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Miguel Bosé demostró ser un eterno vigente

Ante más de 20 mil personas el artista dio inicio al tour "Sereno" en el Estadio San Carlos de Apoquindo, en un concierto marcado por los contrastes: Por un lado el excelente show, que fue opacado por la mala organización del evento.


La de anoche fue una fiesta marcada por evidentes contrastes. Mientras en el escenario el cantante español Miguel Bosé demostraba que no tiene fecha de vencimiento con un registro vocal sólido y un histrionismo a toda prueba, en los alrededores la desorganización era elocuente.



A la gran cantidad de congestión vehicular que hacía casi imposible el acceso al recinto, se sumó el hecho de que no existía un sector correctamente establecido para el trabajo de los periodistas. Todos los reporteros que llegaron a cubrir el evento fueron derivados a un sector habilitado, en un principio, sólo para minusválidos, lo que provocó diversas molestias tanto para unos como para otros.



Lo cierto es que esa situación no pudo pasar inadvertida. Más aún por el fuerte contingente de seguridad que prohibía la grabación de todo tipo de imágenes desde aquél lugar, un hecho que si bien es cierto no empañó lo que ocurría en el escenario, nunca estuvo a la altura de un espectáculo en el que el anfitrión es una figura de nivel mundial.



El concierto comenzó pasadas las 21.30 horas cuando un Bosé vestido de camisa negra ajustada y blue jeans apareció en el escenario para interpretar el tema que dio inició a esta particular gira: "Mirarte".



Invitando a todos los presentes a "hacer el amor" el cantautor español aprovechaba cada rincón del escenario con movimientos al borde de la exageración, pero demostrando un tremendo dominio escénico, avalado por la experiencia que sólo dan los años.



Luego vinieron canciones de la talla de "Bambú", "Nada Particular" y "El hijo del capitán trueno" que mantuvieron eufóricos a la mayoría del público. Entonces, llegó el momento más íntimo, donde el artista bajo su intensidad pero no su entrega y mientras jugueteaba con sus coristas, a las cuales besó en la boca, interpretó las suaves "si tu no vuelves" y "te digo amor", provocando que los asistentes improvisaran eficientes antorchas que llenaron de luz el lugar.



Regreso al pasado



Miguel Bosé continuaba con los mensajes de amor hacia el público y reflexionaba a cerca de la humanidad, mientras hacía un quiebre en su presentación para continuar con la energía de canciones como "Gulliver"; "Bandido" y "Morena Mía", acompañado por unos músicos que jamás se salieron de su cauce, evidenciando gran rigurosidad y afiatamiento, interesantes arreglos en complicidad con la excelente acústica, un escenario a la altura de las circunstancias y dos pantallas gigantes que resultaron un buen recurso para acercar al cantante a sus fanáticos.



Para el final, Bosé no pudo evitar un regreso al pasado con esporádicas reseñas a "Creo en ti y "Te amaré", las que tuvieron una rápida respuesta en la gente que no olvida aquellas joyas que se niegan a morir.



En definitiva, un concierto impecable, donde Miguel Bosé demostró, a través de 24 canciones, que su voz permanece intacta y también sus ganas, aunque de no ser por "pequeños" detalles, pudo haber sido una fiesta perfecta.



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