“Mens sana in corpore sano” decían los antiguos romanos, esto es “mente sana en cuerpo sano”. Esta frase –cuyo sentido original no es el que le atribuimos hoy-, se ha transformado en un cliché lamentablemente vacío. Socialmente e históricamente hemos entendido que en esta frase se expresa la idea de que el desarrollo intelectual y espiritual debe estar en equilibrio con el desarrollo físico y corporal.
La cultura del cuerpo no se agota en el ejercicio deportivo para la alta competición, como tampoco en el plano estético ni en el hedonismo físico, sino que supone una vida sana y saludable, hábitos alimenticios correctos, pero sobre todo saber que hay acciones que pueden dañar cuerpo y mente y que deben ser evitadas.
Una verdadera cultura del cuerpo, por ejemplo, rechaza el consumo de drogas, de alcohol, que no solo dañan a la persona, sino que incluso le impiden el correcto control de su corporalidad. Una verdadera cultura del cuerpo supone control del mismo y conciencia de sus limitaciones.
Desde este punto de vista, el cultivo del cuerpo, la Educación Física, es una tarea profundamente humanista y, en consecuencia, eliminarla del currículum de Tercero y Cuarto Medio es un atentado a las Humanidades, así con mayúscula.
Un país que tiene altos porcentajes de población obesa, así como altos índices de consumo de drogas en su población escolar, no puede darse el irresponsable lujo de eliminar Educación Física de ningún nivel de enseñanza.
Hay al menos dos materias que no pueden desaparecer de la formación de nuestros jóvenes y niños: la formación artística y la Educación Física. Los valores que ella cultiva, de dedicación, empeño, perseverancia, alegría por los logros obtenidos, conocimiento de sí mismo y valoración de las propias aptitudes, así como conciencia de las propias limitaciones, el compañerismo y el trabajo coordinado en equipo son difíciles de obtener de modo tan completo e integral en el estudio de otras materias.
Tanto la formación artística como la Educación Física, inculcan disciplina y rigor en la búsqueda de las metas deseadas, y esos hábitos son claves para el desempeño de una persona en cualquier ámbito. No son asignaturas prescindibles.
Eliminar el ramo obligatorio de Educación Física es renunciar a la formación integral de nuestros jóvenes, lo que desde todo punto de vista es una insensatez. Me parece una paradoja que la supresión de la asignatura de Educación Física sea una medida tan contradictoria respecto de uno de los programas más emblemáticos del gobierno, como es “Elige Vivir Sano”, del Ministerio de Desarrollo Social y Familia. Si usted entra a su sitio web, y revisa los distintos programas que allí figuran, quedará desconcertado.
Mientras el Consejo Nacional de Educación dictamina eliminar Educación Física como ramo obligatorio, el Ministerio del Deporte elabora un “Programa de Promoción de Actividad Física y Deporte”. Es para quedar perplejo verdaderamente.