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Cada estudiante importa en Chile Opinión

Cada estudiante importa en Chile

Mel Ainscow e Ignacio Calderón
Por : Mel Ainscow e Ignacio Calderón Ainscow es Catedrático de Educación en la University of Glasgow, Profesor Emérito en la University of Manchester (UK) y Profesor adjunto en la Queensland University of Technology (Australia). 2. Calderón es Profesor Titular en el departamento de Teoría e Historia de la Educación y M.I.D.E. de la Universidad de Málaga.
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Los recientes cambios políticos en Chile brindan un momento histórico para la reforma educativa. Más específicamente, brindan una oportunidad única para cambiar un sistema educativo que beneficia a algunos estudiantes a expensas de otros. El objetivo debe ser desarrollar escuelas donde todos los alumnos y alumnas importen por igual.

Entonces, ¿qué acciones se necesitan para abordar esta agenda? ¿Cómo puede el sistema educativo chileno —al igual que otros muchos sistemas alrededor del mundo— avanzar en una dirección más equitativa?

Utilizar el potencial sin explotar

Durante el último año hemos desarrollado un programa de Investigación-Acción Colaborativa con ocho escuelas chilenas. Esta experiencia ha arrojado luz sobre el potencial sin explotar que existe dentro del sistema educativo. Sobre la base de lo que hemos aprendido, destacamos cinco acciones que emergen de los talleres y conversaciones desarrollados, Y que podrían contribuir a utilizar este potencial para hacer avanzar las prácticas:

Acción 1: Invertir en el aprendizaje profesional de los docentes

Algo que hemos visto muy claramente es el deseo que los profesionales manifiestan por seguir aprendiendo para mejorar sus prácticas. De hecho, la oportunidad de avanzar en sus propios trabajos con el acompañamiento de otros establecimientos y de un equipo de facilitadores ha mostrado los saberes que ya tienen las escuelas y cómo éstos pueden ser utilizados de forma más efectiva. 

Por ejemplo, una docente comentó sobre uno de los trabajos desarrollados por otra escuela que participaba en el programa de investigación-acción: “Me impresiona el avance que se observa en esa escuela. Ya el hecho de cambiar estructuras físicas (en el establecimiento) implica una apertura mental importante. Este avance es una muy buena oportunidad para nuestros jóvenes hoy día en Chile, que necesitan muchas más oportunidades”.

Acción 2: Animar a las escuelas a desarrollar sus propias estrategias de mejora

Nuestra investigación en otras partes del mundo sugiere que las escuelas tienen más conocimiento del que utilizan. Esto significa que hay un potencial desaprovechado para la mejora. 

Políticas públicas que pongan en valor estos saberes profesionales son esenciales para construir respuestas más inclusivas. 

“Nos hemos dado cuenta de que muchas estrategias que se han mencionado en el programa, en nuestro colegio ya las aplicamos. Lo que nos queda como lección es que tenemos que perfeccionar o ampliar algunos de nuestros planes con el fin de beneficiar aún más a todos nuestros estudiantes”.

“Hemos comenzado a visibilizar de manera consciente a todos nuestros estudiantes, incluidos los que eran invisibles. Y hemos aprendido a fomentar una cultura inclusiva, que incorpora elementos pedagógicos, sociales y laborales. Esto implica una reformulación de nuestro proyecto educativo institucional”.

Acción 3: Coordinar la cooperación entre las escuelas

Ninguna escuela puede responder a los desafíos que afronta por sí sola. Mejorar los resultados de todos sus estudiantes requiere trabajar con otras escuelas. Esto apunta a la necesidad de cuestionar las formas en que las políticas neoliberales en Chile han hecho que las escuelas compitan entre sí. Durante nuestro trabajo con las escuelas del proyecto, algunos de los docentes pudieron desafiar su propia política de admisión de estudiantes gracias al trabajo cooperativo con otros establecimientos.

La descarnada desigualdad que vive el alumnado en el sistema educativo chileno requiere desafiar las políticas de privatización y competencia generadas durante décadas. Lo que ahora se necesita es un trabajo cooperativo entre escuelas, y más allá de ellas.

Acción 4: Involucrar a la comunidad en general

Junto al valor de los saberes profesionales del profesorado, las familias y el alumnado son actores clave para comprender, analizar y transformar lo que sucede en las escuelas. Esto significa que hay que redoblar esfuerzos para promover la democracia escolar, y hacer que todas las voces cuenten en la gobernanza de las escuelas, especialmente las de quienes están en desventaja. Un buen ejemplo lo manifestó uno de los docentes:

“Es importante involucrar a todos los integrantes de la comunidad educativa, pero creemos que para cumplir nuestro objetivo enfocado en evitar la deserción escolar tenemos que involucrar aún más a las instituciones deportivas, juveniles y sociales”.

Acción 5: Formular políticas nacionales basadas en los principios de inclusión y equidad

A través del trabajo con docentes en Chile hemos podido observar las limitaciones estructurales que afrontan las escuelas para promover mejoras que permitan a todo el alumnado aprender, participar y progresar. Las políticas educativas nacionales tienen que equilibrar una balanza que ha estado dejada en manos del mercado. Por otra parte, los docentes necesitan tiempo que dedicar al trabajo colaborativo, y a construir un proyecto educativo coherente que incluya a toda la comunidad, para lo que se necesita formación, recursos y apoyo institucional. 

Esto significa que las políticas educativas en los niveles nacional, de centro y de aula tienen que conducir a los mismos propósitos: a democratizar las escuelas; a extender el derecho a la educación a toda la ciudadanía, sin excepción; y a convertir las escuelas en espacios dinamizadores de una sociedad más justa. Porque una escuela inclusiva es el germen de una sociedad inclusiva. Como comentaba una docente: “Las políticas proponen la inclusión, pero cuando los niños terminan este proceso de inclusión, cuando van a ser evaluados, son procesos tan estandarizados que no se vive esa inclusión, por esa política de estandarización”.

Otra docente, que trabaja con un grupo de 20 escuelas, añadió: “Queremos que la inclusión no sea solo un programa. Nuestra intención es crear una política comunal articulando inclusión y convivencia.”

Avanzando

La política nacional actual en Chile, con su énfasis en las fuerzas del mercado, ha llevado a una realidad de ganadores y perdedores. Si bien esto podría verse como aceptable entre centros comerciales, es desastroso en lo que respecta a muchos niños y jóvenes.

El desarrollo de escuelas inclusivas requiere un esfuerzo colectivo de los docentes, las familias y la comunidad en general para que funcione plenamente. Esto requiere un sentido claro de lo que se pretende. En particular, los términos “inclusión” y “equidad” deben definirse de una manera que una a todos los que deben participar. Esta definición proporcionada por la Unesco es particularmente útil porque evita el uso de jergas: “Todos los alumnos importan e importan por igual”.

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