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El legado Pinochet:Persecución a docentes y destrucción de educación pública


Un hito fundacional de la dictadura de Pinochet fue la persecución a las organizaciones de trabajadores. Luego del golpe, concentró sus esfuerzos en disolver a los tres sindicatos más poderosos: la CUT, la Confenats y el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación (SUTE). En reemplazo de éste último y a dedo, el dictador creó en 1974 el Colegio de Profesores, instaló a dirigentes títeres y obligó a los maestros de todo Chile a pagar cotizaciones para financiarlos.



Por ello, a fines de la década del 70, los profesores que luchamos contra Pinochet confluimos en la creación de la Asociación Gremial de Educadores de Chile (Agech). Éste fue un esfuerzo visionario por propiciar la unidad política de los sectores que empujaban al retorno a la democracia y catalizó los procesos de articulación que el país experimentó posteriormente. Del mismo modo, nos permitió al final de la Dictadura quitarle el Colegio de Profesores a Pinochet y recuperarlo como la organización democrática que es hoy.



Esta lucha, sin embargo, nos costó cara. El régimen segó la vida de 103 maestros, que constituyen hoy una huella indeleble en el epitafio de Pinochet. Como una muestra del recuerdo a nuestros mártires y del repudio de los profesores a estos crímenes, sus nombres figuran en una placa a la entrada del edificio del Directorio Nacional, el cual lleva el nombre de uno de ellos, Manuel Guerrero Ceballos, degollado por la Dicomcar en 1985.

Ciertamente, la represión hacia los maestros tenía justificación para la Dictadura, puesto que necesitaba desmantelar la educación pública para llevar a cabo el modelo neoliberal. Esto no sólo se tradujo en que los salarios de los profesores alcanzaran niveles desastrosos, sino que además se produjo un violento descenso del gasto público en educación, el que cayó sin contrapeso, en sólo tres años, a un mínimo histórico en 1975, que alcanzó apenas al 55.4% del nivel exhibido en 1972. Así, al final de los ochenta el gasto fiscal en educación alcanzó nuevamente mínimos históricos que, en comparación con principios de los 70, llegaban apenas a un 64.8%.



La idea de los economistas de Pinochet fue reorientar el gasto en educación hacia la esfera privada y favorecer el negocio. De ahí proviene la preeminencia del lucro por sobre el derecho a la educación y los graves problemas denunciados por el movimiento de los estudiantes secundarios, los cuales no han podido ser resueltos durante los gobiernos de la Concertación.



Los efectos de la dictadura de Pinochet son padecidos por los profesores de Chile hasta hoy, no sólo por las víctimas de su represión, sino por todos aquellos que nos desenvolvemos en el sistema que él impulsó. Por ello, para nosotros, la lucha por una educación pública de calidad y por las transformaciones estructurales constituyen la continuidad natural de lo que hicimos durante la Dictadura, junto a muchos que ahora ya no están, como Manuel Guerrero.



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Darío Vásquez, vicepresidente del Colegio de Profesores.


  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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