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Peña responde a Santa Cruz y dice que “no habrá ni sueño socialista, ni pesadilla bíblica” Respecto a las afirmaciones de Matthei y al programa de Bachelet

Peña responde a Santa Cruz y dice que “no habrá ni sueño socialista, ni pesadilla bíblica”

El rector de la UDP considera exageradas las declaraciones de la historiadora ligada a la derecha conservadora en orden a que el programa de la Nueva Mayoría es el “primer eslabón al establecimiento del socialismo en Chile”, como también las afirmaciones de la abanderada de la Alianza de gobernar con la Biblia en la mano.


El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, respondió a las afirmaciones hechas por la historiadora ligada a la derecha conservadora, Lucía Santa Cruz, en orden a que las iniciativas planteadas en el programa de la candidata de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, son un “primer eslabón al establecimiento del socialismo en Chile”, considerándolas exageradas, por lo que “no habrá ni sueño socialista, ni pesadilla bíblica”.

En su habitual columna en El Mercurio, el académico expone que lo afirmado por Santa Cruz es una conclusión que se deriva de algunas frases del programa de Bachelet, a lo que se suma las declaraciones de la electa diputada del PC, Karol Cariola, en el programa Tolerancia Cero de Chilevisión, respecto a que el documento de la ex mandataria era el primer escalón en la construcción del socialismo en el país.

En ese sentido, Peña explica que “sostener que, en consecuencia, eso es lo que el gobierno de Bachelet pretende (olvidando la pluralidad de fuerzas que la apoyan y el carácter más bien socialdemócrata que predomina en la izquierda) es tan exagerado como afirmar que Matthei quiere gobernar esgrimiendo la Biblia”.

Y agrega que “ni Matthei es una fundamentalista dispuesta a consultar la Biblia a la hora de gobernar, ni Bachelet alguien en quien anide una semilla totalitaria que la llevará a sacrificar todo en una sola idea”.

“Es verde –como observó Lucía Santa Cruz– que todas las ideas poseen consecuencias y que si se deja florecer a las que son erróneas, las consecuencias son de lamentar. Pero no es el caso ni de Bachelet ni de Matthei, cuyas frases no son ideas. Son simples ocurrencias proclamadas en el inevitable afán electoral de estar bien con Dios y con el diablo”.

En cuanto a los dichos expresados por la candidata de la Alianza cuando se reunió con la comunidad evangélica, en el sentido de que de llegar a La Moneda no hará nada que vaya en contra de lo que la Biblia señala, Peña explica sarcásticamente que “si Dios la escucha, las medidas que adoptará están escritas”.

“No se admitiría nunca más el tatuaje ni el piercing (Levítico 19:28, Dios dijo: “No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos ni tatuajes en la piel”); quedarían proscritos los asados de cerdo y todos los objetos confeccionados con su piel (en Levítico, 11:6-8, se advierte que tocar la piel de un cerdo muerto convierte a la persona en impura); estará prohibido maldecir y blasfemar (bajo pena de muerte que es lo prescrito en Lev 24:10-16); la homosexualidad estaría, por supuesto, proscrita (se trata de una abominación, según se dispone en los versículos 18:22 de Levítico); la adoración de cosas distintas al único Dios deberá también castigarse (por tanto, amados míos, huid de la idolatría, se lee en 1 Corintios 10:14); el lucro habrá que abolirlo y la competencia deberá orientarse por anhelos distintos al de ganar dinero (porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición, se lee en 1 Timoteo, 6,9); habrá que desincentivar la vida sexual (y para los que no sean capaces de abstenerse, incentivar el matrimonio según aconseja Pablo en 1 Corintios 7:1-5)”, menciona el rector de la UDP.

Explica, entonces, que las políticas públicas que hasta ahora han sido guiadas por la economía neoclásica y el principio de Pareto, “deberían orientarse por teólogos a los que, para que Matthei sea fiel a la palabra que acaba de empeñar, deberá encargárseles verifiquen, en cada caso, que las medidas que incrementan la eficiencia o el bienestar, no lo hagan, sin embargo, a riesgo de atropellar algunas de las cosas que señala la Biblia”.

Concluye el académico sosteniendo que en tal sentido “no habrá ni sueño socialista, ni pesadilla bíblica”.

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