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La frustrada postulación del enigmático asesor Robinson Pérez para dirigir las riendas de la SECOM En La Moneda confiesan que aún no hay un nombre para suceder a Paula Walker

La frustrada postulación del enigmático asesor Robinson Pérez para dirigir las riendas de la SECOM

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Hace diez días que La Moneda informó oficialmente que la otrora mujer fuerte del bacheletismo, Paula Walker, salía de la conducción de la estratégica oficina de la SECOM. En este tiempo han saltado varios nombres al ruedo como posibles sucesores, aunque desde el primer momento todas las miradas apuntaron al actual asesor jefe del Ministerio del Interior, Robinson Pérez. Sin embargo, esta semana en Palacio quedó claro que se trata de una candidatura que no llegaría a puerto.


La salida de Walker de la SECOM estuvo precedida de muchas críticas dentro y fuera de los muros de La Moneda, por el desmesurado apego a la política del secretismo como estrategia comunicacional para el Gobierno bacheletista, una excesiva distancia con los partidos, permanentes cuestionamientos a sus tácticas de trabajo y una tensa relación con los medios de comunicación.

La estrecha relación de Walker con la Presidenta Michelle Bachelet hacía impensable hace un tiempo que fuera defenestrada de la poderosa SECOM. Según reconocen varios en el oficialismo, su abrupta salida, junto al hecho de que aún no exista una definición sobre su sucesor, refleja que no hay claridad del diseño que se quiere aplicar –esta temporada ha sido solo de apagar incendios políticos por los casos Penta, Caval y SQM–, tema relevante al momento de definir quién será el responsable de manejar los hilos comunicacionales del Gobierno.

Desde el mismo instante de la salida de Walker, en Palacio se dijo que el candidato “cantado” para la SECOM era Robinson Pérez. Su nombre era dado y asumido casi como un hecho consumado.

Pero a principios de esta semana eso cambió y desde el lunes en La Moneda todas las voces reconocían que el asesor jefe del Ministerio del Interior no será trasladado a la SECOM, la que en estos días es dirigida por el segundo de a bordo, Carlos Correa.

Es que Pérez –ex socialista conocido por la vieja guardia del PS como “el guerrillero”– ha generado bastantes “resquemores” en la Nueva Mayoría y en La Moneda, similar a lo que le pasó a Walker, situación que terminó por minar su posible ascenso a la SECOM.

El asesor jefe del ministro Rodrigo Peñailillo tiene un estilo bastante enigmático. Nunca habla con la prensa. No da entrevistas ni declaraciones. Generalmente cruza solo los patios de Palacio, con lentes oscuros, sin detenerse. En forma transversal reconocen su inteligencia. Muchos hablan de brillantez, pero tiene una fuerte inclinación a la “teoría de la conspiración” que le juega en contra –afirman en el Gobierno– y lo ha llevado a equivocarse en más de una ocasión. “Su problema es que confunde las prioridades”, sentenciaron en Palacio.

[cita]Pero la Mandataria tomó distancia con Pérez por algo similar a lo que la llevó a cortar su relación con Carvajal. Explican en La Moneda que entre el comando y el primer año de Gobierno, el asesor jefe de Interior “comenzó a venderse como el cerebro comunicacional del bacheletismo” y ha “sobredimensionado su rol” en el Ejecutivo.[/cita]

De hecho, hace unas semanas circularon en la prensa algunas versiones sobre una pugna entre Peñailillo y el subsecretario, Mahmud Aleuy, por el manejo político de la crisis que desató el caso Caval, que involucra al hijo de la Presidenta, Sebastián Dávalos. Poner el acento en la pugna entre ambas autoridades es una estrategia que no sería nueva y se ha recurrido a ella en más de una ocasión.

Todas las miradas en Palacio apuntan a Pérez como el responsable de esa filtración, con el objetivo –explican– de levantar la figura del ministro del Interior y neutralizar, de paso, al subsecretario Aleuy, a quien vería como una figura que eclipsa el poder del secretario de Estado.

A eso apuntan las críticas al asesor jefe sobre su debilidad por la conspiración y perder el foco de las prioridades, porque puede que Peñailillo y Aleuy no sean amigos cercanos, pero ambos trabajan –al respecto hay coincidencia en La Moneda– bien en conjunto, en forma coordinada y con muchas menos “pugnas y roces” que los que “algunos asesores filtran a la prensa en forma interesada”.

“La tarea de Robinson Pérez es el ministro y en eso se pierde a veces, en que perjudica al Gobierno en general con algunas cosas como esta”, agregaron en La Moneda.

La distancia

Pero su camino a la SECOM también se vio truncado, porque –coinciden en el Ejecutivo– la Presidenta “le perdió la confianza” que se requiere para que se instale en ese cargo.

Ambos se conocen desde la época de exilio en Alemania en los años de la dictadura. Es más, Pérez trabajó en la SECOM en el primer Gobierno de la Mandataria al alero del equipo que entonces formó el otrora hombre fuerte de esa administración, Juan Carvajal, quien ya no pertenece al círculo de confianza de Bachelet.

Pero la Mandataria tomó distancia con Pérez por algo similar a lo que la llevó a cortar su relación con Carvajal. Explican en La Moneda que entre el comando y el primer año de Gobierno, el asesor jefe de Interior “comenzó a venderse como el cerebro comunicacional del bacheletismo” y ha “sobredimensionado su rol” en el Ejecutivo.

Eso ha marcado una distancia no menor de la Mandataria con él, lo que en estos días fue clave para que el nombre de Pérez quedara descartado para la SECOM.

A eso se suma que en el Gobierno y en la Nueva Mayoría consideran que no tiene el perfil ad hoc para la SECOM, porque su estilo se parece demasiado al de Walker, genera los mismos resquemores, en momentos en que La Moneda necesita un golpe de timón comunicacional una vez que termine la tormenta que ha desatado la arista de SQM.

En ese sentido, entre quienes conocen a Pérez hace años, precisan que sus capacidades e inteligencia son indiscutibles, pero que peca entre otras cosas de tener poca flexibilidad y, en más de una ocasión, pasarse de la raya.

Su trayectoria en el PS es prueba de ello. Fue parte de la Organa, que dentro del grupo de los Elenos del PS durante la UP era la facción más dura del partido. Dicen que durante el exilio en Alemania llegó a ser uno de los hombres más cercanos al emblemático líder socialista Clodomiro Almeyda y –según reza la leyenda interna del PS– cayó en desgracia –al punto de pasar a ser casi un innombrable– al presentar un descabellado plan para derribar a la dictadura, que implicaba tomarse el puerto de Valparaíso con buques de guerra de los socialismos reales de la época y la resistencia chilena, a cargo del aparato militar del PS.

En La Moneda reconocen que a la fecha no se ha elegido un nombre para la SECOM, que difícilmente lo harán en los próximos días y, asimismo, descartaron de lleno las dos versiones que circularon en la prensa los últimos días: Claudio Agurto (DC) y Gonzalo Tapia (cercano al mundo PS).

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