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Juan Manuel Astorga y la prensa en Penta y Caval: “No es posible que la autoridad establezca que no se van a hacer preguntas o se van a hacer solo tres” «Desde Ena von Baer hasta la Presidenta Bachelet, por igual»

Juan Manuel Astorga y la prensa en Penta y Caval: “No es posible que la autoridad establezca que no se van a hacer preguntas o se van a hacer solo tres”

El periodista aseguró esta mañana que «hay un punto en que los periodistas vamos a tener que entender que, si nos van a empezar a hacer ese tipo de restricciones, nos tenemos que parar y nos tenemos que ir», sentenció. Además, agregó que «la gente les empieza a perder el respeto a los políticos, también, de paso, a los medios de comunicación, que son lo que ellos reflejan. ¿Quiénes van a tomar ese liderazgo?».


Hoy, en el programa «Hablemos en Off», de Radio Duna, uno de sus conductores, Juan Manuel Astorga, se refirió a la actitud que han tenido diversos políticos de hablar, leer comunicados, pero no aceptar preguntas de los periodistas asistentes en esas instancias.

El tema surgió a partir de la discusión del Caso Dávalos y de cómo este ha afectado a la imagen de la Presidenta Michelle Bachelet. Astorga aseguró que «hay montones de aristas que no hemos podido desmarañar», pero, más allá de eso, «lo que sí a uno le va dejando este caso es que, cuando la Presidenta no tiene una oposición, la Presidenta tiene todo el lujo de tomarse todo el tiempo de vuelta de vacaciones, para decir más o menos lo que dijo, además con esta lógica que se ha instalado de parte de los periodistas de aceptar que, o no se aceptan preguntas o sólo tres preguntas y nada más que eso», dijo.

Al respecto, emplazó al mundo de la prensa y de las comunicaciones y manifestó que «hay un punto en que los periodistas vamos a tener que entender que, si nos van a empezar a hacer ese tipo de restricciones, nos tenemos que parar y nos tenemos que ir».

«No es posible que la autoridad política, o cualquiera que sea, considere que va a entregar una declaración y que no va a aceptar preguntas, o las preguntas que va a aceptar van a ser limitadas a tres, dos, una o el que le cae más simpático o menos simpático», sostuvo el periodista.

Además, calificó el actuar como «inaceptable», tanto para la senadora Ena von Baer como para la Presidenta Bachelet. «Creo que la falta de oposición llevó a la Presidenta a tomarse todo el tiempo del mundo para decir lo que dijo y punto, se da vuelta la página. Creo que esto es fatal para ella».

Y es que son diversos los casos en que el mundo político se ha tomado la atribución de restringir el espacio para dialogar y preguntar por parte de la prensa. Uno de ellos fue el episodio del «error involuntario» de la senadora UDI, Ena von Baer, quien citó a un punto de prensa, tras guardar silencio por un largo tiempo desde que se filtró uno correo investigado por la Fiscalía, en el que ella solicitaba financiamiento a Carlos Alberto Délano para su campaña parlamentaria, pese a lo cual ella había negado tres veces, durante una entrevista en CNN, haber solicitado dinero a Penta.

En aquella ocasión, sin aceptar preguntas, Ena Von Baer rompió el silencio y dijo, en la sede del Congreso Nacional en Santiago, que en la citada entrevista se refirió exclusivamente al “período electoral” y recordó que el mail en cuestión fue enviado después de la elección, al tiempo que aclaró que no recibió respuesta alguna de Délano e hizo hincapié en que nunca obtuvo dinero de Penta “fuera del marco de la ley”, aunque no aclaró si recibió financiamiento del holding mediante el mecanismo legal que regula los aportes reservados a las campañas.

Otro caso recordado fue el de su propio partido, la Unión Demócrata Independiente (UDI) y su declaración pública del pasado 9 de enero, luego de que se conocieran los vínculos de varios de sus militantes con el Caso Penta. «Aun cuando no existe una responsabilidad institucional, sí nos corresponde como partido político manifestar públicamente nuestro parecer al respecto: lamentamos lo ocurrido y nos disculpamos ante la ciudadanía por cualquier conducta individual de alguno de nuestros militantes que suponga un financiamiento de campañas políticas de manera irregular», dijo el presidente del gremialismo, Ernesto Silva, junto a su mesa directiva, para luego retirarse de la sala sin aceptar preguntas de los periodistas asistentes.

Eso durante enero y desde la vereda de oposición, en tanto que ya en febrero y con la explosión que significó para el oficialismo el denominado Caso Dávalos, surgieron ejemplos similares a lo ocurrido con la UDI. Desde el 6 de febrero, la prensa y Chile esperaban una reacción desde el principal involucrado en el referido caso, Sebastián Dávalos, el hijo de la Presidenta. Se guardó un hermético silencio desde el equipo comunicacional de Dávalos, hasta que el 13 de febrero, casi una semana después de que estallara el escándalo, convocó a un punto de prensa en La Moneda, pidió perdón y renunció a su cargo. “No me queda más que pedir humildemente perdón por este amargo momento. Entiendo además que esto para algunos pudiera no ser suficiente. Es debido a lo anterior que he decidido dar un paso al costado y renunciar a mi cargo de Director Sociocultural de la Presidencia”, expresó Dávalos Bachelet en una nerviosa lectura de la declaración, después de lo cual se retiró sin aceptar preguntas.

Un último caso es el de la Presidenta Michelle Bachelet, quien regresó de sus vacaciones y el 23 de febrero se refirió al llamado «nueragate», que terminó con la salida de su hijo de la Dirección Sociocultural de la Presidencia, sólo aceptó tres preguntas y continuó con temas de educación, evitando ahondar en el tema que convocaba la atención del momento.

Es frente a este tipo de casos que el periodista Juan Manuel Astorga fue enfático en decir que «la gente ya no confía en ninguno de ellos, la gente les empieza a perder el respeto a los políticos, también, de paso, a los medios de comunicación, que son lo que ellos reflejan. ¿Quiénes van a tomar ese liderazgo? ¿Quiénes son los nuevos liderazgos?». Además, aseguró que esto trae consigo un empoderamiento de las redes sociales y con ello la aparición de caudillos, que a su parecer «son peligrosos». «Aquí llegó un punto en el que muchos van a tener que dar un paso al lado», debido a sus «errores políticos», tanto en el Caso Dávalos como en el Caso Penta, sostuvo Astorga.

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