MERCADOS
Es uno de los “castigados” por la opinión pública a raíz sus dichos, sus recomendaciones a invertir en el extranjero, e incluso por juntarse con el embajador de China. Sin embargo, el ministro de Economía, gracias al buen desempeño de la actividad y su porcentaje de aprobación, no pagó los platos rotos por sus declaraciones y se salvó de estar en el grupo de los primeros despedidos del gabinete de Piñera.
No le cobraron sus torpezas comunicacionales. José Ramón Valente llegó tranquilo al Salón Montt Varas de La Moneda al primer cambio de gabinete del segundo mandato del Presidente Piñera, donde salieron de la foto oficial los titulares de Educación y Cultura, y la ministra de Medio Ambiente Marcela Cubillos fue trasladada al Mineduc.
Valente sonaba como uno de los candidatos a salir del equipo de Gobierno tras sumar, al igual que los ministros que sí dejaron el gabinete, una seguidilla de polémicas declaraciones. Pero en su caso sí se cumplió esa frase de Piñera de que no haría un cambio «por una palabra más o una palabra menos”.
Al parecer, las cifras económicas, sobre todo las del Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec), que revelaron un alza de 4,9% en el crecimiento en doce meses, fueron las que salvaron a Valente de poner su cargo a disposición del Presidente. A las buenas nuevas para la actual administración se suma la última proyección que realizó el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la economía chilena y la caída del desempleo en el Gran Santiago.
Además, según Cadem, el ministro de Economía – quien apareció por primera vez en el sondeo durante julio – tiene un 51% de aprobación y un 43% de rechazo.
Una de las primeras intervenciones de Valente como ministro de Economía fueron en alusión a la salida en esa fecha de la directora del Instituto Nacional de Estadísticas.
En esa oportunidad, el ministro señaló, sin nada de prudencia, que se justificaba la decisión de solicitar la renuncia de Ximena Clark con tal de «devolverle a la institución el prestigio que merece». Esto, olvidándose del Censo de emergencia que tuvo que hacer el primer Gobierno de Piñera.
La poca preparación del ingeniero comercial de la Universidad de Chile en el ámbito público le jugó una mala pasada también en abril. Bajo el contexto del debate de quién se quedaba con el 32% de Nutrien en SQM sin perjudicar al Estado, al ex vicepresidente de Corfo Eduardo Bitran se le apareció como un fantasma el ministro de Economía.
Complicando los ánimos, Valente se reunió en esa fecha con el embajador de China, Xu Bu. El titular de Economía dijo tras la cita que «Chile es un país abierto y cualquier empresa que venga a Chile y que cumpla con la legislación chilena va a ser bienvenida”, declaraciones que parecieron confusas en medio de la polémica con Tianqi.
Ante esto, La Moneda señaló que «probablemente fue un error del ministro Valente recibir al embajador de China, ya que es evidente que ese país buscaba aclarar si existe alguna animadversión en Chile hacia los capitales chinos».
Varios meses después sin «valentecosas» al ministro se le ocurrió recomendar a los inversionistas chilenos trasladar parte de sus platas al exterior. La explicación del secretario de Estado para su consejo financiero es que “no es sano que pongamos todos los huevos en la misma canasta”.
Sus dichos repercutieron tanto en La Moneda, que calificaron la recomendación como una «anécdota», como en la oposición. Para el senador PS Juan Pablo Letelier, los dichos de Valente, “encargado de atraer inversión extranjera al país, son insólitos”. Desde el Frente Amplio también hicieron lo suyo y el diputado de Revolución Democrática, Pablo Vidal, comparó el episodio con la polémica protagonizada por Varela. “De los mismos creadores de “hagan un Bingo…”.
Por su parte, el PPD Ricardo Lagos Weber, haciendo un presagio de los rumores que vendrían después, apuntó a la falta de fiato en el equipo económico del Gobierno. “Creo que las últimas declaraciones del ministro Valente hacen ver los problemas que ha tenido este equipo económico para ponerse de acuerdo (…) quizás ésta es una de las razones de por qué el Gobierno no pueda consensuar en su interior la reforma tributaria que tanto ha anunciado”.
Valente sigue en el gabinete y ahora su desafío es reflejar lo positivo de las cifras, los «tiempos mejores» que prometieron durante la campaña en la sensación de la gente, cuidar sus dichos y medir el impacto de sus juntas. Sólo así evitará protagonizar un nuevo cambio de gabinete en la segunda parte de la administración Piñera.
