El ex director de la institución reconoció que existe un contrato con la minera desde 2007 para elaborar estudios de distinta índole, como lo hacen con otras empresas grandes los demás centros de estudio, y abordó el dilema ético que significa recibir financiamiento de la empresa que pertenece al ex yerno de Pinochet y que se privatizó en la dictadura.
A propósito de los antecedentes que involucran a la Fundación Chile 21 con boletas a la minera SQM recibiendo $90 millones entre 2012 y 2013, el ex director de la organización, Francisco Vidal, se refirió al tema en línea con la declaración oficial emitida ayer, donde el think tank de centro izquiierda reconoció que recibía aportes desde la compañía de Julio Ponce, pero descartó que este dinero se usara en campañas políticas.
Vidal, en Radio Duna, detalló que existe un contrato entre ambas partes desde 2007. “El financiamiento de una fundación se da por vía internacional, convenios con ministerios y grandes empresas, en el caso nuestro es una fundación de izquierda más vinculada a la socialdemocracia internacional», dijo Vidal, mencionando la colaboración que reciben desde la fundación Friedrich Ebert. Respecto al financiamiento desde grandes empresas, el ex vocero de Gobierno, que fue director de Chile 21 entre 1995 y 1999, reconoció que los estudios o informes tienen distintas tarifas. «El precio está más bien valorado por la consideración que te tenga el comprador de los servicios y puede variar entre 1 y 7 millones mensuales», dijo.
Frente a la pregunta de si les provocaba un conflicto recibir financiamiento desde la empresa que controla el ex yerno de Augusto Pinochet, que además protagonizó una controvertida privatización, Vidal contestó que «sí, a veces hay que cerrar los ojos», al tiempo que se preguntó «¿qué haces tú en un país como Chile donde la concentración del poder es tan grande? Una pyme no te puede financiar una institución». El ex ministro negó, en este caso, que la fundación estuviera «cooptada» por los intereses de Ponce. «Nosotros hemos sido los guaripolas del royalty, de la reforma tributaria. Somos los guaripolas la reforma laboral», aseguró.
Por último, Vidal negó que los dineros de la fundación se desviaran a las campañas de Marco Enríquez-Ominani, teniendo en cuenta que su padre adoptivo, Carlos Ominami, es el presidente ejecutivo de la organización. «No, para nada. El presupuesto anual es de $320 millones y hay una contabilidad estricta, además de un balance que se entrega al Ministerio de Justicia», afirmó.
