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El desafiante segundo tiempo de la ola feminista estudiantil PAÍS

El desafiante segundo tiempo de la ola feminista estudiantil

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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La marcha de este 6 de junio fue masiva, tanto así que sorprendió hasta a las propias dirigentas. Y es que la sensación al interior de las asambleas apuntaba a que venía un descenso, más aún después de la arremetida que ha tenido La Moneda en las últimas semanas, al poner sobre la mesa una batería de propuestas en materia de género. Efectivamente mantienen su vigencia, pero los desafíos son varios, lograr articular demandas a nivel nacional, visibilizar a la educación no sexista como eje principal y tensionar al Gobierno, que apunta a la táctica del desgaste.


Una nueva jornada de protesta nacional inundó las más importantes avenidas del país. Cerca de 100 mil personas habrían marchado en la arteria principal de Santiago, aunque Carabineros cifró la convocatoria en solo 15 mil, pero a pesar de las siempre tan disímiles cifras, lo concreto es que el movimiento sigue en pie.

Y es que el Gobierno ha desplegado todo un arsenal de propuestas para destrabar el conflicto que hoy tiene a más de cien carreras en paro o toma feministas. La “Agenda Mujer” y la mesa de diálogo convocada por el Mineduc, son parte clave del despliegue de La Moneda, aunque una jugada ha sido clave: el ministro de Educación, Gerardo Varela, ha sido relegado a un segundo plano “y no solo en este tema”, reconoce un alto asesor gubernamental.

Ante esta arremetida de Palacio y frente a las otras salidas institucionales que se han planteado en el Congreso, el desafío para la denominada “ola feminista” cada vez se hace más grande, y varias voces a la interna reconocen que “había temor por la manifestación” convocada para este miércoles, y que varias dirigentas asumen que “hubo una mayor convocatoria de la que esperábamos”.

Para Francisca Ochoa, secretaria de comunicaciones de la Fech, la convocatoria del miércoles fue “exitosa”, y una clara respuesta ante un “Gobierno que no es capaz de responder a lo que estamos demandando”, que “invisibiliza la demanda de la educación no sexista”.

Por su parte, Daniela Pinto, vocera del movimiento feminista de la PUC, recalcó que “esta marcha fue convocada en respuesta a los anuncios de Sebastián Piñera”, quien “reproduce un círculo conservador al que pertenece”.

“Estamos contentas con el resultado de esta marcha (…) no queremos una ola feminista, apostamos a un tsunami feminista, que el feminismo sea parte de la educación, de la salud, esto está recién comenzando”, agregó Pinto.

Una mirada positiva que no se ha visto reflejada tanto a nivel interno. Y es que entre los pasillos de las tomas hay una sensación de que el movimiento podía venir a la baja, pero “es tan poco lo que realmente alcanzamos a ver”, señala una dirigenta, que no habría una verdadera noción de la amplitud del mismo, ni siquiera al interior de la Coordinadora Feminista Universitaria (COFEU)

Es en este contexto que hay distintas visiones de cómo debería avanzar el movimiento. Algunos sectores señalan que es necesario articular un petitorio a nivel nacional, una demanda que logre aglutinar a las distintas asambleas y “materialice el movimiento”.

Una salida que podría consolidarse este fin de semana, en el “Encuentro de Mujeres Autoconvocadas”, que se realizará en Concepción, el sábado 9 y domingo 10 de junio. Un espacio al que llegarían representantes de todo el país y en el cual se discutirán las bases y pasos a seguir para el movimiento, una instancia que no será conducida por los entes tradicionales, como la Confech.

El desafío de heterogeneidad

La organización del movimiento feminista estudiantil está bastante alejada de las estructuras que se han ido construyendo con los años a nivel estudiantil. No nace al alero de la Confech, ni de las federaciones universitarias, sino que surge de una convocatoria abierta y responde a cierto grado de organización que fue naciendo al alero de las Secretarías de Género, las que “muchas veces fueron dejadas de lado por las federaciones y en la misma Confech”, reconoce una dirigenta estudiantil.

Es esta forma “laxa” de articulación la que ha complicado la construcción de un “petitorio nacional, que arme un relato y que defina la educación no sexista como un campo ideológico de disputa con el Gobierno”, agregan desde el espacio.

Aunque ha habido avances. Para esta marcha “se logró avanzar en la convergencia con la Cofeu”, añaden. Lo que le costó la “funa” por parte de la asamblea feminista de estudiantes de la UTEM, quienes no dejaron hablar a las voceras durante el cierre de la marcha, gritándoles “encubridoras” y “vendidas”. Una tensión que, aseguran, es “reducida” a un grupo de las movilizadas.

Pero pese a las tensiones internas y falta de “materialidad” de las demandas, pasan a un segundo plano cuando se pide la salida del ministro Varela y, aún más, cuando se habla de la educación no sexista como una de sus principales banderas de lucha. “La educación no sexista permite conflictuar con el poder, con el Gobierno”, plantea una vocera del movimiento.

Y es que el Ejecutivo ha evitado entrar al área chica, al área estudiantil, y ha baipaseado la principal demanda de las estudiantes, hasta en la comisión convocada a partir del estallido feminista. “El Gobierno no se quiere meter en el área universitaria, no abre los flancos, porque ahí se le desordena la cancha”, reconoce una dirigenta.

“Las próximas semanas hay que ver cómo se le da un cierre a este conflicto y no quede como algo efímero”, reconocen desde el interior de las asambleas feministas. Aunque todo estaría marcado por el “corto plazo, está difícil la perspectiva de futuro”, reconocen.

La estrategia del desgaste

La estrategia del Gobierno ha sido clara, ha esquivado la demanda directa de las asambleas de estudiantes movilizadas y ha levantado una agenda propia, la que incluye una mesa de diálogo –que no es resolutiva–, liderada por la subsecretaria de Educación Parvularia, María José Rojas.

De esta forma, La Moneda pone en primera fila a dos rostros femeninos. La primera fue la ministra Isabel Plá, una verdadera sorpresa para el mundo político, pero también para el mundillo mismo de la sede del Ejecutivo, y ahora se suma la figura de la subsecretaria, quien termina por ocultar al jefe de la cartera, el ministro Gerardo Varela, quien se han transformado en un verdadero dolor de cabeza para la administración de Sebastián Piñera, así lo reconocen distintos ministros sectoriales.

Además de la denominada “Agenda Mujer”, anunciada con bombos y platillos en cadena nacional, el Mineduc levantó este espacio de “diálogo” al cual asistirán 19 organizaciones distintas. Instancia a la que también fue convocada la Confech, hasta por teléfono habrían intentado obtener una respuesta desde el Mineduc, pero hasta el momento “no ha habido una respuesta oficial desde la Confech”, explicó la subsecretaria a Pauta.cl.

Desde la Confech señalan que esta invitación no ha sido extensiva para las organizaciones que históricamente han levantado las demandas feministas. Además, la Confech no ha sido la protagonista del movimiento, es más, se ha visto sobrepasada por las “asambleas autoconvocadas” y hasta sus presidentes de federaciones han tenido que dar un paso al lado, para que las mujeres integrantes de las directivas tomen las vocerías correspondientes.

“El Gobierno nos ha tratado de intransigentes, pero la invitación solo se le hace a la Confech”, explica Francisca Ochoa, secretaria de comunicaciones de la Fech. Agrega que el Ejecutivo ofreció una tabla “sin objetivos claros” y que además no incluyó la principal demanda del movimiento, el sentar las bases para una educación no sexista.

A pesar de la posición de la Confech y de las estudiantes organizadas en las asambleas feministas, la comisión empezará a sesionar este jueves y tiene como principal objetivo recoger “recomendaciones”, precisan desde el Mineduc, aunque no descartan que algunas de sus propuestas puedan pasar a traducirse en un proyecto de ley.

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