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Peña y sanción de Novoa: «Al confesar su delito y condenarse, también condenó políticamente a todos los demás. Es algo así como la venganza perfecta» Dice que se pone la «vara a una altura incómoda»

Peña y sanción de Novoa: «Al confesar su delito y condenarse, también condenó políticamente a todos los demás. Es algo así como la venganza perfecta»

«Si el juicio político consiste en decidir quién traicionó de modo más flagrante las expectativas que sembró en el electorado, entonces no cabe duda: fueron los mendicantes de la Nueva Mayoría beneficiados por Soquimich», explica el rector de la UDP.


El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, apunta a que la condena recibida por el ex senador y timonel de la UDI, Jovino Novoa, pone la «cara a una altura incómoda» a todos los implicados en el caso SQM, puesto que exigirá someter a todos a una misma sospecha, por lo que se trataría de una especie de «venganza perfecta».

En su habitual columna en El Mercurio, Peña explica que la condena de Novoa, quien reconoció culpabilidad en delitos tributarios para financiar la política, dio origen a algunas exageraciones, quitándole peso a las declaraciones del fiscal Carlos Gajardo, quien apuntó a que se había sentado una verdad judicial, que es la existencia de financiamiento político irregular.

En ese sentido, el académico explica que el financiamiento irregular de la política «no es un elemento del tipo delictual por el que se condena a Novoa. La verdad judicial es que Novoa cometió delito tributario; el resto es, como dicen los abogados, un obiter dictum , una consideración accesoria. Y es que Novoa fue condenado no por el fin que perseguía (financiar irregularmente campañas de miembros de la UDI), sino por el medio que empleó (en concomitancia con los donantes, emitir y solicitar boletas ideológicamente falsas). Se le condenará, pues, por un delito tributario. Y esto es lo que hace el derecho: no rechazar los fines que persigue la gente, sino detenerse en los medios. Lo que Novoa reconoció (y el tribunal castigará) fue que había empleado medios delictivos».

Asimismo, sostiene que el «coronel» UDI no sale  mal parado cuando se atiende a los fines que tuvo a la vista, indicando que «el caso Soquimich es peor que el caso Penta».

En ese sentido, explica que Penta casi equivale a la captura de un partido, la UDI, por parte de un grupo empresarial, ya que «nadie podía dudar, sin embargo, que entre ambos había convergencia ideológica. Penta financiaba a aquellos cuyas ideas coincidían con las suyas. Y los receptores de su generosidad creían en las ideas que Penta les ayudaba a promover. Penta y la UDI, en otras palabras, estaban del mismo lado y ningún observador podría equivocarse en eso».

«El caso Soquimich es exactamente lo contrario. El controlador, Julio Ponce Lerou, financiaba a quienes tenían ideas opuestas a la suya. Los receptores de su generosidad eran severamente críticos de su trayectoria y del origen de su fortuna. Cada uno, donante y mendicante, estaban en un lado distinto. ¿Qué explica que alguien done a sus rivales y estos acepten la donación? Bastante obvio: uno lograba callar la crítica y el otro se dejaba callar», sostiene.

Peña sostiene que el juicio político en el caso SQM debe ser más drástico para los involucrados, debido a que «¿alguien imaginaba que Julio Ponce Lerou, mediante Soquimich, era el financista de la centroizquierda, quien ayudaba a preparar la campaña y financiar sus cuadros intelectuales? Si el juicio político consiste en decidir quién traicionó de modo más flagrante las expectativas que sembró en el electorado, entonces no cabe duda: fueron los mendicantes de la Nueva Mayoría beneficiados por Soquimich».

«Pero -ya se dijo- los fines últimos no son objeto del reproche legal en este caso, sino los medios empleados para alcanzarlos. ¿Y qué ocurre ahora cuando, atendiendo a los medios usados, se compara el caso Penta con el caso Soquimich?. Tanto el caso Penta, por el que Novoa ha sido condenado, como el caso Soquimich, son estrictamente análogos. En ambos hay emisión de boletas ideológicamente falsas, en consonancia con el donante, a fin de respaldar la obtención de recursos con fines políticos. En ambos casos hay un sujeto que conviene con el donante irregular la entrega de ciertos montos de dinero y emite boletas, o solicita a terceros que las emitan, simulando haber prestado un servicio. Los casos son dos gotas de agua», afirma el rector de la UDP.

Peña agrega que el caso Novoa mostrará su principal resultado, su condena por delitos tributarios pone «la vara a una altura incómoda. La igualdad exigirá someter a todos los involucrados en el caso Soquimich (desde Peñailillo a Marco Enriquez-Ominami) a la misma sospecha y tratamiento de los involucrados en el caso Penta. Y si eso no se hace, quedará a la vista el uso de la persecución penal como arma de maltrato político».

«No cabe duda: al confesar su delito y condenarse, Novoa también condenó políticamente a todos los demás. Es algo así como la venganza perfecta», añade.

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