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La trastienda de desconfianzas mutuas en los coqueteos de ME-O con la Concertación Viabilidad de avanzar en diálogo no verá la luz hasta marzo

La trastienda de desconfianzas mutuas en los coqueteos de ME-O con la Concertación

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Después de su renuncia al Partido Socialista, el año 2009, y de cara a la segunda vuelta presidencial, Marco Enríquez-Ominami no llamó a votar por Eduardo Frei –como muchos esperaban– sino que se refirió a él despectivamente como “el candidato del 29 %”. Esa es sólo una de las escenas que envuelven la historia entre el candidato del PRO con la oposición; ripio que debe ser soplado antes de definir el camino hacia las presidenciales.


Dicen que ‘el tiempo cura las heridas’ y también que ‘la necesidad tiene cara de hereje’, pero es complejo que tales premisas estén cerca de hacerse realidad en estos días en los diálogos políticos del PRO y la Concertación para acercar posiciones con miras a las primarias parlamentarias y presidenciales del 30 de junio. Hay una tensa historia entre el presidenciable del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami y el bloque del arco iris, que de trasfondo tiene instalada una desconfianza mutua, que debe ser superada para llegar a buen puerto.

Con el receso veraniego, casi toda la agenda política está a media máquina por estos días, pero así y todo las últimas semanas el PRO tuvo varios contactos, primero con el PPD y los radicales, a los que a fines de la semana pasada, el viernes 8 de febrero, se sumó el PS, por iniciativa de su timonel Osvaldo Andrade que mandó una carta formal al Partido Progresista invitándolos a conversar.

El tema en cada cita es uno solo. Tratar de sumar las fuerzas de la oposición, a nivel programático y electoral para la posibilidad que todos confluyan en las primarias del 30 de junio, tanto para definir los candidatos parlamentarios como las presidenciales. Pero las piedras de tope para ello son varias: sólo en términos programáticos se puede mencionar una nueva Constitución, la asamblea constituyente, educación pública gratuita y de calidad, permitir el aborto e HidroAysén.

Además, está pendiente una reunión con la directiva del PC, que quedó para marzo debido a las vacaciones de sus dirigentes y un encuentro con la DC, que aún no se produce, pero que ya sacó chispas. El PRO había invitado a la falange a reunirse ayer a las 10:30 horas, cita que fue desechada con el argumento que el tema debe ser analizado previamente por la mesa directiva, la que volverá a juntarse el 1 de marzo.

El timonel (s) de la DC, Fuad Chaín, dijo que tras ese análisis, la idea es proponer al PRO una reunión para la primera semana del 4 al 8 de marzo. Agregó que la falange está disponible para “un esfuerzo colectivo” pero “no para el proyecto personal de Marcos” y consideró que no se puede iniciar un diálogo “con un catálogo de condiciones previas”.

Desde el PRO, su presidenta Patricia Morales, ya salió a la palestra asegurando que “no es una buena señal lo que hizo la DC. El presidente Ignacio Walker se juntó varias veces el año pasado con Carlos Larraín de RN sin pedirle permiso a nadie”. Agregó que aquí hay falta de disposición de la DC, que tienen la misma actitud del 2009 y que el problema para ellos es que de fondo está en juego “la instalación de una mayoría progresista en el país”.

En el PRO —partido que proclamó a MEO hace cuatro meses— reconocen la “desconfianza” hacia la Concertación y dudan de su “voluntad real” de querer realizar primarias para definir los candidatos, especialmente los parlamentarios.

Es más, creen que la falange abiertamente no quiere su incorporación a la primaria del 30 de junio, porque sería el partido más perjudicado ya que el PRO sumaría fuerzas con el PS, PPD, Radicales y el MAS de Alejandro Navarro en más de una zona del país, lo que pone en peligro a algunas figuras emblemáticas de la falange de perder su escaño parlamentario.

En términos presidenciales, reconocen que Bachelet gana, pero Enríquez-Ominami queda en segundo lugar y con ello, ven que a la DC le incomoda que su presidenciable Claudio Orrego quede en un cuarto lugar, porque los deja políticamente disminuidos para negociar su posición en un futuro gobierno.

En el entorno de MEO consideran que Michelle Bachelet “solo ha mandado a sus voceros” y que en el fondo le preocupa la “libertad política” que tiene Enríquez-Ominami, que cuenta con partido propio y la puede emplazar en materia programática, donde la ex Presidenta está amarrada, precisamente por uno de los históricos de la Concertación: la DC.

La otra vereda

Las últimas semanas los timoneles de la Concertación han intercambiado telefonazos analizando precisamente la viabilidad de un diálogo con Enríquez-Ominami.

[cita]El tema en cada cita es uno sólo. Tratar de sumar las fuerzas de la oposición, a nivel programático y electoral para la posibilidad que todos confluyan en las primarias del 30 de junio, tanto para definir los candidatos parlamentarios como las presidenciales. Pero las piedras de tope para ello son varias: sólo en términos programáticos se puede mencionar una nueva Constitución, la asamblea constituyente, educación pública gratuita y de calidad, permitir el aborto e HidroAysén. [/cita]

Reconocen que es transversal en la Concertación el temor que el objetivo de fondo del PRO y ME-O para querer dialogar ahora tenga su razón de ser en la búsqueda de una justificación para dar “el portazo” y así tener argumentos públicos para vestir su negativa a someterse a las primarias presidenciales del 30 de junio, en las que se enfrentarán hasta ahora José Antonio Gómez (PR), Orrego (DC), Andrés Velasco y Bachelet.

Ello, porque consideran que la ganancia electoral de MEO está precisamente en correr por el costado, ser el “outsider” de la oposición y así, desde una mirada progresista, criticar los errores pasados de la Concertación. Por lo mismo, precisan que deben andar con pies de plomos para “no pisar el palito y regalarle en bandeja” la posibilidad de victimizarse mediáticamente, argumentando la nula voluntad de participación de las cúpulas de la Concertación.

En este contexto, hay que considerar un detalle no menor. Hace unos meses, Bachelet mandó la señal a su entorno en Santiago de hacer “todos los esfuerzos necesarios” para incorporar a Enríquez-Ominami a las primarias. Dicen que en base a ese mandato que algunos, como Andrade, se han reunido con el PRO para “generar el mejor terreno político posible en la oposición para las primarias”.

Los resultados son dudosos eso sí y hay pocas expectativas que lleguen a buen puerto, aunque vieron una pequeña señal. De la reunión del viernes 8 del PS con la directiva del PRO, se tomó nota de la frase pública de dicho partido que habló “de primarias para todos los cargos”, lo que a ojos de la Concertación deja en “jaque” a ME-O, porque si se habla de todos los cargos “eso incluye la presidencial”.

La sombra

Razones de ambos lados para desconfiar sobra y hoy el fantasma del 2009 los persigue. En enero de ese año, ME-O anunció su intención de postular a La Moneda, luego que José Miguel Insulza dejara con los crespos hechos al PS. La Concertación había acordado una fórmula bien particular de primarias, escalonadas, por grupos de regiones, con un calendario de fechas distintas.

La DC postuló a Eduardo Frei Ruiz-Tagle y los radicales a Gómez, mientras que MEO quedó fuera de la competencia, ya que el plazo de inscripción se había vencido el 26 de enero. La primera fecha de primarias fue el domingo 5 de abril en las regiones de O’Higgins y el Maule.

Había un punto no menor. Se acordó que si en alguna de las elecciones uno de los abanderados ganaba al otro por 20% o más, las siguientes fechas se cancelaban y en ese instante se proclamaba al candidato único de la Concertación. Eso mismo fue lo que sucedió ese 5 de abril: los primeros resultados daban una ventaja a Frei, pero no la suficiente para llegar al umbral del 20 %, pero pasadas las 21:00 se dio un cómputo oficial que le otorgó el triunfo con un 64,06 %.

Ahí mismo se proclamó a Frei como candidato único, escenario donde se generó una bochornosa escena, que para muchos reflejó el momento más oscuro y la señal más clara de la debacle en la Concertación. El entonces timonel PS, Camilo Escalona, increpó a Gómez, acusándolo de querer dividir al oficialismo con su candidatura, altercado que fue registrado por las cámaras de TV que difundían los empujones e insultos mutuos detrás de un incómodo Frei.

En esos meses, Enríquez-Ominami planteó la idea de realizar una nueva primaria —de tipo refundacional— para enfrentarse a Frei, lo que no fue aceptado por la DC. Su partido, el PS se alineó con la falange y Escalona puso más aliño a la tensión ninguneándolo públicamente tratándolo de “marquito”.

Finalmente, Enríquez-Ominami renunció al PS en junio del 2009. En primera vuelta sacó el 20 % y para la segunda vuelta del 17 de enero, no llamó a votar por Frei, sino que habló despectivamente del “candidato del 29 %”.

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