Ximena Peralta (CS) y los secretos del despliegue de la campaña por el Apruebo

A cinco semanas del plebiscito de salida del proceso constituyente, la campaña por el Apruebo continúa coordinándose, en medio de un despliegue territorial que ya se inició y en vistas de la franja televisiva, que comenzará el próximo 5 de agosto. En ese contexto, los tres colectivos que conforman el Apruebo, incluidos los bloques oficialistas (Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático) y el comando de las organizaciones sociales (Aprueba x Chile), desarrollan una coordinación que han definido como «unitaria», a pesar de que se inscribieron por separado en el Servicio Electoral (Servel). Muestra de aquello es que, a partir de este lunes, comenzaron a ocupar una sede común, que será el centro de operaciones de la campaña y que se emplaza en unas oficinas cedidas por el Instituto Igualdad (propiedad del PS).

En medio de constantes reuniones con representantes de los partidos políticos y movimientos, que han tenido lugar en diversas sedes de los colectivos que conforman el comando, la campaña por el Apruebo va tomando forma, por lo que ya se definieron los nombres que integrarán su secretaría ejecutiva, que estará conformada por dos representantes de Apruebo Dignidad, dos del Socialismo Democrático y uno de Aprueba x Chile. Quienes finalmente fueron los elegidos para dicha coordinación son Lautaro Carmona (PC), Ximena Peralta (CS), Nicole Cardoch (PS), José Toro (PPD) y Ezio Costa (Aprueba x Chile, en representación de la ONG ambientalista FIMA).

Entre los rostros visibles de la coordinación de la campaña, está el de Ximena Peralta Fierro, abogada de la Universidad de Chile y excandidata a consejera regional (Core) representando a las comunas de Providencia, Ñuñoa, La Reina, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, y con experiencia laboral en justicia de derechos humanos con perspectiva feminista, en la Corporación Humanas. Militante de Convergencia Social (CS) –el partido del Presidente Gabriel Boric–, es cercana al Mandatario y en las últimas semanas se ha erigido como una de las voces influyentes en las conversaciones internas detrás de la construcción del diseño del relato comunicacional y el despliegue territorial que sustentará al Apruebo, de cara al plebiscito del 4 de septiembre.

-¿Cuál es tu diagnóstico sobre esta fase de coordinación entre las coaliciones de Gobierno y Aprueba x Chile –que representa a las organizaciones sociales– y cuáles han sido las principales dificultades en esa relación entre ambos mundos?
-Hay una mesa de los partidos y movimientos políticos que funciona todos los miércoles, y a todos quienes participamos de esa mesa nos asiste la convicción de que es necesario articular la mayor fuerza social y política de cara al plebiscito, porque ninguna coalición por sí sola basta para la amplitud que necesitamos. Y no solo lo entendemos en términos de amplitud política, sino de masividad social, donde los partidos por sí solos tampoco alcanzan. Entonces, en ese marco, los partidos y movimientos tomamos la decisión de participar de una plataforma de comando común que se llama Aprueba x Chile, que en estos días está armando sus equipos y conformando su forma de trabajo, y que se funda sobre esta idea de que el encuentro entre los partidos y organizaciones sociales, en toda su amplitud, es lo que necesitamos para ganar el plebiscito.

En general, para el Frente Amplio y Apruebo Dignidad, esta suerte de instancia de encuentro entre la movilización social y la política no es algo con lo que estemos tan familiarizados, porque la mayoría de los partidos, sobre todo del Frente Amplio, se fundan sobre movimientos sociales, en la idea de que estos movimientos sociales también tengan herramientas políticas –propiamente tales– para disputar la institucionalidad y los cambios en esos espacios. Y, claro, siempre existe la dificultad de que las organizaciones sociales puedan tener todo el protagonismo que merecen, que es nuestro convencimiento y la razón por la que decidimos involucrarnos en el comando de Aprueba x Chile, porque, de lo contrario, nos habríamos inscrito como partido y hacer nuestra campaña política convencional. Pero la verdad es que nos asiste esta convicción de que es necesario alcanzar la mayor amplitud política y social posible.

-Más allá del aspecto territorial, que resulta fundamental, ¿cuál va a ser el eje de la campaña, en términos discursivos y comunicacionales?, ¿cuáles serán los sustentos del relato del Apruebo en las próximas semanas?
-Creo que la campaña del Apruebo, de algún modo, recién empieza, como campaña propiamente tal y, en ese sentido, necesitamos ir a buscar a aquellas personas que tienen dudas, porque están desinformadas, porque no conocen o porque tienen la legítima pregunta de cómo esta propuesta va a afectar a su vida cotidiana. Para nosotros, allí debe estar el acento: en lograr explicar de qué modo la nueva Constitución es una herramienta clave para seguir avanzando en los cambios, y para establecer una ruta del cambio, y nuestra visión es que la nueva Constitución ofrece garantías en ese sentido, que contiene normas que generan nuevos principios para la sociedad y para el Estado, de derechos, de institucionalidad democrática, de cuidado al medio ambiente, entre otras cuestiones.

Además, genera la certeza de una ruta de cambios y, por el contario, la opción del Rechazo no genera ninguna certeza en ese sentido y, es más, quienes la enarbolan son aquellos que han frenado los cambios por mucho tiempo. Entonces, nuestro énfasis está en continuar una ruta de cambio a través del Apruebo y decir la verdad, en el sentido de que, si gana el Rechazo, el 5 de septiembre amanecemos y la Constitución vigente es la de 1980, que se ganó a través de un fraude y se reformó en términos cosméticos, y que, sobre todo, tiene una visión de la sociedad y del Estado que ya no corresponde a estos tiempos y prueba de ello es que la derecha se esté tratando de disfrazar, diciendo que ellos también buscan una nueva Constitución.

-¿Cómo observas el despliegue de la campaña del Rechazo? ¿Qué piensas del discurso de la derecha en torno a comprometerse a una nueva Constitución, en una idea que es suscrita por algunos actores vinculados a la centroizquierda o ex Concertación?
-Nosotros hemos visto cómo la derecha y los sectores conservadores y retardadores de los cambios, decidieron subcontratar la campaña por el Rechazo, tanto en organizaciones sociales que son dudosas en su constitución y que, más bien, son organizaciones que en su mayoría parecieran ser creadas y financiadas por la derecha conservadora. También hemos observado cómo han agarrado a algunas figuras de la ex Concertación que lamentablemente cayeron en el juego del Rechazo. En ese sentido, cada cuál puede hacer la campaña como quiere, pero nosotros sabemos que hay que tener claro que, en general, los que ponen la plata, ponen la música, y la derecha, están orquestando una campaña que otros despliegan, pero que es su campaña de siempre, y que es la campaña de quienes han retrasado los cambios y quienes estuvieron también por el Rechazo de entrada, de quienes hace unos pocos días, en la Convención, votaron en contra o se abstuvieron de la idea de decretar a Chile como un Estado social de derecho. Son los mismos que ahora hacen pliegos de compromiso, donde, según ellos, ahora sí están por los cambios, por lo que es muy difícil creer en su consistencia. Por lo mismo, creemos que detrás de ese manto de algunas organizaciones sociales que se inclinan por el Rechazo, en realidad, está la derecha de siempre, que no puede ser ninguna garantía de cambio.

-Aprobar para mejorar o reformar, ¿cómo crees que afecta esa visión del Socialismo Democrático –de un Apruebo con apellidos– a la campaña unitaria que llevan adelante? ¿Cómo observas la convivencia entre ambas coaliciones al interior del comando? 
-Efectivamente, en el Gobierno existen dos coaliciones de partidos. Cada una tiene su diversidad interna también, y yo creo que en estos meses hemos trabajado muy bien en la unidad de propósito, porque a estas dos coaliciones las une buscar el éxito de nuestro programa de Gobierno, y también el éxito de la nueva Constitución, la cual por cierto es mucho más que un programa, y se trata de un inmenso propósito y una tarea histórica. Nosotros hemos ido generando canales de comunicación, mucho mejores que los que teníamos antes, porque nadie va a esconder debajo de la alfombra que provenimos de lugares distintos, pero hoy día sí tenemos mucho más en común, en términos de unidad de propósito, que aquellos matices que tenemos. Nosotros no vemos como un peligro que exista diversidad en torno al Apruebo, entendiendo que hay una gran familia que, más allá de sus divergencias, pone como protagonista al Apruebo y a la nueva Constitución.

A nivel de franja, nosotros buscamos tener una muy buena comunicación. Técnicamente, a cada partido le corresponde cierta cantidad de minutos, dependiendo de los votos que sacó, donde nosotros como Convergencia Social decidimos que todos nuestros minutos iban a ir a un pozo común, en la idea de tener una campaña ciudadana, que pusiera por delante estos grandes temas, más allá de una identidad partidaria. Esa es una decisión nuestra, a la que se replegó el Frente Amplio y Apruebo Dignidad, y en cuanto a los partidos de Socialismo Democrático, entiendo que es una conversación que ellos tienen al pendiente todavía, que se está terminando de pulir.

-¿Cómo administrar esos matices y diferencias en torno a la propuesta de nueva Constitución, al interior del comando por el Apruebo? ¿Consideras viable este discurso de mejorar ciertos elementos de la propuesta constitucional?
-La gran familia del Apruebo, en su diversidad, está unida en aprobar, que es lo importante, porque en la papeleta hay solo dos opciones y toda la gran familia va a votar por el Apruebo. Que existen matices y diversidad es evidente, pero es algo que yo desdramatizo, en el sentido de que no creo que haya nadie que sea fanático del texto de nueva Constitución. A mí me gusta, me parece un excelente texto, que genera muchos avances y propuestas que nos ponen como a la punta del desarrollo en materia económica, en materia de derechos sociales, en materia de cuidado del medio ambiente, de protección a las personas, etcétera. Pero no creo que no exista nadie que sea fanático del texto en su totalidad, con cada una de sus letras y de sus incisos. Y si el texto se tiene que seguir mejorando, por cierto, que tiene que seguir mejorándose, frente a lo cual nosotros no podemos negar esa posibilidad. Yo desdramatizo la noción de que en el Apruebo existen dos vertientes, donde además creo que es evidente que el texto se puede seguir mejorando y, de hecho, hay una parte muy importante de lo que hoy se plantea como problemas de la nueva Constitución, que son temas que el mismo texto constitucional mandata a resolver en materia legislativa.

-Una de las mayores críticas que se enarbolan desde el Rechazo apuntan al proceso constituyente y sus formas, ¿cómo pretenden hacer frente a esa visión, y cómo proyectas que será el debate en las próximas semanas, previo al plebiscito de salida?
-Una de las desinformaciones que con mayor prevalencia aparece en un reciente estudio de la Plataforma Telar es respecto de los aspectos personales de los constituyentes y respecto del trabajo de la Convención. Yo creo que el plebiscito no se trata de una evaluación de cuánto nos gustó o no nos gustó el proceso constituyente, con sus personas, con sus instituciones y sus polémicas. El plebiscito de salida se trata sobre si es que esta nueva Constitución es una propuesta adecuada para mirar el futuro a los ojos, que es la pregunta fundamental y que va a ser el foco de nuestra campaña: decir por qué esta es una buena respuesta, que propone avances para Chile, y por qué es la ruta de cambios que la ciudadanía busca. Ahora, que existan personas haciendo negocios en torno a la mala reputación de la Convención es indudable, y yo hago un llamado a que dejemos esa discusión, porque creo que lo que le interesa a la ciudadanía es contar con información verídica y poder escuchar un debate sobre cómo este nuevo texto nos permite avanzar, y de cómo el Rechazo, según mi parecer, significa solamente estancamiento, retroceso y ninguna garantía de mejora en la vida de las personas.