Dirigente fundacional de la UDI y actual miembro de la directiva señala que para llegar a ser Gobierno la tienda gremialista debe marcar claramente las diferencias con el oficialismo. También hace un llamado a volver al proyecto político inicial del partido, que a su juicio habría quedado en un segundo lugar durante las dos campañas presidenciales de Joaquín Lavín.
Luego de años manejando los hilos del poder en la UDI desde las sombras, Gabriel Villarroel (abogado, 49 años) apareció ante la opinión pública el mes pasado como vicepresidente de la directiva gremialista encabezada por Hernán Larraín.
Como conocedor de primera línea de la trayectoria de su partido -por ser fundador y miembro de la comisión política desde sus inicios- tiene claro lo que debe hacer su tienda para llegar a ser Gobierno: no transar sus principios y marcar claramente la diferencia entre oposición y Gobierno.
Es conocida su afinidad y cercanía con el anterior timonel, Jovino Novoa, por lo que también se lo agrupa dentro de los "duros" de la UDI. Para muchos, representa una especie de garantía de que no se abandonará el sello que tiene el partido desde sus inicios, en un contexto en el que se esperan cambios hacia una mayor apertura y participación interna.
Gabriel Villarroel -quien es profesor de la Universidad Católica, socio del estudio Alliende, Villarroel, Lecaros y Eguiguren y consejero del Consejo Nacional de Televisión- cree que la campaña de Joaquín Lavín hizo que, por mucho tiempo, el proyecto político de la UDI quedara en un segundo plano. Y hace un llamado a retomarlo.
Para ser alternativa de Gobierno
-¿Cómo analiza el rol opositor que ha desempeñado la Alianza en el Gobierno de Michelle Bachelet?
– Cuando los ciudadanos eligen un Gobierno, implícitamente "eligen" también una oposición, es decir sitúan a un cierto sector como oposición. La Alianza, en este momento, es oposición y debe cumplir el rol que en toda democracia sana corresponde a la oposición. Ese rol consiste en constituirse en alternativa frente al gobierno. En lo que respecta a la UDI, ése es el papel que asumiremos: construir una alternativa. Como para cualquier partido en Chile, es imposible alcanzar solo el gobierno. El constituir una alternativa real exige que sea la Alianza la que se constituya en alternativa, lo que supone que, junto con fortalecerse y perfilarse los partidos, la ciudadanía perciba una acción mancomunada y armónica de la Alianza. Sólo así, la ciudadanía podrá confiar en que la Alianza es capaz de ofrecer un gobierno que funcione con eficacia.
-¿Qué debe hacer la Alianza para capitalizar la crisis que vive el Gobierno de Michelle Bachelet?
-Los partidos de la Alianza, por coincidencia, estuvieron centrados hasta hace muy poco tiempo en un proceso de renovación de sus directivas. Eso supuso en los partidos una mirada hacia adentro. En particular en la UDI, ese proceso implicó el trabajo de centenares de dirigentes a través de un conjunto de comisiones cuyas conclusiones se dieron a conocer y se refrendaron en el Consejo General, en el cual también, junto con elegirse una nueva directiva, se fijaron objetivos y prioridades para la acción política. Tengo la impresión de que los partidos se han fortalecido con estos debates internos y se han preparado para la nueva etapa. En este nueva etapa, para la cual ha sido necesaria toda esta preparación previa, ciertamente se capitalizará la profunda y creciente desilusión de la ciudadanía con el gobierno.
Oposición firme pero sin apellidos
-La UDI tampoco ha ejercido bien la llamada oposición constructiva o propositiva. Hasta ahora las propuestas que se han formulado frente a la educación o la crisis gasífera, por ejemplo, han sido poco consistentes y superficiales.
-La UDI hará oposición. No queremos ponerle apellidos, ni dura ni constructiva. Sólo oposición. El único calificativo que yo personalmente aceptaría ponerle es el de "eficaz". Hacer oposición a veces consistirá en aprobar los proyectos del Gobierno si nos parecen buenos. Otras veces significará presentar proposiciones propias, ya sea en materias en que el Gobierno tenga una proposición como en otros temas que no formen parte de su agenda. En otras significará simplemente oponernos al Gobierno. Haremos oposición de una manera que nos distinga claramente de la Concertación. No estaremos en un permanente diálogo con el Gobierno a propósito de iniciativas legales, lo que sólo confunde nuestra proyecto y al país. Además, eso no será necesario porque la Concertación tiene mayoría en ambas Cámaras y no nos necesita para sacar adelante sus proyectos. Si los proyectos no nos parecen buenos, los votaremos en contra y será el gobierno el que deberá asumir su responsabilidad frente a la ciudadanía.
Relaciones cordiales con RN
-Un aspecto bueno son las buenas relaciones que parecen haber entre RN y la UDI. ¿Cree que la dupla Larraín & Larraín garantiza un buen clima en la Alianza?
-Existe una relación muy fluida entre las directivas de los partidos de la Alianza y esperamos que ésta se profundice. Nosotros, por lo menos, tenemos la mejor disposición. El hecho de que quede un tiempo razonablemente largo para las próximas elecciones ciertamente ayudará a que este proceso permita consolidar las confianzas recíprocas. Desde luego, nuestras relaciones, en este momento, son bastante más cordiales y constructivas que las que existen al interior de la Concertación.
¿Qué pueden hacer como bloque para mejorar las posibilidades de llegar a ser Gobierno?
-El futuro se construye desde el presente. Como bloque, insisto, lo que tenemos que hacer para mejorar las posibilidades de alcanzar el gobierno es hacer la pega que nos corresponde ahora. Ello consiste en hacer una buena oposición para constituir una alternativa real para los ciudadanos. Me parece que lo más perturbador para alcanzar este objetivo es desdibujar nuestro proyecto, tener complejos a la hora de presentarlo o caer en el vértigo de buscar la aprobación o el halago del Gobierno o de la Concertación. El país debe percibir que hay Gobierno y oposición. Por eso, seremos enérgicos para denunciar la acción oportunista y confundidora de quienes, siendo de la Concertación, pretenden también hacer oposición, como si no hubiesen sido parte de los problemas que se arrastran sin solución por ya tres gobiernos sucesivos.
Cuando gobierno y oposición se confunden se deja a la ciudadanía sin alternativas reales. En vez de ver un gobierno y frente a él una oposición se ve a sí misma a un lado y tiene al frente a todos los políticos juntos, como si éstos constituyeran una casta.
-¿A su juicio, la UDI ha ganado o perdido terreno respecto de RN?
-No tenemos cómo medir si la UDI ha ganado o perdido terreno frente a RN. Además, por lo menos para nosotros no es importante. Estamos avocados a construir una alternativa junto a RN y no al frente de ella. Nosotros estamos muy satisfechos con nuestro respaldo ciudadano que nos ha permitido ser el partido más grande del país. Ya habrá elecciones en que nos mediremos no sólo con RN sino que también con todos los demás partidos, pero falta para eso. Hay desafíos mucho más inmediatos que ocupan nuestras prioridades.
La defensa de los principios
-Usted dijo que la UDI se postergó en aras de la candidatura de Lavín en el sentido doctrinario. ¿Específicamente qué cosas postergó?
-Lo que he dicho es que Lavín estuvo a punto de alcanzar la presidencia. Para lograrla debía conquistar más de la mitad del país. En ese momento, el proyecto político particular de la UDI quedó en un segundo plano porque todos entregamos nuestras mejores energías al éxito de Lavín. Obviamente, alcanzar la presidencia impone conseguir la adhesión de la mayoría, lo que nunca será el objetivo de un partido. La UDI se postergó en el sentido que, en vez de buscar su propio perfilamiento, colaboró en el éxito de una empresa mayor. Esa empresa no fue coronada con el triunfo y las circunstancias actuales exigen, para que estemos en condiciones de contribuir al éxito de la Alianza, que la UDI haga un aporte de otro tipo. Estimamos que la mejor manera de hacer ahora nuestro aporte consiste en destacar nuestra solidez doctrinaria, la seriedad de nuestro estilo y la claridad, consistencia y previsibilidad de nuestro mensaje y de nuestra acción.
-Hace un tiempo hubo un debate al interior de su partido sobre la pérdida de la línea histórica o fundacional de la UDI y algunas personas criticaron la campaña light de Lavín. ¿Cómo puede la UDI ganar votos sin dejar de lado sus principios?
-Los principios, como es obvio, nunca pueden abandonarse por alcanzar más votos. En caso contrario dejarían de ser principios. En mi opinión nuestros principios jamás han constituido un lastre electoral. Prueba de ello es que, sin haber traicionado jamás esos principios, hemos llegado a ser el partido más votado de Chile. Hemos sido consistentes y, además, exitosos. De manera que no espere ud. cambios en ese rumbo.
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