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El ocaso del coronel Jovino Novoa será condenado por delitos tributarios

El ocaso del coronel

A los 70 años, el abogado de la UC, tres veces presidente de la UDI, dos veces senador por Santiago Poniente, ex Segegob de Pinochet, se enfrenta al declive de una carrera política marcada por su cercanía al poder. Con serios problemas de salud, no tiene un estudio de abogados donde ejercer, porque vivió una fea e inesperada salida de Guerrero Olivos. Hoy se sentará en el banquillo de los acusados para escuchar la sentencia del juez Juan Carlos Valdés por el caso Penta.


-“Sí, su señoría, acepto”.

Fue la frase que marcó la jornada, el viernes pasado, en la audiencia de procedimiento abreviado realizada en el Centro de Justicia. Jovino Novoa Vásquez reconocía así los delitos tributarios –emisión de boletas y facturas falsas, declaración falsa de impuestos y evasión al impuesto de donaciones– que se le imputaban en el caso Penta.

A los 70 años, el abogado de la UC, militante de la UDI, compañero de universidad de Jaime Guzmán, se enfrenta al ocaso de una carrera política marcada por su cercanía al poder. Subsecretario General de Gobierno de Pinochet (1979-1982), tres veces presidente de la UDI, dos veces senador por Santiago Poniente, presidente del Senado (2009-2010).

Es uno de los llamados coroneles, aquellos fundadores de la UDI que tuvieron injerencia permanente en las elecciones de las directivas, y padrino de los llamados “iluminados”, la generación joven caracterizada por provenir de un alto estrato social, ligado al mundo de las empresas, entre los que se cuentan Ernesto Silva –quien fue presidente del partido y dejó el cargo por presiones internas–, Ena Von Baer, Javier Macaya, Jaime Bellolio y María José Hoffmann. Considerado el guardián de la doctrina del partido, fue el hombre de mayor peso en la colectividad, representando la línea que identifica a los sectores más conservadores del país, entre ellos, el empresariado. Valóricamente hablando, es liberal; agnóstico y partidario de entregar la píldora del día después en los consultorios.

A su poder político suma su paso por los medios. Fue editor de servicios informativos de El Mercurio entre 1982 y 1985, un período muy conflictivo para el país por las protestas, violaciones a los derechos humanos y la peor crisis económica desde los años 30. Sucedió a Arturo Fontaine Aldunate, quien debió renunciar a su cargo por el editorial titulado “Malos días”. Volvería a ligarse, muchos años después, a la competencia, como miembro del consejo editorial de La Tercera, con línea directa –mientras integró dicha instancia– con su dueño, Álvaro Saieh.

Su inesperada salida del estudio de abogados

Hoy volverá a sentarse en el banquillo de los acusados para escuchar la pena que le aplicará el juez del Octavo Juzgado de Garantía, Juan Carlos Valdés. El Ministerio Público pidió tres años de presidio, el pago del 50% del perjuicio fiscal ocasionado y una multa de 5 UTM anuales. Propuesta que no lo inhabilitaría para ejercer cargos públicos.

Enfrentar una condena judicial a los 70 años, enfermo, porque Novoa sufre un enfisema pulmonar que lo obliga a dormir con oxígeno y se cansa al caminar e incluso al hablar, pero lo disimula, no es el escenario más feliz ni menos deseable. No tiene un estudio de abogados donde ejercer, porque vivió una fea e inesperada salida de Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz –rebautizado Guerrero Olivos–, del que fue socio desde que dejó El Mercurio hasta el 7 de enero último. Al día siguiente, el 8, cuatro líneas subidas a la página web del estudio informaban que Novoa había hecho uso del derecho de los socios a retirarse cuando cumplen 70 años, lo que ocurriría el 31 de marzo siguiente. No había una palabra de agradecimiento o reconocimiento a su trayectoria en la oficina de abogados, a la que ingresó en 1985, cuatro años después de su fundación. Ejerció activamente hasta 1997, cuando fue elegido senador por Santiago Poniente, y reelegido por un segundo período en 2005.

Hacer pública la renuncia de Novoa al estudio fue una decisión adoptada por Roberto Guerrero Valenzuela, socio y administrador de la oficina, según explicaron fuentes consultadas por El Mostrador. Hay quienes atribuyen a Guerrero, decano de Derecho de la UC entre 2010 y 2014, una excesiva preocupación por su imagen y explican así la forma que utilizó para informar la salida de Novoa. La mayoría de los socios se encontraba de vacaciones y no se enteró de lo que iba suceder. La renuncia se vinculó por razones obvias al caso Penta y a las boletas ideológicamente falsas que ya se conocían.

De no haber ocurrido esto, Novoa podría haber cumplido 70 años y pasar a ser socio honorario, lo que significa no participar en el reparto de utilidades del estudio, pero sí ejercer como abogado de la oficina.

[cita tipo= «destaque»]Enfrentar una condena judicial a los 70 años, enfermo, porque Novoa sufre un enfisema pulmonar que lo obliga a dormir con oxígeno y se cansa al caminar e incluso al hablar, pero lo disimula, no es el escenario más feliz ni menos deseable. No tiene un estudio de abogados donde ejercer, porque vivió una fea e inesperada salida de Guerrero, Olivos, Novoa y Errázuriz –rebautizado Guerrero Olivos–, del que fue socio desde que dejó El Mercurio hasta el 7 de enero último.[/cita]

Uno de los más molestos con la decisión de Roberto Guerrero fue Hernán Felipe Errázuriz, uno de los socios de mayor peso por su larga trayectoria, quien alegó que era el colmo lo sucedido, tras volver de sus vacaciones. Otro que tampoco estuvo de acuerdo fue Carlos Olivos, socio fundador y hoy honorario del estudio.

Fue a fines de septiembre de 2014 que su nombre apareció por primera vez en el caso Penta. Hasta ese entonces, los políticos que habían salido en la investigación eran Pablo Zalaquett, Laurence Golborne, Iván Moreira, Ena Von Baer y Andrés Velasco.

Novoa guardó silencio en las dos primeras citaciones y en la tercera, el 3 de noviembre pasado, habló. Su declaración fue el primer paso concreto hacia el juicio abreviado para el que se necesita que el imputado muestre disposición a colaborar. Novoa reconoció los hechos que se le imputan, tal como lo hizo el viernes pasado en la audiencia de juicio abreviado frente a los fiscales Sabas Chahuán, Carlos Gajardo y Pablo Norambuena.

El acuerdo que alcanzó la defensa de Novoa –integrada por Matías Balmaceda y Francisco Cox– con la Fiscalía refleja un drástico cambio en la dura estrategia judicial. Desde el comienzo, el ex senador negó todo: “No existe ni ha existido un sistema de financiamiento ilegal para la UDI; yo jamás he participado en ningún financiamiento que no esté de acuerdo a la ley, y jamás he actuado en forma ilegal en mi vida”. Acusó a los medios de filtraciones y acuñó el término de investigación “ideológicamente falsa”.

El guiño del Tribunal Supremo del gremialismo

Sin estudio de abogados, con serios problemas de salud, aún le quedan la UDI y la Fundación Jaime Guzmán.

El 2 de noviembre el Tribunal Supremo del partido emitió una resolución que exime de reproches a Novoa. En el punto número 8 establece que “en aquellos casos en que no haya existido ni se haya perseguido enriquecimiento personal y sin perjuicio de las responsabilidades legales individuales, este Tribunal Supremo entiende que no le cabe formular reproches a sus dirigentes o militantes que, para financiar la actividad política, se limitaron a actuar de esa forma que, hasta ahora, fue práctica generalizada, conocida y aceptada por todos los sectores”.

Y aunque el presidente de la UDI, Hernán Larraín, tomó distancia de la resolución y sostuvo que “los criterios del tribunal no son los de la directiva”, lo único que podría hacer dicha directiva es pasar a Novoa al Tribunal Supremo, que ya emitió un dictamen eximiendo de reproches y, por extensión, de sanciones a los militantes que buscaron financiar la política.

Jovino Novoa fue históricamente uno los dos mayores recaudadores de fondos para las campañas junto a Pablo Longueira. “Antes de asumir como ministro de Economía, Pablo era más relevante en materia de platas, pero Jovino tiene un grupo de amigos que aporta, mientras Pablo Longueira recoge de una mayor cantidad de gente”, explicaba un miembro del partido a este diario en 2012.

Novoa integra el directorio de la Fundación Jaime Guzmán desde su conformación en 1991. Lo convocó Carmen Errázuriz, la madre del fallecido ideólogo del gremialismo, quien ocupó la presidencia de la fundación hasta que murió en 2007. La reemplazó Novoa, lo que refleja el peso que tenía el coronel y senador hasta marzo pasado. Hay quienes creen que no debiera tener problemas para continuar a la cabeza de la Fundación.

En cuanto a la UDI, hay elecciones de directiva y parte de la comisión política en el próximo consejo general de mayo de 2016. “Podría presentarse a un cargo en la comisión política, no lo he hablado con él, pero conociéndolo apuesto a que tiene ganas, porque le gusta el mundo de las ideas”, afirma un antiguo militante del partido. También podría hacer asesorías en trabajo legislativo, arbitrajes o bien dedicarse a leer y pescar en su fundo cercano a Frutillar. Mucho dependerá de su salud.

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