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Obligaciones urgentes


Tomarse muy en serio lo que está pasando puede ser hasta perjudicial para un buen análisis. Los dimes y diretes -ciertos o inventados- entre personajes que parecen más bien de farándula, puede ser uno de los golpes mas K.O. que llegue a sufrir la ya muy sufrida sociedad chilena.



Hemos pasado desde el espiritismo político -sin que haya un sólo poder del Estado que cumpla con el deber de poner en una Casa de Orates a quien, además, tiene dietas parlamentarias- hasta encarnar en un pseudo-gay toda la podredumbre con la que se mueven los grandes poderes fácticos, habituados a la impunidad por esta mentirosa transición.



¿Creían que era tan fácil llegar a los participantes de las fiestecitas de Spiniak? Pues ahí tienen una muestra para que vayan sabiendo lo que significa meterse con grandes. Una cosa es meter a la cárcel a milicos pobres o que agarraron poco, pero bien otra es entrar en el blindaje de los que navegan en acorazados de dólares.



Si la confianza en las instituciones era baja antes de estos escándalos, imaginemos cual será ahora, cuando el desprestigiado Poder Judicial, después de una lenta y trabajosa recuperación de imagen, vuelve a caer en las mismas que se le conocieron durante la dictadura.



¿Es que alguno de los «institutos» que tiene la derecha para otear en la sociedad que desprecia y explota había previsto esto y por eso se la jugaron tanto para sacar a Nelson Mery?



Lo cierto es que se está abriendo un capítulo bastante mas grande de lo que se ve. También mucho mas peligroso, pues si de usar chicas locas, arribistas y ávidas se trata, entonces se va a abrir una avalancha de extorsiones en esta sociedad que no quiere en modo alguno reconocer su real identidad sexual, su ética verdadera y no la que predican desde altares y púlpitos.



El sauna en cuestión ¿tenía publicidad? ¿La misma que se ve todos los días en los mismos diarios de la derecha? ¿La que ofrece mujeres y hombres para uso sexual de todos los gustos?



Las policías y el Poder Judicial le deben una respuesta inmediata al país, desentrañando esta madeja de extorsiones, demostrando que en Chile -y por las características de quienes han gobernado- impune hay uno solo y que sus amigos no gozan de los mismos derechos.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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