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La encrucijada de Escalona de cara a la interna PS y las dudas sobre el apoyo de Andrade Su principal objetivo es recomponer a la Nueva Izquierda, que se encuentra quebrada

La encrucijada de Escalona de cara a la interna PS y las dudas sobre el apoyo de Andrade

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En una primera mirada, el escalonismo es fuerte en el gobierno y tiene mayor presencia que las redes de Allende. Sin embargo, hasta la elección de abril ese no es un factor relevante que vaya a influir en el resultado de la interna: “No son los ministros ni subsecretarios los que mueven los votos, son los parlamentarios y los alcaldes y ahí la gran mayoría trabaja y apoya a Isabel”, sentenció un socialista de Palacio.


Faltan cuatro meses aún para la elección interna del PS, pero el partido ya está atravesado por cada uno de los movimientos de los dos principales candidatos a dirigir la tienda durante los próximos dos años: la presidenta del Senado, Isabel Allende, y el ex timonel de la colectividad, Camilo Escalona. Los apoyos ya se han decantado en las filas del socialismo, incluyendo al propio gobierno. Sin embargo, la orden de prescindencia que dio La Moneda a ministros y subsecretarios pone el foco en el rol clave que cumplirán los parlamentarios y alcaldes en movilizar a los militantes del padrón, para que efectivamente voten en las internas de abril.

El último conato público entre Allende y Escalona fue a principios de mes, cuando la senadora criticó abiertamente que algún funcionario de gobierno, puntualmente un subsecretario, estuviese “operando” a favor de la campaña del ex timonel. Si bien las primeras miradas fueron dirigidas inicialmente al subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, por su estrecho vínculo con Escalona, la acusación apuntaba al segundo de a bordo del Ministerio de Vivienda, Jaime Romero.

El episodio puso el foco en cómo se distribuyen los apoyos de las autoridades de gobierno PS ante la campaña interna. A nivel de ministros, es pública y sabida la militancia en la Nueva Izquierda –corriente de Escalona– de Máximo Pacheco (Energía), Alberto Arenas (Hacienda) y Carlos Furche (Agricultura), mientras que el ministro vocero, Álvaro Elizalde, comulga con el tercerismo, que en mayoría está alineado con la opción de Allende, y la titular de Desarrollo Social, Fernanda Villegas, no tiene una vida partidaria activa, por lo que se le considera al margen de la contienda.

[cita]El mayor dilema de Escalona en estos días es reencantar a los suyos, recuperar –agregan en su equipo de campaña– el apoyo de las bases, que hacían fuerte tanto a la Nueva Izquierda como al propio ex timonel, por lo que la reconstrucción del “lote” es la prioridad en la agenda. Los cuatro años de oposición generaron en las filas del PS una desmovilización y descoordinación importante del partido en regiones, por lo que para ambos candidatos es clave reactivar las bases, pero en el caso de Escalona es más importante aún, porque son muchos los que reconocen que la Nueva Izquierda “está quebrada”.[/cita]

Entre los subsecretarios que apoyan a Escalona están Aleuy, Romero, su par de la Segpres, Patricia Silva, y de Pesca, Raúl Súnico, reconocidas e históricas figuras de la Nueva Izquierda. Por Allende, están el subsecretario de Trabajo, Francisco Díaz (tercerista), y de Sernatur, Javiera Montes (renovación), mientras que la encargada de Redes Asistenciales, Verónica Verdugo, y el de Defensa, Marco Robledo, no suscriben a corrientes internas, están al margen.

A nivel de asesores relevantes, Ana Lya Uriarte, jefa de gabinete de la Presidenta Michelle Bachelet, es Nueva Izquierda y muy cercana al ex timonel, lo mismo que Felipe Barrenechea, que cumple la misma función en Interior con el ministro Rodrigo Peñailillo. También están la jefa de prensa de la subsecretaria Silva, Marcia Pineda, y desde hace dos semanas se integró a Hacienda, en calidad de asesor, Patricio Tapia, actual jefe de campaña de Escalona. Quien es un misterio es el brazo derecho de Peñailillo, el jefe de asesores de Interior, Robinson Pérez, ya que si bien es un socialista de larga data, nadie sabe a quién apoya en esta vuelta.

En La Moneda recalcan que Bachelet “bajó” la orden de que ningún ministro o subsecretario se involucre en la interna del partido. Sí lo pueden hacer –agregaron– los asesores y otro tipo de funcionarios, que hacen vida partidaria activa en esta campaña, pero fuera del horario de trabajo y los fines de semana.

Desde el escalonismo recalcan que sus huestes en el gobierno cumplirán un papel importante si el ex timonel logra conquistar la presidencia del partido, precisamente para fortalecer los vínculos y la relación con la Mandataria y con Palacio.

En una primera mirada, el escalonismo es fuerte en el gobierno y tiene mayor presencia que las redes de Allende. Sin embargo, hasta la elección de abril ese no es un factor relevante que vaya a influir en el resultado de la interna: “No son los ministros ni subsecretarios los que mueven los votos, son los parlamentarios y los alcaldes y ahí la gran mayoría trabaja y apoya a Isabel”, sentenció un socialista de Palacio.

La teoría del círculo

El mayor dilema de Escalona en estos días es reencantar a los suyos, recuperar –agregan en su equipo de campaña– el apoyo de las bases, que hacían fuerte tanto a la Nueva Izquierda como al propio ex timonel, por lo que la reconstrucción del “lote” es la prioridad en la agenda. Los cuatro años de oposición generaron en las filas del PS una desmovilización y descoordinación importante del partido en regiones, por lo que para ambos candidatos es clave reactivar las bases, pero en el caso de Escalona es más importante aún, porque son muchos los que reconocen que la Nueva Izquierda “está quebrada”.

Muchos diputados históricos de este sector apoyan a Allende y no a Escalona y eso pasa en parte porque –agregan en el PS– “los parlamentarios tienen miedo a que si gana venga la represalia, la venganza, la mano dura, que saque su libreta negra”. Hay que recordar que el único senador, de los seis que tiene el partido, que lo apoya es Fulvio Rossi, y en la bancada de diputados cuenta solo con Juan Luis Castro y Marcelo Schilling.

“Camilo tiene que derrotar la animadversión interna, ese es su principal problema”, sentencia un ex escalonista, una visión que es compartida y reconocida en el equipo de campaña del ex timonel. Es más, en su círculo estrecho reconocen este escenario y explican que por lo mismo, la primera tarea ha sido, precisamente, “tranquilizar a Escalona”, asumir que toda “su performance y discurso del 2013 desde el conflicto por el cupo de Puerto Montt lo perjudicó” y que, por eso, su discurso de campaña apunta a ello, a una suerte de autocrítica, a la inclusión partidaria.

De este complejo escenario en la Nueva Izquierda surgió la teoría de los círculos, que diseñó en su momento –explicaron en el partido– el subsecretario Aleuy. Así, la estrategia de campaña para Escalona consta de tres círculos: el primero es la Nueva Izquierda, “volver a aglutinar” al lote, “recomponer la votación del sector a nivel nacional” y recuperar “la mística”.

El despliegue de Escalona ha apuntado a poner el foco en el pueblo socialista, la base del partido, y por eso se ha concentrado en “mucha reunión chica en terreno, en las comunas, los eventos regionales similares al lanzamiento en San Ramón”. Menos rostros y más militancia. Ya ha estado en 120 comunas, dicen, y las semanas siguientes apuntará al Sur.

Bachelet es una histórica militante de la Nueva Izquierda, pero sus lazos con Escalona están rotos desde el año pasado y no existe hasta ahora un acercamiento real con el candidato. Un punto que no deja de preocupar en la campaña del ex senador es la situación con el actual presidente del PS, Osvaldo Andrade, quien es una de las figuras más importantes de la Nueva Izquierda, y su “abierta prescindencia” en esta disputa puede fomentar la fuga de apoyos en el lote.

“Efectivamente no se ha podido cerrar ese tema, no se ha podido lograr amarrarlo”, reconocen en el entorno del candidato, mientras que los cercanos al timonel dicen que tratará a toda costa de mantenerse al margen hasta poco antes de los comicios, aunque quienes lo conocen añaden que jamás hará nada que pueda quebrar a la NI, que considera la columna vertebral de la colectividad.

Allende hace lo suyo en terreno también, visitas a comunas y actividades con líderes locales, como fue Independencia –recibida por el edil PS Gonzalo Durán–, Antofagasta, Calama y Coquimbo, donde pone el eje en su apoyo al gobierno de Bachelet y a las reformas emblemáticas del programa gubernamental. El PS tiene un padrón de 120 mil militantes y la apuesta del allendismo es lograr superar el umbral de los 20 mil participantes en abril, para obtener una importante mayoría para llegar al Comité Central que elegirá al nuevo timonel PS.

El segundo círculo de la teoría de Aleuy, es generar alianzas estratégicas para ampliar el apoyo de Escalona en la renovación socialista y el tercerismo, lo que en su equipo recalcan que está funcionando, ya que han logrado resquebrajar el férreo respaldo de este último lote a Allende, al sumar a figuras locales como el ex gobernador de Valparaíso, Luciano Valle, quien siendo tercerista, la semana pasada adhirió públicamente a Escalona, comprometiendo votos en la II y la III regiones.

Desde el 2013 Escalona ha sido señalado como una suerte de outsider de la Nueva Mayoría, por su distancia con Bachelet, la lejanía con Andrade, sus críticas a aspectos de las reformas que le han valido los reiterados aplausos desde la derecha, especialmente la UDI, y su excesiva cercanía con el partido del orden, con figuras de la ex Concertación como el ex timonel DC Gutenberg Martínez.

Por eso el tercer círculo, para el último tramo de la contienda, es precisamente apuntar a fortalecer la relación del PS con la actual coalición gobernante, ‘pruebas de blancura’, como le llaman al acto de tener que garantizar la pertenencia y despejar las dudas.

Los cálculos en el PS son inciertos, algunos hablan de una contienda cerrada entre Allende y Escalona, otros que está asegurada la primera mayoría del ex timonel y hay quienes afirman que, si se logra el umbral de los 20 mil votantes en abril, la senadora arrasará. Lo que suceda el día de los comicios será solo otro capítulo más de la carrera, ya que la teleserie socialista tendrá su clímax y final en el Comité Central del partido, que es la instancia que elige quién asumirá qué cargos en la directiva de la tienda.

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