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El jazz gitano se tomó las calles en la Fiesta del Roto Chileno Músicos y bailarines de «lindy hop» se reunieron afuera del Bar Popular en el barrio Yungay

El jazz gitano se tomó las calles en la Fiesta del Roto Chileno

En el marco de la Fiesta del Roto Chileno que se realiza cada año en el barrio Yungay, tuvo lugar una sesión de improvisación callejera de swing y jazz manouche. Los asistentes pudieron presenciar un espectáculo urbano liderado por la banda De Perilla, que contagió a todos con versiones libres del ritmo sincopado y gitano.


Mientras en todo el barrio Yungay se desarrollaban actividades culturales comunitarias el pasado sábado 17 de enero, en el frontis del Bar Popular se reunieron músicos y bailarines para dar inicio a la sesión de jam de la Fiesta del Roto Chileno, un evento que cada vez logra más popularidad y adeptos entre los amantes del jazz manouche y el swing.

Bailarines de lindy hop desplegaban sus pasos al ritmo de cómplices clarinetes, guitarras, contrabajos, acordeón y violín.  Frente a decenas de ojos curiosos, los músicos se encaminaban  en rutas inciertas del jazz gitano y guachaca, guiados por la improvisación y la conexión mutua. Organizada por la banda De Perilla, y en compañía de músicos amigos de La Nelson Domínguez, La Nueva Imperial, Gigiconba y Panchito Hot Club, la actividad convocó a personas de todas las edades en la calle.

La base de guitarra y contrabajo no podía faltar, las cuerdas son la principal característica del estilo jazz manouche o gypsy jazz. Este género acuñado por el guitarrista belga Django Reinhardt es la primera fusión del jazz fuera de EE.UU. en la década del 30. El músico rescató la raíz gitana en la que se crió y la mezcló con el swing, estilo de música muy popular por aquella época en bares y clubs. El jazz gitano es su más importante legado, hoy es de carácter masivo y ha inspirado géneros como el jazz guachaca de Roberto Parra.

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Fotografías: Daniela Guajardo

Las sesiones de jam tienen la particularidad de ser un encuentro informal de músicos que se reúnen para improvisar sobre el estilo de jazz manouche, en esta ocasión, con una base rítmica de cuerdas. Roberto Tapia, guitarrista de la banda De Perilla y organizador del evento comenta “desde que empezamos a hacer las jam, se están sumando también bailarines de lindy hop que llegan a bailar sobre la música que se está improvisando.”

Alex Mollà, dueño de la escuela Swingtiago, explica que “las jam sessions de jazz son conocidas y se producen regularmente en Santiago en diversos lugares. Pero esta jam tiene la particularidad de que se basa en la estructura musical del swing y así los bailarines podemos bailar lindy hop y balboa sin conocer los temas que van a tocar.”

La conexión es lo más importante, escucharse y sentir, para así dar pie a melodías alegres con aires de foxtrot, pero también con raíces latinoamericanas, dando a cada músico el espacio para realizar un solo. En esta oportunidad, el vínculo de complicidad no se da sólo entre los integrantes de la banda, sino que también con quienes interpretan la música. “Es una forma de conexión entre el músico y el bailarín, va un poco más allá que la conexión que un músico siente con un público que se encuentra estático, ya que él ve que sus acordes van en concordancia con los pasos que realizamos”, agrega Mollà.

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Fotografías: Daniela Guajardo

“Es necesario des-elitizar el jazz”

La acera es el escenario de la banda, y la calle la pista de baile en la que cualquiera puede desplegar sus pasos. En el último año las jam se han hecho populares debido a su realización en el Parque Bustamante. Al lugar acuden los asistentes gracias a los llamados que los organizadores realizan por la red social Facebook, además de sumarse los transeúntes cautivos por la música y el ritmo.

En este sentido, toma importancia la calle, el uso del espacio público a manos de los propios ciudadanos. De esta forma, se logra llevar un estilo que siempre ha priorizado un público más bien especializado y con conocimientos previos, por sobre el auditor común. “Realizamos estas jam porque es necesario des-elitizar el jazz, que se fue convirtiendo con el paso de los años en música de exclusividad, de clubes de jazz caros, de lugares cerrados donde además tienes que consumir”, declara Tapia.

Esta misma lógica es aplicada por la agrupación Jazzantiago, que realiza intervenciones urbanas de jazz en la capital desde el año pasado.

Por otro lado está Swingtiago, una escuela de baile que funciona desde agosto del año pasado. Sus dueños son los españoles Alex Mollà y Laura Bel, quienes aprendieron el estilo en Barcelona y ahora lo enseñan en el barrio Bellavista. “Swingtiago lo que se ha propuesto, es mostrar este baile y una vez la gente lo ve le gusta y quieren aprenderlo. Es un baile más sencillo de lo que parece”, agrega Mollà.

Una fiesta de música y talento fue la que se vivió en el barrio Yungay, que a manos de la banda organizadora no dejó indiferente a los transeúntes que pasaron por fuera del Bar Popular. De Perilla, fundada en 2009, es un quinteto de guitarras, contrabajo, clarinete y saxofón soprano, que interpreta jazz guachaca y gitano, pero que actualmente busca introducirse en el repertorio chileno y latinoamericano para grabar su primer disco.

“Definitivamente ha habido un auge en este tipo de eventos. En el caso de nuestras jam va cada vez más gente: músicos, bailarines y personas de todas las edades que llegan a mirar y a compartir”, comenta Tapia.

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