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Twin Peaks: la abstracta interna socialista tras el bochorno de las primarias

Twin Peaks: la abstracta interna socialista tras el bochorno de las primarias

La colectividad deberá definir si salvar su relación histórica con la DC o desmarcarse de ese espacio, abriendo un nuevo referente de izquierda. Los balances al interior del Partido Socialista continúan y son variados, y apuntan desde una falta de experticia en la negociación con el PC y el Frente Amplio, hasta la mejoría del clima interno tras Paula Narváez, como efecto de la molestia que generó lo que califican como un engaño de Apruebo Dignidad.


“Nos sentimos engañados y defraudados”, fue lo que dijo el presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde, tras la fallida primaria con el Partido Comunista y el Frente Amplio. Aludió también a un “factor sorpresa”, un final que no esperaban. Esa percepción es compartida en la colectividad, y son varios los que creen que les dio poca capacidad de acción y los dejó “aturdidos”. Sin embargo, de manera transversal, militantes y dirigentes adjudicaron esto también a una impericia por parte de la directiva, un manejo que “pudo ser mucho mejor”. En la misma mesa aseguraron que tal impericia tuvo que ver con no prever que eso podía pasar, de no construir un plan B, y confiar en que el pacto resultaría. Un verdadero guión abstracto de la serie de David Lynch, Twin Peaks.

Y si bien sectores del partido, como la disidencia, reiteraron que Elizalde “debió haberse ido hace rato”, también afirmaron que un debate como ese ahora puede generar un desorden interno que los deje debilitados para enfrentar este proceso electoral, por lo que lo mejor es mantener la directiva hasta mayo del próximo año, como decidieron los organismos internos del PS. Otros en la interna exculparon de cualquier responsabilidad a la directiva nacional, y apuntaron como responsables originales a la Democracia Cristiana y Ximena Rincón, al pedir no inscribir una primaria legal por los malos resultados electorales. Ahí, dicen algunos, comenzó todo.

La conclusión común, eso sí, es que este bochorno permitió aunar esfuerzos tras la candidatura presidencial de Paula Narváez, y enfilar a aquellos que aún ponían en duda su liderazgo. La visión interna está dividida: si bien algunos no desecharon optar por un acuerdo con la Democracia Cristiana en favor de Yasna Provoste, otros reclamaron que la única opción de candidatura común debe darse en primarias convencionales. “Mucho va a depender de lo que resuelva la DC”, aseguraron en el PS, al tiempo que sectores advirtieron que “no puede repetirse el mismo episodio de Lagos, de preferir a una candidata que no es de nuestras filas”.

Tampoco existe una sola visión sobre el futuro de un acuerdo político, más allá de lo electoral, que constituye una de las decisiones obligadas que deberá tomar el partido. Sí hay un diagnóstico claro y es que Unidad Constituyente tendrá su certificado de defunción una vez que termine el proceso electoral. La gran mayoría de los consultados enfatizó que este quiebre con el PC y el FA abrió una puerta para que el Partido Socialista pueda encabezar un esfuerzo para instalar un bloque de izquierda socialdemócrata con el PPD y Nuevo Trato, pero sin la DC, para evitar el giro al centro, a menos que la falange vire su eje más a la izquierda que al centro.

En la directiva, en tanto, algunos se resisten a dar por muerta la alianza y aseguraron que hay espacio para reconstruir el eje histórico, mientras otros dirigentes afirmaron que “es una relación absolutamente salvable”.

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