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Incendio en Valparaíso: un llamado para empezar a actualizar regulaciones ecológicas Opinión Créditos: Agencia Uno.

Incendio en Valparaíso: un llamado para empezar a actualizar regulaciones ecológicas

Álvaro Zavaleta Sahr
Por : Álvaro Zavaleta Sahr Cientista político, UDP.
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Existe un conflicto entre las grandes empresas y el cuidado de la naturaleza. Los desastres naturales se hacen importantes de regular, porque cuando existe la necesidad de utilizar un área para un megaproyecto, pero al mismo tiempo subsisten áreas naturales que evitan la explotación u ocupación de este sector, ello podría dar a entender que esto provoca un incentivo a eliminar esta traba de forma silenciosa, la que en este caso es el mismo sector natural, ya que sin especies en peligro de extinción no existe nada que proteger y, si se realiza el desastre de forma anónima, tendrían las empresas derecho a utilizar el espacios.


El pasado jueves 22 de diciembre, empezó un incendio que afectó gravemente a la Región de Valparaíso, quemando casas enteras y diversos sectores naturales. Específicamente, el sector natural más afectado fue el Santuario de la Naturaleza Palmar El Salto, lugar donde se quemaron palmas chilenas de más de 500 años de antigüedad.

Este incendio vuelve a resaltar la importancia de actualizar regulaciones ecológicas, donde la necesidad de proteger estas áreas ante el avance industrial está estrechamente vinculada con hechos catastróficos como los referidos. Ahora les explico un poco el fondo de esto.

Para empezar, debemos señalar que, según estudios realizados por la Conaf, el 99,7% de los incendios forestales tiene origen humano, tanto delictivo como por descuido o negligencia. Esta cifra nos habla de una gran cantidad de hechos cometidos por el humano, los cuales muchas veces pueden realizarse para eliminar protección de ciertos lugares naturales, ya que, sin naturaleza, no hay nada que proteger. Obviamente, no todos los casos son planeados de forma conspiranoica, pero es clave el saber que existen variados casos en los que el ser humano propaga fuego de forma intencional en un área protegida.

También es importante señalar que existe una larga historia de conflictos entre aquellas industrias que buscan utilizar materias primas y aquellos que buscan defender lugares naturales. Por nombrar algunos, al sur del desierto de Atacama, en el Valle del Huasco, una minera ha ido expandiendo sus actividades a pesar de la negativa por parte de organizaciones del sector, afectando glaciares y reservas de agua, justamente por la no protección “oficial” del lugar. También podría mencionar uno de los siete yacimientos más grandes de Codelco, “División Andina”, el cual ha reducido la afluencia del río Aconcagua, afectando a comunidades que no han podido opinar nada frente al proyecto, nuevamente por la falta de regulación anterior a su instalación.

Pero creo más importante mencionar el gran panorama actual. Según datos del INDH, de los 69 conflictos socioambientales producidos durante la última década, 47 siguen actualmente activos, quedando claro que la gran mayoría no son resueltos, por lo que empresas muchas veces pueden quedar impunes de su actuar. Los mismos datos nos muestran que un 77% de estos está presente en sectores de bajos recursos, los cuales, por esta misma condición, es posible que no puedan combatir estos megaproyectos, menos sin una regulación adecuada.

Ya quedando claro que existe un conflicto entre las grandes empresas y el cuidado de la naturaleza, los desastres naturales se hacen importantes de regular, porque cuando existe la necesidad de utilizar un área para un megaproyecto, pero al mismo tiempo subsisten áreas naturales que evitan la explotación u ocupación de este sector (por cierta calidad de protección, a veces por poseer especies en peligro de extinción, por ejemplo), ello podría dar a entender que esto provoca un incentivo a eliminar esta traba de forma silenciosa, la que en este caso es el mismo sector natural, ya que sin especies en peligro de extinción no existe nada que proteger y, si se realiza el desastre de forma anónima, tendrían las empresas derecho a utilizar el espacios.

Sin embargo, este incentivo podría ver reducido su atractivo si se prohíbe la utilización de estos espacios naturales después de una catástrofe medioambiental.

Para ver esto, volvamos al caso inicial, donde podemos observar un caso parecido en el incendio presente en la Región de Valparaíso.

Primero, vemos que existen proyectos anteriores al incendio que buscan utilizar áreas naturales como el Palmar El Salto, como lo es el proyecto ruta periférica Valparaíso, el cual busca hacer pasar ciertas carreteras por el sector. Segundo, autoridades presentes en la zona, como el director de Conaf y el gobernador de Valparaíso, han afirmado que existen altos indicios de intencionalidad en el incendio. Por último, vemos que este no posee una gran regulación que evite estos megaproyectos, especialmente una vez ya destruido el sector natural que se buscaba cuidar.

Por lo mismo, se deben realizar estas regulaciones, una aplicable a este caso es el proyecto de la Ley de Incendios, el que fue presentado el 2020 por el diputado Diego Ibáñez, estando actualmente en la Comisión de Medio Ambiente. Justamente la finalidad de este proyecto es evitar que diferentes empresas utilicen los incendios como medio de planificación territorial.

Posee tres simples principios: conservación y restauración de la naturaleza; no regresión, implicando que no podrá ser revocada en sus criterios la legislación si esto implica retroceder respecto a los niveles de protección ambiental; y, por último, la prevención, utilizando instrumentos para evitar que se utilice el suelo en estas áreas afectadas.

Este proyecto es necesario que se apruebe, pero definitivamente es un pequeño avance para la gran cantidad de legislaciones necesarias en términos de protección ambiental, donde diferentes sectores naturales como glaciares, montañas o ríos pueden verse afectados por desastres, pero nuestro deber siempre debe ser protegerlos y restaurarlos, por lo que se hace necesario colocar como prioridad su restauración, en vez de su explotación.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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