Inclusión
El atleta perdió la vista en ambos ojos a causa de un cáncer, pero eso no le ha impedido superar las dificultades y completar exigentes carreras como el Ultraman.
Rafael Jaime Jaramillo es ciego, pero eso no le ha impedido completar medio Ironman, un Iroman completo y en noviembre se convirtió en el primer atleta no vidente en el mundo capaz de completar un Ultraman: 10 kilómetros nadando en aguas abiertas, 412 kilómetros en bicicleta en bicicleta y 84 kilómetros corriendo, distancias que debe completar en un máximo de 36 horas.
Pero Jaime no siempre fue ciego. Nació en la ciudad de Salamanca, México, el 24 de Junio de 1988. A los cuatro años le diagnosticaron un retinoblastoma bilateral, un tumor canceroso en la retina por el que perdió la visión en su ojo derecho. Catorce años después, el cáncer volvió y perdió su ojo izquierdo. «Me detectaron cáncer y fue uno que ponía en riesgo mi vida porque estaba a escasos milímetros del cerebro. Entonces dije ‘Me quiero operar ya, no me importa quedarme ciego; yo quiero seguir viviendo”, explicó Jaime al portal Vice.
Rafael no dejó que su ceguera lo deprimiera y apenas le dieron su bastón empezó a salir a caminar para poder ser una persona independiente. Así poco a poco fue recuperando su vida: volvió a clases y logró licenciarse en Derecho, aunque no ejerce la profesión. «Era importante que yo me adaptara al mundo y no al revés. Conmigo o sin mí éste iba a seguir girando», cuenta.
Pero poco a poco la decepción de no poder hacer las cosas que hacía antes como jugar básquetbol o manejar su propia moto lo fue invadiendo de sentimientos deprimentes. Hasta que empezó a correr. “Fue algo que abracé mucho, por lo que decidí que ahora iba a ir de la mano conmigo. Cuando yo no la pasaba nada bien, emocional y físicamente, el deporte se volvió mi mejor psicólogo porque disipaba esos pensamientos negativos, suicidas y depresivos».
Su primera competencia fue una Paralimpíada estatal en Durango, México, en la que ganó todo en lo que compitió. Después participó en los nacionales de 2007 hasta que decidió que quería dejar de competir en el ámbito paralímpico.
Ahí Rafael conoció a quién es su entrenador hasta hoy, Jesús “El Pichu” Rivera, quién lo invitó a correr con su equipo “Los Aquiles”. “Esa sensación de sentirme parte de un equipo donde yo era el único ciego pero que no había distinción fue algo que me gustó”.
Después de tres meses de entrenamiento, Jaime corrió su primera maratón y después “Pichu” lo invitó a una triatlón. «Empecé a nadar en febrero de 2013. Busqué una bicicleta especial que conseguí en España; es una biplaza de ruta especial para la carretera. El 17 de junio de 2013 me convertí en el primer y único ciego triatleta en la historia de México».
Para nadar, Rafael explicó a Las Últimas Noticias que va amarrado a su guía con una cuerda a la altura del cuádriceps. «Si la cuerda va un poco floja, quiere decir que voy en línea recta. Si se pone tensa y me jala, es que vamos a dar una vuelta o vamos a virar a la izquierda, y si mi guía choca con mi hombro quiere decir que es una vuelta para el lado derecho. Para correr también utiliza una cuerda.
Luego del triatlón participó en un Ironman en que hay una categoría para ciegos, pero Rafael decidió participar en la competencia general. «No busco ser el más rápido, el más fuerte o el más resistente,
busco crear un espíritu inquebrantable», escribe el atleta en su página web.
Hoy, Rafael se prepara en Chile donde estuvo entrenando en el desierto de Atacama para su próximo desafío: correr el maratón Des Sables que consta de 250 kilómetros por el Desierto del Sahara.
«El deporte solo ha sido el mejor pretexto para romper paradigmas, toparme con gente increíble, vivir experiencias irrepetibles y conocer el mundo, algo que sin duda seguiré haciendo hasta mi ultimo aliento, a través de brazadas, pedaleadas y zancadas firmes», escribe Jaime en su página web.
