Opinión
Los emprendimientos en promedio duran poco (la tasa de mortalidad de emprendimientos en los primeros tres años de vida es del orden del 80%) y, en mi experiencia, una de las grandes causas es que en Chile hay una mala costumbre de no pagar o de pagar extremadamente tarde, una costumbre de chicos y grandes, que se debe tratar de terminar. Hay proyectos y sellos para que grandes empresas paguen a tiempo, pero en un nivel más pequeño esta realidad también afecta el bolsillo de las pymes.
Parece súper impopular, de hecho, hasta fome, escribir en una columna sobre la reforma procesal civil. De todas formas, escribo sobre ella porque creo que es clave para el emprendimiento.
La reforma procesal civil está en el Congreso desde el 2012, y han sido muchos los anuncios relativos a ella. Ya es tiempo de hacerla realidad. Son muchos los efectos que traería actualizar un sistema antiguo, demasiado formal en procedimiento, engorroso, caro y colapsado, pero me quiero concentrar en el efecto sobre el emprendimiento.
Los emprendimientos en promedio duran poco (la tasa de mortalidad de emprendimientos en los primeros tres años de vida es del orden del 80%) y, en mi experiencia, una de las grandes causas es que en Chile hay una mala costumbre de no pagar o de pagar extremadamente tarde, una costumbre de chicos y grandes, que se debe tratar de terminar. Hay proyectos y sellos para que grandes empresas paguen a tiempo, pero en un nivel más pequeño esta realidad también afecta el bolsillo de las pymes.
El sistema judicial civil hoy es de los bancos, empresa de cobranza, clínicas y retail, así incluso lo reconoce el mensaje del proyecto. Estos actores han colapsado el sistema con juicios ejecutivos, por eso la opción de tener un oficial de ejecución que solo verifique requisitos y ordene cumplir, sacando y descongestionando en forma importante las tareas de los jueces civiles, es esencial.
La oralidad, junto con procedimientos monitorios, cortos, donde no se haga un abuso de las excepciones dilatorias (la conocida tinterillada), es un gran avance en tiempos, y esto sumado a cambiar el paradigma de que el impulso es de las partes y que pase al juez, significa mejoras relevantes a un procedimiento acorde a nuestros tiempos y no al que se dictó al promulgar el código de 1903.
La flexibilidad de la libertad probatoria es un elemento que ya hemos visto cómo beneficia otros procesos como el laboral, por ejemplo.
¿Por qué todo esto beneficia a las pymes? Porque hoy demandar es lento, el sistema colapsado demora mucho en siquiera resolver el inicio de un proceso civil, se interponen excepciones de forma abusiva, y para montos pequeños, según el tamaño de cada pyme, a veces es mejor olvidarse de la deuda que contratar un abogado para que la cobre. Un sistema proactivo, oral, expedito, creará y fomentará una cultura del pago a tiempo, ya no será posible no pagar y esperar “a ver si me demandan”, como muchas veces he oído.
La reforma debe ser una prioridad para este Gobierno. Es una arista tal vez no analizada para un Gobierno que pretende que las pymes surjan y puedan dar trabajo, y premiar a los que cumplen.
Paola Cabezas
Abogada
