El 31 de agosto de 2022, Michelle Bachelet dejó el cargo como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Lo que pudo ser un día sin sobresaltos –después de cuatro años a la cabeza de la oficina– terminó siendo todo lo contrario. Los ojos de la comunidad internacional y principalmente de China –miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y la potencia comercial más grande del mundo– estaban puestos sobre ella.
Durante meses el gigante asiático había presionado para que el esperado informe de Bachelet sobre las violaciones a los derechos humanos en China no se publicara. Las gestiones fueron intensas y a todo nivel, desde lo institucional a lo personal. Días antes dejar su alto puesto en la ONU, la exmandataria chilena, en su último balance de gestión, reconoció que China aumentó la presión, a través de una carta con la firma de 40 países, para que el informe no viera la luz. El último día de su mandato, el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Jeremy Laurence, terminó con el misterio. “El informe será publicado de aquí al final del día”, dijo escuetamente para sorpresa del mundo entero.
Y así fue. Ya con Michelle Bachelet fuera del organismo, se conoció el informe que –entre otros puntos– concluyó que la detención arbitraria y discriminatoria de uigures y miembros de otros grupos mayoritariamente musulmanes, en la provincia china de Xinjiang (noroeste), “puede ser constitutivo de crímenes internacionales, en particular crímenes contra la humanidad”.
Cuando han pasado menos de dos años desde aquel momento, en el que la imagen de Bachelet estaba en la portada de los principales medios internacionales, el nombre de la también exjefa de ONU Mujeres vuelve a sonar fuerte. Mientras en Chile las encuestas la siguen posicionando como presidenciable –por tercera vez–, pero con un escaso 7%, en circuitos internacionales el peso de su nombre se está haciendo sentir tanto en las oficinas de la ONU en Nueva York como en Ginebra.
El 31 de diciembre de 2026 expira el segundo periodo del portugués, António Guterres al mando de la Secretaría General de la ONU. Como se trata de una presidencia que se entiende como rotativa, existe consenso amplio en que el periodo que se inicia el 1 de enero de 2027 sea encabezado por una autoridad de América Latina y el Caribe. Además, se espera que la máxima representación de Naciones Unidas recaiga –esta vez– en una mujer. De darse, sería la primera vez, en 80 años, que el organismo no sea dirigido por un hombre.
En este contexto, el medio Passblue –que se dedica a la cobertura de las relaciones y agenda de Naciones Unidas– realizó una encuesta entre diplomáticos, personal de la ONU y grupos de la sociedad civil, para ver quiénes cuentan con los respaldos y los antecedentes suficientes para reemplazar a Guterres. Del resultado emergieron cinco nombres. Michelle Bachelet, figura como la favorita.
Bachelet y el apoyo de Brasil
De la encuesta participaron 2.220 personas de diferentes continentes. Bachelet emergió como la ganadora con el 23,9 por ciento de los votos.
Desde Nueva York, la embajadora de Chile ante la ONU, Paula Narváez, comentó a El Mostrador que aparecer como favorita “es un reconocimiento a la trayectoria y liderazgo de la expresidenta Bachelet en el ámbito internacional”.
“Ella es una figura muy destacada en el sistema de Naciones Unidas por su contribución como la primera directora ejecutiva de ONU Mujeres y, más tarde, como Alta Comisionada de Derechos Humanos. Su perfil genera confianza entre los Estados miembros por su experiencia, capacidad y personalidad, dando garantías de ecuanimidad y solidez en gestión”, sostuvo Narváez, quien ya en enero de este año había señalado que el nombre de Michelle Bachelet se estaba levantando como alternativa para suceder a António Guterres.
“Su nombre hace especial sentido, ya que existe consenso entre los Estados en que, después de casi 80 años de existencia de la Organización, la próxima secretaria general de Naciones Unidas debe ser una mujer. Y, por último, los latinoamericanos por supuesto creemos que quien suceda a António Guterres en el cargo debe ser alguien de nuestra región”, agregó la embajadora.
Para que una candidata o candidato asuma a la cabeza de las Organización de las Naciones Unidas debe ser nombrado por la Asamblea General por recomendación del Consejo de Seguridad.
El Consejo de Seguridad tiene 15 miembros y cada uno tiene un voto. Entre los miembros permanentes figuran China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos. Aunque Brasil actualmente no figura entre los miembros no permanentes, ha sido el país de América Latina que más veces ha integrado el Consejo, llevando incluso la presidencia del organismo en octubre del año pasado. De acuerdo a fuentes internacionales, Brasil, a través de Lula da Silva, es uno de los principales promotores de Bachelet.
Dentro de los antecedentes que más se valoran está el hecho de haber sido Presidenta de Chile en dos oportunidades; tener 16 reconocimientos como doctora honoris causa de prestigiosas universidades alrededor del mundo; haber sido la primera jefa de la oficina ONU Mujeres y, desde luego, haber ejercido el cargo de Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Si bien diversas fuentes diplomáticas coinciden en que desde esta última responsabilidad se celebra internacionalmente su carácter y su resiliencia, tampoco se desconoce que dejó heridos en el camino y que estos se sientan como miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
De su paso por esta oficina se recuerda el primer acto de Bachelet como Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos: el mismo día en que asumió, pidió la libertad de Kyaw Soe Oo y Thet Oo Maung, periodistas de la agencia Reuters que fueron condenados a siete años de cárcel por –según los acusadores– violar una ley sobre Secretos de Estado en Myanmar. Ese mismo 2018 sacó el primer informe sobre Venezuela, en donde apuntó que 7 mil personas habían sido asesinadas en supuestos casos de “resistencia a la autoridad”. Asimismo, remarcó que el régimen de Maduro puso en marcha “una estrategia orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política”.
Durante su mandato, Bachelet cuestionó los dichos de Donald Trump –entonces presidente de Estados Unidos– contra las congresistas demócratas Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York), Ilhan Omar (Minnesota), Ayanna Pressley (Massachusetts) y Rashida Tlaib (Michigan). Se trataba de férreas críticas del otrora mandatario estadounidense, quien atacó a las legisladoras recordando su ascendencia extranjera. Pero el problema con la administración republicana en EE.UU. venía incluso de antes. Según publicó en su momento el sitio Foreign Policy, la Casa Blanca habría intentado impedir el nombramiento de Bachelet como Alta Comisionada, cuestionando las posturas de la política chilena en temas como el conflicto entre Israel y Palestina y las violaciones a los derechos humanos en Estados Unidos.
¿Quiénes son las otras candidatas?
Mia Mottley (Barbados)
El nombre de Mottley, de 58 años, ha circulado como el de una candidata potencial en los últimos años, por su enfoque en la reforma de las instituciones financieras internacionales, junto con el activismo climático. Además de ser la actual primera ministra de Barbados, la abogada fue dos veces líder de la oposición en la Cámara de la Asamblea de su país, primero desde 2008 a 2010 y luego desde 2013 a 2018. En 2018, Mottley obtuvo una histórica y aplastante victoria en las elecciones generales del 24 de mayo, asegurando 30 escaños. Mottley ganó un segundo mandato en las elecciones generales de 2022, arrasando una vez más con los 30 escaños de la legislatura.
María Fernanda Espinosa Garcés (Ecuador)
Aunque María Fernanda Espinosa aparece en el tercer lugar de la encuesta de Passblue, diversas fuentes sostienen que se trata de una de las candidaturas más fuertes, y que podría ser una rival de peso para Bachelet, aunque la violación de la soberanía mexicana por parte del presidente de su país, Daniel Noboa, al sacar por la fuerza desde la embajada de México al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, acusado de corrupción, deja muy mal parado a su país, más cuando Ecuador es actualmente miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Espinosa fue asesora en biodiversidad y pueblos indígenas (1999-2005) y directora regional para América del Sur (2005-2007) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ministra de Relaciones Exteriores del Ecuador en dos ocasiones, entre el 2007 y 2008 y luego entre el 2017 y 2018. Fue asimismo embajadora, representante permanente ante las Naciones Unidas en Nueva York (2008-2009) y en Ginebra (2014-2017), y ministra de Defensa Nacional del Ecuador (2012-2014). En junio de 2018 fue elegida por votación de dos tercios de los Estados miembros como presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Espinosa Garcés se convirtió en la cuarta mujer en 73 años de historia de las Naciones Unidas en ser elegida para presidir la Asamblea General.
Alicia Bárcena Ibarra (México)
Alicia Bárcena ocupó el cargo de secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) entre julio de 2008 y marzo de 2022. Previamente se desempeñó como secretaria general adjunta de Gestión en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, y cumplió tareas como jefa de gabinete y como jefa adjunta de gabinete de Kofi Annan, entonces secretario general de las Naciones Unidas.
En la Cepal ocupó el cargo de secretaria ejecutiva adjunta y directora de la División de Medio Ambiente y Asentamientos Humanos. En las Naciones Unidas fue coordinadora del Programa de Desarrollo Sostenible de América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y coordinadora del Proyecto Ciudadanía Ambiental del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Además, fundó y dirigió el Consejo de la Tierra, organización no gubernamental con sede en Costa Rica, encargada del seguimiento de los acuerdos suscritos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), celebrada en Río de Janeiro (Brasil), en 1992.
Dentro de su trayectoria profesional, se considera que ha sido muy relevante para construir en México las instituciones encargadas de la protección del medio ambiente.
Rebeca Grynspan Mayufis (Costa Rica)
Aunque no aparece dentro de los primeros cinco puestos de la encuesta, fuentes del campo multilateral coinciden en que también es una carta fuerte. Grynspan Mayufis es actualmente secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo desde el 13 de septiembre de 2021. Fue titular de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) desde el 1 de abril de 2014.
En 2010 fue elegida secretaria general adjunta de las Naciones Unidas (ONU) y administradora asociada del PNUD. Entre 2006 y 2010 fue directora regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Antes de incorporarse a la ONU fue vicepresidenta de Costa Rica (1994- 1998). También se desempeñó como ministra de Vivienda, ministra coordinadora de Asuntos Económicos y Sociales, y viceministra de Finanzas.
Además, fue miembro del Panel de Alto Nivel sobre Financiación para el Desarrollo convocado por el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, en 2001.
