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Dan a conocer encuesta sobre el trabajo infantil

Programa de Apoyo y Acogida de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de la Vicaría Pastoral Social y de los Trabajadores, ha contribuido a la erradicación progresiva del trabajo infantil, tanto en la disminución de horas de trabajo, como en dejar esta condición. A mejorar su proyecto de vida, aumentar la escolarización, involucrando a las familia, las escuelas y las redes de apoyo.


En 15 años la Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajadores ha acompañado a 10.500  niños y niñas en su Programa de Apoyo y Acogida de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores en alianza con Proniño de la Fundación Telefónica.

Sin estigmatizarlos por trabajar, la Vicaría los acoge y acompaña en su situación, los orienta y motiva a seguir estudiando, a reducir sus horas de trabajo y los vincula con otros niños y niñas trabajadores con quienes comparten experiencias y aprenden de sus derechos.

“Los niños que trabajan que hemos conocido, vienen de familias en situación de pobreza y baja escolaridad. Sus padres tienen empleos precarios de baja calificación y mucha flexibilidad laboral. Son, en la mayoría, hijos de mujeres jefas de hogar”, dice la Asistente Social Loreto Rebolledo, Encargada del Programa de Apoyo y Acogida de niños, niñas y adolescentes trabajadores.

Según una encuesta realizada por el programa que imparte la Vicaría Pastoral Social y de los Trabajadores a los niños y niñas que atiende, el 36% empezó a trabajar para ayudar a su familia, mientras que el 24% porque le gusta y es importante. El 20% lo hace por necesidad o porque le dicen y el 15% para tener dinero.

En cuanto a la edad en la que comienzan a trabajar, el promedio es 9 años con un 24,8 %. Luego un 18% lo hace a los 10. Un 12% a los 8 años y un 7,8 % a los 11. Sólo un 1,4% empieza a los 14 años a laburar. “Con estos datos, es posible inferir que los niños comienzan a trabajar antes de la edad mínima permitida legalmente, generándose la necesidad de crear mejores condiciones de protección hacia la niñez”, asevera Loreto Rebolledo.

Trabajo y educación

Respecto a los tipos de actividades que realizan, el 29, 70% desempeña trabajo doméstico (lo que se entiende por las labores del hogar que el niño asume para que sus padres salgan a trabajar), el 25, 30% lo hace en ferias libres, el 19, 80% en cosechas o plantaciones y el 11% en comercio ambulante. En más baja escala, estarían oficios como negocios familiares, obrero mecánico y comercio formal.

“Los niños y niñas del universo que utilizamos para esta encuesta – donde el 47,9% son niños y 52,1% son niñas – tienen entre 6 y 17 años y el 65% tiene 10 y 13. El 44% trabaja 4 horas semanales.  El 2% trabaja más de 40 horas a la semana. La mayoría gana unos 5 mil a la semana. El 85% de ellos trabaja permanentemente (ocasional 6%). En período lectivo los niños trabajan menos que en vacaciones”, explica la profesional.

El Programa de Apoyo y Acogida de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores ha contribuido a la erradicación progresiva del trabajo infantil, tanto en la disminución de horas de trabajo (un 23,3%) como en dejar esta condición siendo ex trabajadores (un 6%). A mejorar su proyecto de vida, aumentar la escolarización, involucrando a las familia, las escuelas y las redes de apoyo.

Terminar sus estudios y ser profesionales

El 99,4% de los niños que trabajan va al colegio. La mayoría está entre 5º y 7º básico. El 93% de niños y niñas pasa de curso. Su asistencia a clases en este semestre ha sido de un 79.3% El 47,3% de los niños y niñas tienen un promedio mayor a 5.0

El 92,4% tiene un rendimiento superior a 5.0 en Lenguaje El 88% tiene un rendimiento superior a 5.0 en Matemáticas. El 2,9% deserta del sistema escolar fundamentalmente en educación media (entre 2º y 3º medio).

“Nos hemos dado cuenta que las razones por las cuales dejan de estudiar, dice relación con el proceso de desarrollo evolutivo en la adolescencia y por situaciones de embarazo”, explica Loreto Rebolledo. Luego agrega, “las deserciones que hemos visto en nuestros niños y niñas, no se han asociado al mundo laboral pese a que es justamente en esa edad cuando cuentan con una ley que los ampara para trabajar”.

En este contexto, los niños y niñas dicen que les gusta estudiar porque aprenden. Porque quieren ser alguien en la vida y cumplir sus sueños; terminar sus estudios y convertirse en profesionales, donde el 18 % quiere ser profesor/a y el 13% doctor/a. El 11% se inclina por el fútbol, luego la cocina con un 12%, policía con un 10%, mientras que abogado un 6%.

A la hora de preguntarles por sus sueños, el 41% quiere ir a la universidad y ser profesional. Un 13% quiere tener una familia propia feliz y el 12% quiere ayudar a estar en familia. El 8% quiere sacar adelante a su núcleo familiar. “Cuando los niños y niñas hablan de sus deseos, a pesar de la situación en la que viven son solidarios y generosos con sus familias, lo que nos indica que creen en ese núcleo y que a partir de ellos mismos, pueden salir del círculo de la pobreza a través de la educación y su propia participación”, concluye Loreto Rebolledo.

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