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Crédito: Agencia UNO
Con tono crítico hacia el rol de la izquierda-su sector- en la discusión constituyente, el presidente del Senado cree que la clase política debe aprender de los errores cometidos en el fallido proceso anterior, y que a su juicio, sería un error asumir el acuerdo alcanzado esta semana como el éxito del proceso, ya que es evidente que el éxito depende de los pasos siguientes, que requerirán de mayor entendimiento entre los distintos sectores políticos.
En la semana en que los partidos políticos finalmente alcanzaron un acuerdo que permite un nuevo proceso constituyente, tras más de tres de tres meses de intensas negociaciones, hoy domingo surgen voces oficialistas que advierten que este primer paso no garantiza el éxito final del proceso. Una de estas voces es la del presidente del Senado, Álvaro Elizalde (PS), quien considera que aún cuan cuando haya sido éste el acuerdo más amplio en términos políticos, no garantiza alcanzar en el mediano plazo una propuesta satisfactoria de Nueva Constitución.
Para el senador socialista, el éxito de una nueva Constitución que represente las ideas de todos los sectores de la sociedad, sólo sería sin intentos de imposición de unos sobre otros. «A través de este acuerdo se mantiene vivo el esfuerzo por tener una Constitución nacida en democracia que garantice paz social. Pero el éxito depende de los pasos siguientes y particularmente de aprender que una Constitución no es como una ley: no se puede aprobar por una mayoría circunstancial. Una Constitución debe ser expresión de un consenso profundo de la sociedad y, por tanto, la actitud de los actores políticos y sociales en el proceso que se reinicia es fundamental para llegar a buen puerto», dijo Elizalde a La Tercera.
Y continuando con su análisis sobre las complejidades de este proceso, que estuvo muy cerca de fracasar por la falta de voluntad y acuerdo político entre los distintos actores involucrados, para el presidente del Senado, «hubo una toma de conciencia de que si seguimos en la lógica pendular del todo o nada, el perjudicado va a ser el país. Cuando la Presidenta Bachelet presentó su propuesta de reforma constitucional, la derecha le dio un portazo y no estuvo dispuesta a conceder nada. Y con el estallido arriesgó todo. Por no conceder nada, arriesgaron todo. Después, hubo otro sector que creyeron que el plebiscito de entrada era un cheque en blanco y aspiraron a todo. Y por quererlo todo, se quedaron sin nada. Eso es lo que no puede volver a ocurrir”.
Además, y frente a las críticas por la poca claridad del acuerdo, Elizalde cree que «es más simple de como se ve», detallando que el órgano encargado de decidir el contenido de la Constitución será el Consejo Constitucional, que va a ser elegido por votación popular en su totalidad, pero a su vez va a haber una Comisión Experta que va a anticipar el trabajo en la elaboración del proyecto y cuyos integrantes van a poder participar con derecho a voz en el debate y en las deliberaciones respecto del contenido que finalmente se apruebe. Es decir, una especie de órgano mixto, aunque dicho mecanismo sigue siendo siendo resistido en un sector del Oficialismo.
En ese sentido, para el presidente del Senado el acuerdo alcanzado el pasado lunes no es más que un hito que da cuenta de la importancia de la buena política, pero que a su juicio es insuficiente para que haya un cambio de la percepción ciudadana, y en definitiva, para conseguir resolver los problemas sociales estructurales que movilizaron la demanda de una nueva Carta Fundamental. Finalmente, y en torno al empoderamiento de la derecha en el debate constituyente a partir del triunfo del Rechazo, el parlamentario cree que «si la música la pone la izquierda, o si la pone la derecha, no toda la sociedad chilena va a bailar. Y una buena Constitución es aquella en que todos bailan con esa música».
