El usuario de Twitter Renato Navarro Genta señaló que la génesis de la historia es que, poco después de iniciarse sus operaciones en 2016, los trabajadores de la planta comenzaron a movilizarse asesorados por la CUT. Eso derivó en que solicitaran beneficios laborales similares a los de la casa matriz danesa.
Las reacciones no se han hecho esperar, aunque el Gobierno ha sido más bien cauto a la hora de reaccionar al cierre de la fábrica y se abocó a buscar la solución para apoyar a los más de 1.200 afectados por el despido masivo de la empresa danesa Maersk la semana pasada. La historia se resume a que, en 2015, abrieron una fábrica en Chile, pero solo 36 meses después cerraron. El poco apoyo gubernamental a desarrollar una industria de proveedores locales habría sido parte de las razones de tan drástica decisión, después de haber invertido casi 200 millones de dólares en la fábrica.
La senadora Isabel Allende ha estado encima del tema y señaló que la empresa debe dar explicaciones más contundentes respecto a haber dejado en la calle a más de mil personas, habiéndose, además, apoyado en fondos públicos para su capacitación.
Y parte de esas explicaciones se tomaron las redes sociales. El usuario de Twitter Renato Navarro Genta señaló que la génesis de la historia es, que poco después de iniciarse sus operaciones en 2016, los trabajadores de la planta comenzaron a movilizarse asesorados por la CUT. Eso derivó en que solicitaran beneficios laborales similares a los de la casa matriz danesa.
Con todo, la planta sufrió una huelga, conocida en medios en 2017, que si bien la empresa se ha apurado en aclarar que no fue motivo para evaluar el cierre, según Navarro Genta sí tensó las relaciones, no solo se trató de una paralización sino que hubo actos de violencia contra el gerente comercial de la planta. Esta huelga, en todo caso, fue legal y finalmente se firmó acuerdo. La intención de movilizarse por parte de los trabajadores se habría retomado en abril, y finalmente el 12 de junio se anunció el cierre.
Ahora, la compañía, sabiendo la tensión que podía generar el despido masivo, elaboró un plan de contención para evitar cualquier desborde del personal. En efecto, por eso se decidió comunicar a todos los trabajadores de una vez la desvinculación y, a la par, se oficializó a las autoridades: era estrictamente necesario que no se filtrara el cierre de la planta, para lo cual incluso llegó el CEO mundial de la firma, para evitar cualquier acto de violencia.
