le creemos: a los dirigentes del FPMR que reconocen, el número 1 del Frente, la autoría del asesinato, o a esta nueva versión que plantea que fue para no mostrar una imagen de división?

-Yo no voy a entrar en defensa de «Salvador» (Galvarino Apablaza Guerra) pero por lo que lo conocí, mucho más que a «Ramiro», en Nicaragua y en Chile largamente no me cuadra que avale o apruebe una acción como la de Guzmán. No me cuadra. Yo lo conversé con él, pero no me cuadra, no me cabe dentro del esquema que conozco. Y tampoco sé de las circunstancias en que anuncia o reivindican esto. He leído por la prensa que fue en un «Rodriguista» pero más allá no puedo decir. Sí te digo que no me parece que Salvador haya podido avalar eso.

-¿El asesinato de Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards fueron equivocaciones que nunca debieron haber ocurrido?

-Yo creo que sí, estoy convencidísimo.

-¿Si usted hubiese estado al tanto habría dicho que no se hiciera eso?

-Es que en el estilo que yo conocí de la Dirección del Frente, si eso hubiera aparecido ahí se neutraliza de inmediato. Por qué razón: porque no era nuestra opción, pues. Uno cuando actúa como dirigente en este tipo de organizaciones tiene una misión objetiva y una visión de la vida con valores y ética y sobre todo calcula los impactos positivos y negativos para tu organización ¡Si no éramos un grupo de bandoleros! Por lo tanto en el supuesto negado de que yo hubiera estado ahí obviamente habría dicho que no, y públicamente. Pero en el Frente que conocí, no se daba eso. En este caso se hizo la acción y fue una expresión de una posición política que quería imponerse por la fuerza y neutralizar lo que el Frente debió hacer que es transformarse en un partido político.

-¿Hernández Norambuena traicionó los principios de su organización?

-Yo no soy tan liviano para acusar de traición a la gente, la verdad. Me parece que tiene una posición equivocada, políticamente hablando.

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