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La versión de Leonidas Vial, el «villano» en el culebrón de la comunidad Cachagua Zapallar

La versión de Leonidas Vial, el «villano» en el culebrón de la comunidad Cachagua Zapallar

En las últimas horas, presumiblemente redactado y difundido por los abogados de Leonidas «León» Vial Echeverría, ha circulado entre los habitantes de la comunidad Cachagua Zapallar una carta, pero ahora intentando exculpar de responsabilidad ética al subastador de la propiedad, explicando que el inmueble realmente no era –jurídicamente– de Virginia Struthers, sino de sus hermanas, Jennifer Rose y Gillian May, que viven el Londres, Inglaterra. Así las cosas, parece que León Vial no le tiene temor a “sacarse los guantes” y a “pelear en el barro”.


Según ya ha cubierto la prensa, más de 4 mil familias de la zona de Zapallar y Cachagua le han pedido la semana pasada a Leonidas «León» Vial Echeverría, a través de una carta pública, que eche pie atrás en la adquisición en remate de una tradicional casa de Cachagua, ubicada en calle Los Maitenes 712, de la familia Struthers, vecinos de siempre de ese sector, y que era habitada por la anciana Virginia Struthers.  El empresario se adjudicó este inmueble en un remate judicial, en un juicio iniciado por la Tesorería General de la República, por deudas en contribuciones de bienes raíces. Los vecinos le solicitan al alcalde Gustavo Alessandri que sea el mediador.

Muchas cosas han llamado la atención en este conflicto ABC1. Desde la cotizada ubicación de la casa rematada, una de las primeras del balneario, anhelada por muchos; la inédita rapidez de la Tesorería General para sacar a remate un inmueble por deudas en sus contribuciones (solo 3 cuotas impagas), especulándose que “alguien” con poder estuvo apurando los trámites; el rápido desalojo, con fuerza pública y todo (Carabineros), de los bienes que Virginia Struthers tenía en el inmueble, dejándola en la calle, y el que León Vial nunca actuó a nombre propio, o de alguien de su familia o vinculado a él, sino que lo hizo a través de un testaferro (el abogado Eugenio Guzmán Gatica, de Portaluppi Guzmán y Bezanilla Abogados), lo que hizo muy difícil y lento dilucidar al auténtico subastador de la propiedad. Además, que circuló la versión de que León Vial le habría pedido US$200 mil a Virginia Struthers para echar pie atrás en el remate, cosa que esta última no pudo hacer.

Léon Vial Echeverría, sancionado por su participación en el caso Cascadas (por lo que tuvo que renunciar a la vicepresidencia de la Bolsa de Comercio), es uno de los principales socios de LarrainVial, importante corredora de bolsa y banco de inversión. También, entre otros negocios, tiene una importante participación accionaria en Colchones CIC, junto a José Yuraszeck; en Jugos Watts, con la familia Larraín Cruzat y otros inversionistas institucionales; en la sociedad anónima Blanco y Negro; en Inmobiliaria FFV, con Eduardo Fernández León y familia, José Antonio Garcés Silva y la Familia Guilisasti; en el Centro de Ski La Parva, con Pedro Donoso, y en Compañía Industrial El Volcán, con la Familia Matte Larraín.

Ahora, en las últimas horas, presumiblemente redactado y difundido por los abogados de León Vial Echeverría, ha circulado entre los habitantes de la comunidad Cachagua Zapallar otra carta, pero que intenta exculpar de responsabilidad ética al subastador de la propiedad, explicando que el inmueble realmente no era –jurídicamente– de Virginia Struthers, sino de sus hermanas, Jennifer Rose y Gillian May, que viven el Londres, Inglaterra, las que estarían de acuerdo con el remate y que lo único que quieren es recibir pronto el dinero pagado en la subasta.

En lo medular esta carta dice que Virginia Struthers ocupaba la propiedad “sin autorización ni consentimiento” de sus hermanas, Jennifer Rose y Gillian May, las que serían las reales propietarias, “siendo (Virginia) una ocupante absolutamente irregular”. Agregando que no es efectivo que Struthers haya vivido en el balneario al momento de ser desalojada, ya que vivía en el departamento 21 de calle Los Militares 4308, Las Condes, y que Virginia Struthers no estaría en una situación de indefensión, porque “a fines del año 2015 recibió producto de la venta de otra propiedad de su familia en calle Oviedo, de la comuna de Las Condes, la cantidad aproximada de UF.6.000”.  Y agrega: que la anciana “arrendaba la propiedad (a terceros), se quedaba con la plata y no se la entregaba a sus hermanas, otra moneda agria que es con la que está pagando la caridad de sus hermanas”.

Así las cosas, parece que León Vial Echeverría no le tiene temor a “sacarse los guantes” y a “pelear en el barro”, en vez de echar pie atrás en el remate del codiciado inmueble de Cachagua, y, es más,  está “acelerando a fondo” para hacerse de él, no obstante la fuerte oposición de la comunidad del sector, que estima que ha abusado de su posición de poder, y que –le reprochan– ni siquiera quiere la casa para habitarla, él o su familia, sino que solo como un negocio inmobiliario más en su largo listado.

 

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