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“Hay gente que quiere dañar la imagen de Allamand para sacarlo de competencia” El secretario general de RN sale al paso de las amenazas de renuncia de los ministros

“Hay gente que quiere dañar la imagen de Allamand para sacarlo de competencia”

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Aunque Mario Desbordes advierte que no quiere profundizar el conflicto que ya está desatado al interior de su partido, no deja de decir lo que piensa respecto a lo que sucede y a las declaraciones que han lanzado varios secretarios de Estado que han amenazado con dejar el partido. Por lo pronto, le responde a Bruno Baranda, a propósito de sus dichos sobre los caudillismos en la colectividad, y llama a todos a sincerar sus posiciones.


Dice compartir parte del duro análisis que hace Andrés Allamand acerca de la derrota sufrida por el sector en la reciente elección presidencial. Mario Desbordes es uno de los dirigentes más cercanos al timonel de la tienda, Carlos Larraín, y defiende la gestión del senador tras cuatro períodos consecutivos a la cabeza de RN. Pero observa con preocupación a lo que ha llevado el interés de algunos por blindar a Sebastián Piñera –algo que está convencido que no ha pedido el mandatario–, evitando el profundo análisis necesario después de esta última elección.

Desbordes también tiene la convicción que la respuesta que recibió el ex abanderado presidencial del partido de parte de quienes fueran sus pares en el gabinete, no tiene  parangón y que apunta derechamente a impedir que su figura se mantenga vigente. De estos temas conversa con El Mostrador, en medio de unos días de descanso que se tomó en el marco de las fiestas de fin de año.

-¿Qué expectativa tiene la directiva sobre el Consejo Nacional que programaron para el 18 de enero, en medio de la polémica interna que se generó postpresidenciales?
-La idea es analizar lo que pasó en las últimas elecciones parlamentarias y también presidenciales. Y por eso me sorprende el ninguneo que han hecho algunos dirigentes, como el diputado (Pedro) Browne o el mismo ministro (Bruno) Baranda, de lo que es el Consejo Nacional. Espero que ellos se integren, tengan una actitud más propositiva y expresen ahí sus puntos de vista.

-Lo que pasa es que algunos creen que esa instancia es bastante reducida y en ella el piñerismo es minoría, por lo que hubieran deseado una instancia más representativa donde debatir estos temas.
-Esa gente no ha leído los estatutos del partido. No distingue lo que es un Consejo General de un Consejo Nacional y la lógica que hay detrás. Por otro lado, si uno pretende hacer un análisis de correlación de fuerzas, no creo que tengamos mucha diferencia, en el apoyo que tenemos como directiva, en el Consejo Nacional o General. En los dos tenemos un apoyo mayoritario, así que quienes pretendan lo contrario simplemente están discutiendo tonteras o cosas sin sustento. Yo lamento esta discusión, este ninguneo, este reclamo permanente contra todo lo que haga la directiva. Si hubiéramos convocado a un Consejo General nos hubieran reclamado también. Así que, al final, los que quieran venir, bienvenidos; y los que no, por último que se resten en silencio y no sigan echándole leña al fuego. Yo escucho estas declaraciones negativas, odiosas, y lo único que hacen es apagar el incendio con bencina. Supongo que estos dirigentes que las hacen están conscientes de que generan anticuerpos y molestia entre quienes van a venir en enero.

[cita]“Cuando hay un gobierno que no es capaz de aceptar críticas, que tiene la epidermis demasiado sensible, y hay personas que son demasiado incondicionales de quien es criticado, se empiezan a producir estos conflictos, donde a veces los cuidados del sacristán dañan –por no decir otra cosa– al señor cura. Porque se les pasa la mano, son más papistas que el Papa”. [/cita]

-En ese contexto, ¿qué le parecen justamente las declaraciones del ministro Baranda que criticó el “caudillismo” que a su juicio existe en RN?
-Siempre hemos sido un partido con bastante caudillismo, creo que la mayoría de los partidos en Chile lo son. Pero también tenemos instancias que hay que respetar: el ministro Baranda, en su momento, probablemente en una actitud de búsqueda de caudillos fuera del partido –que es bastante más reprochable–, apoyó a (Laurence) Golborne en la primaria, en contra de lo que decidió en Consejo General del partido y nadie le ha reprochado nada. Entonces, yo le pediría un poquito de reciprocidad con el partido que en algún minuto le toleró situaciones que están reñidas con lo más básico de nuestros estatutos. Lo único que le pido a Bruno es un poquito más de respeto por la institucionalidad del partido en el que milita y consideración, porque en su minuto nosotros la tuvimos con él.

-¿Cuál es el análisis que hace la directiva en relación con esta amenaza que han levantado varios ministros, en orden a que podrían renunciar, sumándose a las renuncias que ya ha habido?
-Los anuncios de los ministros los lamento, preferiría que debatan dentro del partido, que debatan, que discutan; que nos digan qué es lo que quieren, qué es lo que buscan, qué es lo que esperan, antes de anunciar renuncias. Eso es lamentable, a menos que lo que se busque sea ir preparando el camino para una renuncia que ya este decidida. Si eso es así, prefiero que sinceren la situación, sus posiciones, y nos terminemos con este cruce de declaraciones que daña profundamente a Renovación Nacional.

-¿Por qué cree usted que ellos estarían buscando una excusa para irse del partido?
-No sé si una excusa. Quizás hay una decisión tomada, que es legítimo. Pero en ese caso esperaría que fueran más transparentes y no estuvieran echándole constantemente la culpa al partido. El partido no tiene nada, no les ha hecho nada; es una institución permanente. Si ellos no están de acuerdo con la directiva, o con lo que ésta ha hecho, tienen todo el derecho a plantear una propuesta de directiva; incorporarse a la Comisión Política, cuando dejen los cargos, y discutir desde dentro. Eso es lo que yo no logro entender en cuanto a la actitud de los ministros.

-¿Cómo hablaría de las sucesivas direcciones de Carlos Larraín a la cabeza de RN si llegara al 18 de enero con un cisma en el partido, si es que los ministros que lo evalúan concretaran su renuncia?
-Sería contradictorio con lo que pasó en la última parlamentaria. Renovación aumentó los diputados; mantuvo el número de senadores; subió en representación, porque tiene dos senadores de las circunscripciones más grandes de Chile. Entonces, al final, es reclamar por reclamar. Si hubiéramos tenido un desastre hubieran reclamado, pero como ganamos –en términos estrictos, como partido– igual reclaman; si hubiéramos tenido un triunfo aplastante, quizás, el reclamo habría sido el mismo. Yo también siento que hay gente que está hace rato en la postura negativa y lo único que pido es que o sinceran su actitud de una vez por todas y toman una decisión que concuerde con esta actitud negativa hacia el partido como tal, como institución más permanente, o se integren, trabajen, discutan, propongan y reclamen, si es necesario, dentro de las instituciones. Hay gente que hace gárgaras con las instituciones, cuando le conviene, y las ningunea cuando no le gustan. Yo les pido que las respeten siempre. Pueden participar de la Comisión Política, el Consejo General, parar una lista si creen tener la razón… A menos que ellos piensen que los 20 o 25 mil militantes que van a participar en una elección competitiva son todos tontos. Entonces, ahí ya eso habla de una desafección más profunda con lo que es este proyecto institucional.

-Pero mi pregunta era ¿cómo queda Carlos Larraín si llega con un cisma al Consejo Nacional del partido, después de varias presidencias sucesivas?
-Este partido ha tenido varios cismas o varias crisis. Una persona a quien yo respeto y admiro mucho, que es don Sergio Onofre Jarpa, el otro día dijo que en su época no pasaban estas cosas; la verdad es que pasaba esto y mucho más. Aquí ha habido fuga de una decena de senadores en algún minuto, de muchos diputados y alcaldes; por lo tanto, es parte de la vida de este tipo de instituciones. En este caso puntual, yo diría que es totalmente contradictorio con lo que uno está viendo: al partido le fue bien, dentro del desastre que tuvimos como sector, entonces, no sería entendible. Lo otro es que Carlos Larraín está terminando su período y ha dicho que no se va a repostular, por lo que cualquiera tiene la posibilidad de disputar la presidencia, por lo que tomar medidas anticipadas, antes de que haya una elección, me suena a una presión a ser integrados a una directiva cuando no tienen el sustento suficiente para ser electos; o una excusa para después salirse del partido antes de tiempo. Yo espero que eso no se produzca. El que quiera adherir o le gusten otros proyectos está en su derecho, pero no le echemos la culpa al partido, hoy día hay que construir más que destruir, y sumar más que estar con estas constantes frases que lo que hacen es incendiar más la pradera.

“Los cuidados del sacristán…”

-¿Entonces quién sería el responsable de lo que está pasando al interior de RN?
-Creo que todos tenemos un poco de responsabilidad. El último año ha sido bastante complejo, donde militantes importantes –varios de los que hoy día están anunciando renuncia–, sencillamente no respetaron la institucionalidad y no apoyaron en las primarias al candidato que Renovación aprobó en su Consejo General. De ahí ya partimos con un germen de división que se fue acrecentando durante el año. Muchos candidatos sentimos que hubo un apoyo del gobierno al candidato que nos acompañaba en la lista, no me interesa profundizar en esto, pero lo sentimos profundamente en la campaña y es algo que era objetivo. Entonces, cuando se dice que el gobierno no influyó en la elección, por ese lado, influye. Por otro lado, el de cumplir los compromisos y las promesas también influye mucho y también lo resentimos en su minuto. Entonces, cuando hay un gobierno que no es capaz de aceptar críticas, que tiene la epidermis demasiado sensible, y hay personas que son demasiado incondicionales de quien es criticado, se empiezan a producir estos conflictos, donde a veces los cuidados del sacristán dañan –por no decir otra cosa– al señor cura. Porque se les pasa la mano, son más papistas que el Papa. La crisis es generalizada en el mundo político y nosotros como sector y como partido no estamos ajenos a ella y cada uno tendrá que ver cómo aporta, más que buscar responsabilidades, que hay que hacerlo, para terminar con este conflicto y empezar a construir una Alianza más amplia.

-Nunca ha resultado.
-Es que UDI y Renovación no alcanza. Hay que ver si podemos incorporar al PRI; ojalá que Evópoli se constituya en partido político; ojalá podamos avanzar hacia fuerzas que nos complementen, que nos permitan volver al gobierno, que es la única manera de abarcar lo suficiente para ser una alternativa. Pero, sobre todo y antes que eso, tenemos que ver por qué se nos fugaron un millón y medio de votos y eso es lo que vamos a discutir con nuestros militantes. En la elección del 99, 2005 y 2009, votaron por nosotros 3 millones y medio de personas –en la presidencial–; y, en esta oportunidad, Michelle Bachelet no subió un solo voto de lo que obtuvo Frei cuando fue derrotado en la elección del 2010; sin embargo, ganó porque nosotros perdimos un millón y medio de votos. Ahí hay que hacer el primer análisis: por qué perdimos un millón y medio de votos, por qué no convencimos, por qué no convocamos; por qué defraudamos a un millón y medio de personas que antes votaba por nosotros.

-Imagino que la directiva de RN ya tendrá su propia conclusión al respecto.
-Hay varias causas y yo prefiero no anticipar esto, pero vamos a plantearlas en el Consejo Nacional y después en el Consejo General que tendremos que hacer en abril o mayo. Son varios los factores, pero creo que lo más importante es que no supimos convencer, y ahí dentro de este paraguas hay varias razones. No supimos encantar a la gente y demostrarle con hechos que (el 2009) votó bien y que éramos la verdadera alternativa. Y ahí estuvo el problema.

-¿Es decir que los que votaron por Piñera, o un porcentaje de ellos, desconfió como para no votar en esta elección por el candidato a continuar esa línea?
-Yo creo que ese es uno de los principales factores internos. Hicimos un muy buen gobierno en muchas áreas –yo sigo defendiendo al gobierno en la mayoría de los aspectos–, pero el gran déficit fue político y comunicacional. Y no he escuchado nunca un mea culpa de las personas, ministros o subsecretarios que tienen a cargo el área comunicacional. ¡Nunca! Y, sin embargo, toda la coalición, toda, porque es unánime, coincide en que el principal déficit fue comunicacional. Ahí empieza el primer mea culpa que me gustaría escuchar. Porque si el gobierno fue tan bueno, como todos creemos, ¿por qué la gente nos dio la espalda? En segundo lugar, no se puede obviar el factor externo y que es Michelle Bachelet. Ella salvó, probablemente, a la Nueva Mayoría manteniendo la votación estática que habían obtenido el 2010, pero con eso ya es un tremendo triunfo.

-¿Comparte las críticas de Allamand en cuanto a los análisis que hace de la derrota?
-A mí me sorprende la reacción destemplada, con descalificaciones, de algunos ministros porque ha hecho una crítica dura, pero una crítica política. Algunas de ellas las comparto y las dije en su minuto. Y eso es lo que vamos a discutir en el Consejo Nacional. Yo espero que terminen las descalificaciones personales, seamos capaces de ir al consejo y dentro de su partido cada uno explicar lo que cree, piensa y cómo evalúa lo que acaba de pasar.

-¿Siente que estas descalificaciones hacia a Allamand surgen a raíz del interés de algunos por blindar a Piñera?
-Yo creo que van en la búsqueda, probablemente, de blindar al Presidente, pero estoy seguro que el Presidente no ha pedido eso. Se les pasa la mano; se pasan de rosca los defensores del Presidente. Y, por otro lado, creo también que van en el ánimo de dañar en forma permanente la figura de Andrés Allamand. No me cabe duda que hay gente que lo que quiere es dañar la imagen de Andrés Allamand para, probablemente también, sacarlo de competencia para lo que viene.

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