Gastronomía
Cada 20 de agosto, personas de todos los rincones del planeta conmemoran o simplemente disfrutan de esta deliciosa tradición que ha tejido su camino a través de la historia y la diversidad culinaria.
Más allá de ser un placer culposo, las papas fritas tienen una historia rica y se han convertido en una parte integral de la gastronomía mundial. Desde sus orígenes en los campos andinos de América del Sur hasta su evolución en una variedad de estilos y sabores, , fueron los exploradores europeos quienes llevaron este tesoro culinario a sus tierras natales.
Y gracias a ello, a lo largo de los siglos, las papas fritas han evolucionado, adaptándose a las preferencias locales y fusionándose con diversas culturas.
Desde las tradicionales “frites” belgas servidas con salsas exquisitas, hasta las “papas a la francesa” que acompañan los platillos mexicanos, las papas fritas han demostrado ser un alimento universal que trasciende las fronteras. En América Latina, encontramos variaciones únicas como las “papas criollas” en Colombia y las “papas rellenas” en Perú, donde la creatividad culinaria se une con la pasión por la papa.
Y por supuesto, las papas fritas son uno de los alimentos favoritos de las y los chilenos. Incluso, un estudio aseguró que en nuestro país se consumió todos los días este alimento.
Por ejemplo, durante este 2023, casi 4 millones de pedidos de la plataforma de PedidosYa han incluído papas fritas. Santiaguinos, antofagastinos y porteños se establecieron como los mayores fanáticos de esta comida crujiente y dorada.
Generalmente las papas fritas no vienen solas, y se posicionaron como la guarnición ideal para acompañar las hamburguesas en primer lugar, seguido por el pollo y los nuggets. Además, evidenciaron que su consumo aumenta principalmente los sábados, siendo las 13 horas y de 19 a 21 horas, los horarios en los cuales se registró el mayor número de pedidos.
Más allá de su delicioso sabor, es importante considerar cómo su preparación y consumo pueden impactar nuestra salud. El académico de la Escuela de Nutrición y Dietética UNAB Daniel Cabrera explica que durante el proceso de fritura, todos los aceites experimentan cambios en su contenido de nutrientes, incluso, generan compuestos tóxicos en los alimentos.
Además, el alto consumo de alimentos fritos ha sido identificado como un factor de riesgo por la Organización para la Agricultura y los Alimentos (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Este consumo excesivo contribuye a la epidemia de sobrepeso y obesidad, y puede estar vinculado al desarrollo de enfermedades como el cáncer, debido a la formación de compuestos tóxicos, como la acrilamida”, sostiene Cabrera.
Por otro lado, el consumo excesivo de alimentos fritos está relacionado con el aumento de calorías, grasas saturadas, azúcares y sodio, “las grasas saturadas y los ácidos grasos trans presentes en las frituras pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2 al afectar los niveles de colesterol” añade el docente.
Otro aspecto no menor en la preparación de este popular plato es el aceite que utilizamos. Muchas veces no tomamos conciencia sobre el potencial riesgo de reutilizar el aceite para nuestra salud.
“El aceite se descompone y puede volverse rancio, lo que afecta el sabor y la calidad de los alimentos. Aunque no está claro cuántas veces se puede reutilizar el aceite, existen mejores prácticas para prolongar su vida útil”, explica Cabrera.
Como consejo, se sugiere filtrar el aceite diariamente para eliminar los residuos de alimentos, agregar aceite nuevo a los alimentos para reemplazar el aceite absorbido y usar utensilios de cocina adecuados, como vidrio o aluminio.
Asimismo, agrega que al escoger el aceite para freír es importante elegir opciones saludables como el de pepita de uva y almacenarlos adecuadamente, es decir mantenerlos en recipiente opaco y en un lugar oscuro, preferiblemente a baja temperatura, ya que esto ayudará a preservar su calidad y durabilidad.
Para reducir los riesgos asociados con la fritura, se sugieren métodos de cocción más saludables, como la cocción al vapor o la plancha. De hecho, una de las recetas populares hoy en día y la alternativa más cercana a las papas fritas son las papas rústicas al horno.
El exceso de aceite en la fritura tradicional puede plantear preocupaciones para la salud. Aquí es donde las tecnologías modernas, como las freidoras de aire, entran en juego. Estas ingeniosas máquinas nos permiten disfrutar de las papas fritas con menos aceite, manteniendo la textura crujiente que tanto amamos. Además, podemos optar por papas de colores, camote o incluso alternativas vegetales para una experiencia aún más diversa. Y junto a ello, ahorrar dinero al comprar menos aceite.
“Las freidoras de aire han emergido como una alternativa en este ámbito. Estas reducen la formación de compuestos tóxicos y ofrecen una textura crujiente similar a las frituras tradicionales”, aclara el académico.
Diversos modelos estañan disponibles en el mercado. Por ejemplo, la freidora de aire de Somela SAF10 cuenta con una capacidad de 3.2 LT y utiliza muy poca cantidad de aceite, lo que permite realizar comidas más saludables, ya que quedan con un 90% menos de grasa y están listas en pocos minutos.
El electrodoméstico cuenta con variadas características como control de temperatura intuitivo, temporizador con sonido, cesta desmontable y antiadherente, luz indicadora de funcionamiento y apagado automático para mayor seguridad, que permite cocinar variados alimentos también.
Desde Philips también recomiendan contar con la asistencia de la Airfryer, que permite obtener papas crujientes utilizando una cantidad mínima de aceite. Además cuentan con la aplicación NutriU, donde encontrarás dicersas recetas.
