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The Economist critica medidas del gobierno en la Araucanía y las califica como «simples paliativos»

“Podrían ayudar un poco, pero es poco probable que pongan fin al conflicto, que data de finales del siglo XIX, cuando el Estado chileno finalmente domesticó La Araucanía —algo en que los colonos españoles fracasaron por 200 años—, rodeó a los mapuches y vendió sus tierras a los colonos europeos”, sostiene el semanario.


The Economist, semanario británico que acostumbra comentar la actualidad de Chile y Latinoamérica, dedicó algunas de sus páginas a la situación de La Araucanía.

En un artículo titulado «Infeliz año nuevo», la publicación desmenuza la situación de violencia que se vive en la zona del denominado conflicto mapuche, sobre todo después del atentado incendiario que costó la vida al empresario agrícola Werner Luchsinger y su esposa, Vivianne McKay, y no duda en criticar las medidas adoptadas por la administración de Sebastián Piñera para enfrentar la situación.

Para The Economist, se trata de una problemática que se ha prolongado en el tiempo para la cual no se vislumbra una solución a corto plazo. “La violencia en La Araucanía tiene una tendencia a disiparse tan pronto como estalla y no sería una sorpresa que la región vuelva a una relativa calma dentro de unas pocas semanas”, sostiene, agregando que “el conflicto subyacente entre el Estado chileno y los habitantes originarios del país tardará mucho más tiempo en resolverse”.

También relata el ataque en Vilcún, aunque no sin ponerlo en el contexto de la conmemoración, un día antes, del quinto aniversario de la muerte de Matías Catrileo, hecho que, según plantea, también podría haber sido el gatillante de otros episodios con fatales consecuencias. “En la madrugada del 4 de enero, un grupo de unos 20 asaltantes encapuchados rodearon la casa rural de Werner Luchsinger, un terrateniente muy conocido y agricultor y la incendiaron. Luchsinger, de 74 años, y su esposa fueron quemados vivos”.

Y agrega que Catrileo cayó “a tiros por la policía mientras invadía tierras privadas que según él habían pertenecido históricamente a sus antepasados (…) Cuatro años más tarde, siete bomberos murieron mientras trataban de extinguir un incendio forestal, que según el gobierno fue iniciado deliberadamente, posiblemente por la Coordinadora Arauco-Malleco”.

Respecto a las gestiones del Ejecutivo, relata que Piñera viajó a la zona para entregar su apoyo y anunciar medidas, que se suman a otras respecto a las demandas de la etnia mapuche y que a su parecer han resultado insuficientes. Estas, sostiene, “se han centrado en la redistribución de tierras», con lo que se ha obtenido sólo un «éxito parcial». Y enfatiza que «los críticos dicen que a veces —el Estado— ha recompensado a os que abogan por la violencia y concedió tierras a grupos que no pueden cultivarla productivamente».

El diagnóstico de The Economist es oscuro y plantea que las medidas del gobierno son simples paliativos. «Podrían ayudar un poco, pero es poco probable que pongan fin al conflicto, que data de finales del siglo XIX, cuando el Estado chileno finalmente domesticó La Araucanía —algo en que los colonos españoles fracasaron por 200 años— rodeó a los mapuches y vendió sus tierras a los colonos europeos», concluye.

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