Hallazgos científicos, a nivel local y mundial, muestran los beneficios del consumo de cereales al desayuno entre los que destacan menor riesgo de enfermedades como obesidad y diabetes tipo 2, así como una mayor ingesta de vitaminas y fibra.
El consumo de cereales se relaciona con una mayor ingesta de nutrientes relevantes, reacciones psicológicas positivas y un menor riesgo de enfermedades no transmisibles, como la obesidad, especialmente aquellos que contienen cereales de granos enteros.
Esta fue una de las conclusiones del estudio estudio “Características nutricionales, procesos tecnológicos e ingredientes utilizados en la producción de cereales para el desayuno y efectos de su consumo sobre la salud de los seres humanos” dado a conocer en el marco del Día Internacional del Grano Entero por Nestlé junto al Departamento de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y Granotec.
El estudio consistió en una revisión bibliográfica de más de 70 investigaciones científicas a nivel mundial en torno al tema hasta octubre de 2023, donde se distinguieron dos principales categorías de cereales: los “listos para cocinar” y los “listos para consumir”. Estos últimos son elaborados sobre la base de distintos granos y posteriormente envasados para el consumo humano, ocupando alrededor del 86% del mercado mundial.
Entre los datos relevantes respecto de los beneficios en una alimentación saludable, Chile tiene el mayor consumo per cápita de cereales para el desayuno listos para consumir de Latinoamérica, con alrededor de 1,4 kg al año por persona, mientras que el consumo de granos integrales o enteros en el país es muy bajo.
Los cereales de grano entero son aquellos que incluyen las tres partes que componen el cereal: el salvado, el endospermo y el germen, por lo que aportan todos los nutrientes que contiene en su forma original. Así, esta revisión bibliográfica destacó especialmente el uso de este ingrediente como materia prima para la producción de cereales, dado su aporte de fibra y beneficios para la salud.
“El consumo de cereales se asocia a la reducción del riesgo de enfermedades no transmisibles como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y alteraciones gastrointestinales. Además, su mayor índice de proteína y fibra hace que el cuerpo lo procese de manera más lenta, por lo que la energía que aporta dura más que otras alternativas, sin embargo, sólo 2.5% de los Chilenos consumen cereal de grano entero suficiente, abriendo una gran oportunidad para promover su consumo”, señala Daniel Guerrero, gerente regional de Nutrición, Asuntos Científicos y Regulatorios de Cereales Nestlé para América Latina.
Además, la revisión bibliográfica arrojó que el comer cereales al desayuno tanto en niños como en adultos tiene múltiples beneficios para la salud. Por ejemplo, aquellos que los consumieron al desayuno tuvieron mayores ingestas de fibra dietética, calcio, magnesio, hierro, zinc, fósforo, potasio, vitaminas A, B y D, y lácteos totales en comparación con los que no lo hicieron.
“Los estudios revisados confirman que la fortificación con vitaminas y minerales de los cereales para el desayuno es apropiada y contribuye significativamente a mejorar la nutrición de las personas, al permitir abordar algunas deficiencias que puedan existir”, indica Macarena Ortiz, Líder Regional de Nutrición y Salud de Granotec.
Por otra parte, en adultos, la percepción de las calorías que aporta un desayuno que incluye cereales influyó positivamente en el apetito, el estado de ánimo y la satisfacción con la imagen corporal, ya que comenzar el día con esta alimentación fue percibido como menos calórico, generando reacciones psicológicas más positivas en las personas.
De manera adicional, los resultados indican que consumir cereales para el desayuno o pan integral se relaciona con un Índice de Masa Corporal (IMC) significativamente menor en comparación con saltarse esta comida, o comer otros alimentos.
Lissette Duarte, académica del departamento de Nutrición de la U. de Chile y autora principal del estudio, agregó que “el desayuno ayuda a establecer patrones regulares de alimentación a lo largo del día. Saltarse esta comida puede llevar a un aumento en el apetito más tarde, lo que podría resultar en elecciones alimenticias menos saludables y en exceso durante el resto del día”.