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Los desafíos de la hora presente


América Latina vive momentos complicados que, de una u otra manera, comienzan a afectarnos en Chile, como lo demuestra la variación del tipo de cambio en los últimas diez días.



A la crisis económica, social y política de Argentina se suma la realidad de Venezuela, cuyas estructuras democráticas están seriamente amenazadas y con un grave clima de enfrentamiento social. Su vecina Colombia, en tanto, se estremece en medio de una cruenta guerra civil no declarada, en la que se mezclan intereses de grupos subversivos, narcotraficantes y otras organizaciones delictuales.



Brasil, el gigante hemisférico, genera incertidumbre en los inversionistas por su futuro político, ante los resultados que presagian las encuestas para la elección presidencial de octubre próximo. Frente a esta incertidumbre, los inversionistas han comenzado a retirar sus capitales, afectando la economía del país y se ha producido con esto la mayor desvalorización de la moneda brasileña, el real.



Desde Perú hemos conocido las manifestaciones y paros que se efectuaron en los departamentos del sur en contra de la política de privatizaciones del Presidente Toledo, que dejaron un saldo de dos muertos y decenas de heridos, además de provocar una crisis ministerial.



México, finalmente, que aparecía como una nación solvente y de grandes proyecciones, generó la sorpresa mundial al advertir recientemente su ministro de Hacienda que tal solvencia no tiene bases reales y que se requiere de un ajuste inmediato del gasto público, bajo el riesgo de una «argentinización» de su economía.



Este agitado panorama del «barrio» que rodea a Chile no es muy alentador y nuestro país, por muchas fortalezas que pueda exhibir en el manejo de sus cuentas, inevitablemente está expuesto a ser salpicado por los efectos de lo que está sucediendo en América Latina. No hay que olvidar que las economías de los países se encuentran hoy entrelazadas.



De allí que es preciso ser extremadamente prudentes y creativos en nuestras políticas internas, para que Chile siga siendo una excepción en el concierto de países de América Latina, a través del fortalecimiento de aquellos pilares que nos han permitido un crecimiento importante: aranceles bajos y parejos, fomento de las exportaciones a través de un tipo de cambio alto, reglas claras y permanentes en materias de legislación laboral, tributarias y otras.



Pero no todo está referido al campo económico. En el terreno político, también requerimos de un desarrollo que permita superar las viejas rencillas y estructuras de la partitocracia. Sobre este tema, creemos que el ejemplo de países europeos -especialmente Francia, donde una nueva centroderecha ganó con gran mayoría de votos los comicios presidenciales y parlamentarios- constituyen una experiencia válida para una acción que habrá de otorgar la mejor base de sustentación al próximo gobierno, a través de un renovado movimiento de centroderecha.



Estos son, a mi juicio, los desafíos de la hora presente, que hay que asumir con determinación y altura de miras, mirando siempre el bien superior de Chile.



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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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