El ranking elaborado por Migration Policy Group (MPG) y el Centre for Internacional Affairs de Barcelona (CIDOB) -que mide a 52 naciones- calificó a Chile en la categoría “migración en el papel”, es decir, los inmigrantes gozan de derechos básicos, pero no de igualdad de oportunidades.
Pese a haber mejorado su desempeño en los últimos cinco años en materia de políticas migratorias, Chile aún está lejos de los países desarrollados e incluso de algunos latinoamericanos. Así lo mostraron los resultados obtenidos en el Índice MIPEX, que analiza las regulaciones para la integración de migrantes en 52 naciones de los cinco continentes y que se entregaron tras aprobarse en el Congreso la nueva Ley de Migración y Extranjería.
Nuestro país se ubicó en el lugar número 22 del ranking elaborado por Migration Policy Group (MPG), el Centre for Internacional Affairs de Barcelona (CIDOB) y con datos aportados en Chile por la Universidad Autónoma. Así, fue superado en América Latina por Brasil y Argentina.
“El índice -que se estructura en base a la revisión de las regulaciones en políticas migratorias vigentes en cada país- sirve para evaluar y comparar lo que están haciendo los gobiernos para promover la integración de los migrantes”, explica la directora de la sede Santiago de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma e investigadora asociada de MIPEX, Ingrid Díaz.
El ranking usa un conjunto de indicadores que cubren ocho áreas de políticas que se han diseñado para comparar las leyes y políticas actuales: movilidad del mercado del trabajo; salud; residencia permanente; antidiscriminación; reunificación familiar; educación; participación política y acceso a la nacionalidad.
A todas ellas se les adjudica un puntaje de 1 a 100, dependiendo del enfoque del país para la integración en 3 dimensiones: Derechos básicos: ¿Pueden los inmigrantes disfrutar de derechos comparables como nacionales en temas como igualdad de derechos al trabajo, la formación, la salud y la no discriminación; Igualdad de oportunidades: ¿Pueden los inmigrantes recibir apoyo para disfrutar de oportunidades comparables como nacionales? Por ejemplo, apoyo específico en educación, salud y participación política; y Futuro seguro: ¿Pueden los inmigrantes establecerse a largo plazo y sentirse seguros sobre su futuro en el país (la reunificación familiar, la residencia permanente y el acceso a la nacionalidad).
De acuerdo a estos parámetros, Chile logró una puntuación general de 53, quedando clasificado en la categoría denominada “Inmigración en el papel”, es decir, aunque los inmigrantes disfrutan de regulaciones favorables, a mitad de camino, surgen grandes obstáculos en ámbitos como el acceso al mercado del trabajo o a la educación superior, entre otras.
“Las políticas locales alientan al público a ver a los inmigrantes como iguales. En cambio, a nivel internacional, los ´top ten’ del MIPEX los tratan no sólo como iguales, sino también como vecinos y ciudadanos potenciales, e invierten en integración como un proceso bidireccional para la sociedad”, destaca Ingrid Díaz.
Los inmigrantes se han beneficiado de varias mejoras recientes en Chile que permitieron incrementar en +3 puntos el MIPEX en los últimos cinco años. Estos cambios se produjeron en las áreas de acceso a la salud y participación política, mediante la implementación de cambios legislativos. En los otros indicadores, no hubo variaciones significativas.
En salud, por ejemplo, antes sólo podían acceder a la atención de urgencia. Ahora pueden ingresar a la red pública solo acreditando domicilio en el centro de salud de la comuna en la que reside y con una declaración de carencia de recursos.
En participación política, en tanto, los migrantes con permanencia definitiva, pueden votar y militar en partidos políticos, pero no se les permite presentarse a cargos públicos, ni tampoco tienen acceso libre al mercado de trabajo en el sector público.
“Si bien en ciertas áreas el país supera los 70 puntos (salud, residencia permanente, ley antidiscriminación), aún en esas, también es necesario mejorar en la difusión, capacitación y coordinación de los diversos actores para avanzar en la creación de una verdadera cultura antidiscriminación y una efectiva protección en la práctica de los derechos de las personas migrantes”, agrega Ingrid Díaz.
La académica, destaca además la incorporación de ciertas acciones en el Plan Nacional de Derechos Humanos para garantizar protección y apoyo en casos de discriminación por motivos de raza/etnia, religión y nacionalidad. “Sin embargo, se encuentra aún en desarrollo y con un bajo porcentaje de cumplimiento debido a la suspensión de su implementación debido a la pandemia sanitaria”, aclara.
También hay buen desempeño en indicadores como obtención de la residencia permanente -donde Chile entra en el top 10- ya que los inmigrantes con ingresos suficientes del trabajo pueden convertirse en residentes permanentes después de solo dos años; y en acceso a la nacionalidad, aunque todavía hay aspectos que mejorar.
Los puntajes más bajos los registró Chile en movilidad del mercado del trabajo y en educación. Los inmigrantes se enfrentan a restricciones para obtener empleo y no existen planes nacionales general o específico para mejorar sus habilidades y perspectivas de trabajo. En educación, el foco de integración ha sido la educación parvularia y básica obligatoria, pero se observan obstáculos para acceder a apoyo financiero de estudios de nivel superior, entre otros.