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Profesionales del futuro Opinión

Profesionales del futuro

Gastón Ramos
Por : Gastón Ramos Director de Empleabilidad y Vinculación con el Medio Duoc UC
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Mucho se ha hablado de los trabajos del futuro, de los que desaparecerán, los que se crearán o sobre qué tan distintos serán a los que hay hoy en día. Es un tema más que relevante para quienes piensan estudiar una carrera, quienes ya están estudiando o quienes mediante planes de reconversión laboral buscan adquirir ciertas competencias y conocimientos para adaptarse a estos “cambios del futuro” que ya llegaron a sus puestos de trabajo. Pero, ¿son los trabajos del futuro la principal preocupación? Me inclino porque no; sino más bien por los “profesionales del futuro”.

Pretender resolver las interrogantes de qué tipo de trabajos existirá el día de mañana parece una carrera perdida. El dinamismo en la tecnología y modelos de negocios hacen cada vez más difícil predecir lo que vendrá más allá de temas relativamente obvios, pero donde parece haber cierto consenso es en que las personas que no sean capaces de adaptarse, complementarse y convivir con esos cambios, no serán elegibles para un “trabajo del futuro”, sea cual sea éste.

Los “trabajos del futuro” necesitan “profesionales del futuro”, y esos profesionales deben formarse en el presente, por lo que la visión de las instituciones de educación debe ser aún más aguda en qué enseñar y cómo hacerlo, para así formar personas que aporten al desarrollo y puedan desenvolverse con éxito en el mundo laboral en cinco, diez o cincuenta años más.

Formar “profesionales del futuro” es formar personas con una mirada integral, rescatando aquellos elementos que nos hacen más humanos, esos que no se automatizan ni programan en un algoritmo. Formar “profesionales del futuro” es formar profesionales con capacidad de adaptarse y convivir con el cambio permanente, con una mirada crítica de las cosas, creativos y capaces de trabajar en equipos multidisciplinarios y diversos.

El foco en la formación integral de la persona pareciera entonces ser la clave. Una formación que va más allá de un paquete de conocimientos disciplinares asociados a una carrera específica, sino que busca, entre otras cosas, formar personas que desarrollen sus competencias y habilidades, conectadas con el entorno y que sean capaces de resolver colaborativamente problemáticas reales. Apostar por una formación integral es complejo y denota un desafío enorme para las instituciones, las obliga a estar en constante cambio, ser innovadoras, estrechamente vinculadas con el medio e incorporando estrategias pedagógicas disruptivas que se adapten a la nueva forma de ver y relacionarse con el mundo.

Sin una formación integral que potencie las competencias transversales o de empleabilidad, de poco servirá saber cuáles serán los trabajos del futuro, pues no tendremos quién los desarrolle.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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